El cuento
de siempre
Decía el cuento que me contaban de pequeña: Érase una vez
un reino muy grande donde vivían felices unos reyes muy
poderosos y ricos, una princesa y un príncipe alto y guapo. La
princesa se casaba con un caballero muy apuesto y muy importante,
diestro en la caza y el deporte. Eran felices. Veraneaban en una
playa muy grande y limpia, y dormían en enormes alcobas sobre
camas con sábanas de raso. Una criada de la Corte les preparaba
y servía el desayuno, y limpiaba y planchaba su ropa sucia.
Resulta curioso. He crecido y el cuento aún no ha cambiado.
Itza, 6 de Septiembre de
1997