La Ilusión de una tecnología neutral

La mayor parte de los norteamericanos, de izquierda, centro o derecha, dirán que la tecnología es neutral, que cualquier tecnología es meramente un instrumento benigno, una herramienta, y que según cuáles sean las manos en las que caiga podrá ser utilizada de un modo o de otro. No hay nada que impida que una tecnología sea utilizada bien o mal; nada intrínseco en la tecnología misma o en las circunstancias de su predominio que pueda predeterminar su utilización, su control o sus efectos sobre las vidas humanas individuales o sobre las formas políticas o sociales que nos rodean.
Este alegato plantea que la televisión es meramente una ventana o un conducto a través del cuál cualquier percepción, cualquier posición o realidad puede pasar. Tiene entonces la potencialidad de ilustrar a la gente que la mira y es también potencialmente útill a los procesos democráticos.
Será el punto central de este libro el mostrar que ese supuesto acerca de la televisión como sucede con otras tecnologías, es totalmente equivocado. Si usted acepta el principio de un ejército -un conjunto de tecnologías militares y gente capaz de operarlas- todos reunidos por el propósito de luchar, sobrepasar en poder a otros, matar y ganar, es entonces obvio que los supervisores de los ejércitos serán la clase de gente que desea luchar, sobrepasar en poder a otros, matar y ganar, es entonces obvio que los supervisores de los ejércitos serán la clase de gente que desea luchar, sobrepasar en poder a otros, matar y ganar, y que sirven para cumplir con esos deberes: es decir, generales. El hecho de los generales, entonces, se puede predecir desde la creación de los ejércitos. El tipo de generales que surgirán, también está predeterminado. Los generales humanistas, amantes y pacifistas, aunque puedan haber existido de tiempo en tiempo son extremadamente raros en los ejércitos. Es inútil pretender que tengamos más de ellos.
Si usted acepta la existencia de automóviles, usted también acepta la existencia de caminos que atraviesan el paisaje, petróleo para hacerlos andar, e instituciones enormes que se ocupen de buscar el petróleo, extraerlo y distribuirlo. Además usted aceptará un estilo de vida acelerado y el movímiento de los seres humanos a través del terreno a velocidades que le harán imposible prestar atención a cualquier cosa que crezca allí. Los seres humanos que utilizan autos se sientan en posiciones fijas durante largas horas siguiendo una angosta línea de pavimento gris, con los ojos elevados adelante, ocupados en la tarea de conducir. A medida que están conduciendo, están viviendo en lo que podría decirse que es una intoxicación con «rutaforino». Lentamente se convierten en auto-gente. McLuhan nos ha dicho que los coches «extienden» el pie humano, pero lo ha dicho de una manera equivocada. Los coches reemplazan al pie humano.
Si usted acepta las plantas nucleares, usted también acepta una élite tecno-científico-industrial-militar. Si esta gente no se hubiera hecho cargo, usted no podría tener centrales nucleares. Usted y yo junto con algunos pocos amigos no podemos hacer uso de la energía nuclear. Nosotros no podemos construir una planta así ni podríamos hacer un uso personal de la energía que produce, ni manipular o almacenar los desperdicios radioactivos que siguen siendo peligrosos para la vida durante miles de años. Esos desperdicios a su vez, determinan que las futuras sociedades deberán mantener una capacidad tecnológica para vérselas con el problema, y la capacidad militar para proteger esos desperdicios. De modo que la existencia de la tecnología determina muchos aspectos de la sociedad.
Si usted acepta la producción en masa, usted acepta que un pequeño número de personas supervise la existencia cotidiana de una cantidad de gente mucho mayor. Usted acepta que seres humanos gasten largas horas, día tras días, atados a un trabajo repetitivo, mientras suprimen todo deseo de experiencia o actividad más allá de este trabajo. La conducta del obrero queda sometida a la máquina. Con la producción masiva, usted también acepta que un gran número de artículos idénticos son necesarios para que puedan ser eficientemente distribuidos a un gran número de gente y que las instituciones tales corno la publicidad ayudarán a que esto sea así. Un Proceso tecnológico no puede existir sin el otro, creando relaciones simbióticas entre las propias tecnologías.

"Cuatro buenas razones para eliminar la televisión", de Jerry mander