Arte de la ensoñación

Vivir como sólo quien sabe ser libre puede hacerlo.
Consumir el tiempo, las horas, los minutos,
embriagado hasta lo más profundo por la vida.
Ser siempre distinto y evitar en lo posible el tedio.
Dar a cada nuevo día un sentido pleno
y magnífico a las cosas
y seguir las pulsiones frenéticas del corazón.
Mirar solamente al cielo cuando esplenda.
Dejar de ser tan tremendista.
Esforzarse en el arte ambiguo de la ensoñación.

Vicente Muñoz