"Así habló Zaratustra", por Friedrich Nietzsche
Editado por Alianza
Editorial
Así habló Zaratustra representa, como aclaró su autor, un lugar privilegiado en su obra:
"Entre mis escritos ocupa mi Zaratustra un lugar aparte. Con él he hecho a la humanidad el regalo más grande que hasta ahora ésta no ha recibido. Este libro, dotado de una voz que atraviesa milenios, no es sólo el libro más elevado que existe, el auténtico libro del aire de las alturas - todo el hecho `hombre´ yace a enorme distancia por debajo de él -, es también el libro más profuno, nacido de la riqueza más íntima de la verdad, un pozo inagotable, al que ningún cubo desciende sin subir lleno de oro y bondad. No habla en él un `profeta´, uno de esos espantosos híbridos de enfermedad y de voluntad de poder denominados fundadores de religiones. Es preciso ante todo oír bien el sonido que sale de esa boca, ese sonido alciónico, para no ser lastimosamente injustos con el sentido de su sabiduría. `Las palabras más silenciosas son las que traen la tempestad, los pensamientos que se acercan con pasos de paloma dirigen el mundo´ " (Ecce Homo, pag. 17).
Nietzsche toma prestada la voz de
Zaratustra, un filósofo persa del siglo VI antes de J.C., para
darnos a conocer a través de cuatro capítulos sus ideas y
pensamientos. Se entremezclan los capítulos puramente
doctrinales con los intervalos narrativos y líricos, algunos de
estos últimos de una gran belleza y profundidad.
El filósofo nos presenta sus cuatro grandes temas:el
superhombre, la muerte de Dios, la voluntad de poder y,
sólamente sugerido y casi siempre tratando de evadirlo, el
eterno retorno de lo idéntico, con el cual se demuestra la suma
importancia de los actos y las decisiones humanas.
La obra, antítesis del libro sagrado de La Biblia, está
plagado de reminiscencias suyas, al igual que de símbolos que,
junto al tono del discurso, pueden llevar a un cierto tipo de
lectores a malinterpretar los discursos de Zaratustra y el
mensaje de Nietzsche.
Cuentan que después de leer un libro de este pensador te
encuentras como si te hubieran estampado una tarta por la cara;
también he oído que él mismo decía que si un libro no te
cambiaba la vida, mejor sería quemarlo. ¿Cómo será, pues, Así
habló Zaratustra? Fuerte, magnífico,
genial.