Es frecuente pensar que estamos en lo definitivo, que lo pasado ha sido sólo una preparación para nuestro presente y que lo futuro será  sólo nuestra justificación.
Un ejemplo concreto: la civilización española, desde la salida de los  árabes, lleva sólo unos cinco siglos, tres menos que la civilización arábiga con su maravilloso califato de Córdoba y su poesía maravillosa. Y sin embargo, creemos, con vago convencimiento, que todo aquello no fue más que una justificación de ruinas para turistas de hoy y diccionarios para permanentes filólogos.
No, pensemos con toda honradez que los hombres somos sólo transeúntes sucesivos, eslabones que el nacer encadena y desencadena el morir; y que nuestra mayor grandeza y nuestra mejor hermosura son ese transitarnos y ese sucedernos, olas cambiantes que somos del agua viva de la vida que corre sin parar.

Juan Ramón Jiménez, Ideolojía (1897-1957). Metamorfosis, IV,
Barcelona, Anthropos, 1990.