Vivimos en una sociedad democrática. ¿Quién se atreve a negar eso? Tenemos derecho a elegir a nuestros repesentantes entre 2 o 3 que no se diferencian demasiado entre ellos, excepto quizás en lo que se refiere al bigotito hitleriano, a las canas de la transición y a la barba de la sabiduría. Luego, también tenemos derecho a ser informados de forma honesta, honrada y eficiente. Como eso de informar "objetivamente" es muy complicado, ya que todos somos personas y, aún inconscientemente, podemos obrar a favor de nuestros intereses, el Estado Español se encarga de proporcionarnos más de un periódico para que podamos contrastar opiniones, sucesos y demás. Así, si no te convenc e lo que dice El País, prueba con El Mundo, El Levante o El ABC. De esta forma tus ideas sobre un determinado suceso quedarán más claras y completas, ya que habrás recibido influencias de periódicos tan diferentes como El ABC y El País, con intereses incluso contrarios y todo... ¡MENTIRA! Lo cierto es que TODA la prensa y televisión estatal (y internacional) con tirada considerable tiene unos intereses comunes (excepto el EGIN, quizás, que fue cerrado eficientemente por el estado español mediante una serie de estratagemas):
Pretenden la pasividad del lector, al verse éste bombardeado por pequeñas cápsulas de información inconexa, que no le permiten crear una visión general de la noticia. Además, el 99,9% de las veces, las noticias en cuestión que salen en los periódicos no afectan para nada la vida del lector. ¿En Ruanda se matan? ¿La bolsa de Nueva York ha subido? ¿En Somalia se mueren de hambre? ¿El FMI obliga a Rusia a seguir una determinada política económica para obtener ayudas de éste? ¿En Oriente Próximo siguen con las suyas los integristas? ... Y así mil ejemplos más de noticias que no afectan para nada nuestras vidas (al menos, directamente), y que provocan al espectador (porque se transforma en eso, en mero espectador de hechos en los que no tiene ningún poder de influencia) pasividad. Una pasividad que hace creer al individuo en cuestión (y a la sociedad, en general) que vive en el mejor de los mundos imaginables, en el paraíso, en el corazón mismo del capitalismo: el mejor sistema que existe y existirá. Y si no te ponen el ejemplo: "mirar como dejó el comunismo a Rusia, la cual no se ha recuperado económicamente de ese "virus dañino" que hay que extirpar." Pues en realidad, creo yo que si el capitalismo fuese tan bueno Rusia ya habría salido de esa crisis.
¿Realmente crees en la "libertad de prensa", en la "pluralidad", en la "objetividad informativa"? Pues decirte que en cuanto a la pluralidad, más bien poca. El monopolio de la información se haya en manos de 4 agencias de noticias, las cuales dan cuenta de un 80% de las noticias que hoy circulan por el mundo (Associated Press se encuentra en propiedad de periódicos; United Press International es propiedad privada. Las dos son agencias estadounidenses. Luego, también está Reuters, básicamente propiedad de los medios de comunicación británicos; y Agence France Presse, subvencionada por el gobierno francés). Así, una mentira contada por una de estas agencias se transforma automáticamente en una verdad evidente e indiscutible. Así, la visión que tenemos de la política internacional viene filtrada por los intereses de Reuters y Agence France Presse, al igual que por sus dos compañeras estadounidenses. Y también pensemos en el poder que conlleva tener a tu disposición el monopolio de la información: se puede incluso derrocar gobiernos, provocar conflictos bélicos, poner de moda el producto en el que invertiremos para sacar mayores beneficios,... Y de hecho todo esto se hace.
Otro punto a tener en cuenta es que, no se como se lo han hecho, pero a la mayoría de nosotros nos han encerrado en nuestras casas. Hace 30 años, lo normal era, y más aquí en el Mediterráneo, salir a la calle a "prendre la fresca". Pero hoy en día han conseguido incomunicarnos. Muchas veces no llegamos siquiera a conocer a nuestros vecinos. Y tampoco llegamos a conocer sus aficiones ni sus pensamientos, muchas veces comunes. Pero al no hablar entre nosotros pues... Pues todos a casita a ver la televisión.
La información se ha convertido en un producto industrial. O sea, que lo que se valora para que algo sea noticia no es ya si es verídico o no, sino que lo que ahora cuenta es su espectacularidad, el acogimiento que va a tener entre el público,... Y otra cosa que prima es su inmediatez. Un suceso que ayer era noticia hoy ya no lo es, porque hay otros de mayor actualidad para remplazarlo. De esta forma la información que nos llega suele estar llena de imprecisiones. Debido a esto, pocas veces nos hacemos una idea de conjunto sobre un hecho: en el mejor de los casos sabemos lo que ocurre, pero casi nunca sabemos por qué ha ocurrido y los sucesos que se desarrollarán a raíz de él (aunque los medios de comunicación nos hagan pensar que sí). También, gracias a este proceso, se crea una pirámide en la que el periodista y el fotógrafo se encuentra en la parte más baja. Así, acaban importando poco la buena voluntad de éstos, ya que aunque entreguen las imágenes de la manifestación en contra de la guerra en Veteasaberdonde, el director del periódico puede "retocar" la noticia, cambiando ese "en contra" por un "a favor", con lo que cambia la situación completamente. Y esto se hace, en mayor o menor medida; de unas formas o de otras: pero se hace.
Como última apreciación hay que decir que ninguna noticia es inocente. Dicho de otro modo, que los telediarios y periódicos están estructurados meticulosamente para crear en nosotros unas respuestas determinadas. Así, al lado de un niño tutsi con una metralleta amenazante en las manos, nos ponen un anuncio de colonia, con una mujer despanpanante que nos enseña sus "encantos". Y también para dar más importancia a una noticia sobre otra, lo que se hace es insertar fotos (aquí también se puede manipular cambiando el pie de foto), colocar en la parte derecha de la hoja, o en la izquierda,... y cosas por el estilo.
Por todo esto y por más, no podemos confiar en
los medios de comunicación de masas. Por eso debemos crear
nuestras propias estructuras: horizontales, interactivas, en las
que todos podamos (y puedan) participar; que reflejen otros
puntos de vista. Esos puntos de vista que el capital esconde; y
sobretodo, que lleguen a todos. Porque, aunque ya existen
publicaciones de este tipo (contrainformativas o alternativas se
les suele llamar), somos nosotros mismos los que las leemos. O
sea, que no salen de ese círculo: publicaciones del ghetto para
el ghetto.
Y en eso estamos...