La muerte del justo
En el lecho de dolor
agonizaba un gitano,
teniendo a su alrededor,
de una parte, el confesor,
a la izquierda, el escribano.
El fraile que le auxiliaba
fervoroso y elocuente,
mientras la cruz le mostraba,
con sus frases le exhortaba
a morir cristianamente.
-Ya- le decía-, estás listo;
ya tienes mis bendiciones;
en llamarte justo insisto,
porque mueres como Cristo...
-Sí, padre, entre dos ladrones.
Luis del Arco