TRANSTORNOS DE ANSIEDAD |
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MARIA DEL PILAR YAG�E, R.N.
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TRANSTORNOS DE ANSIEDAD
Todas las personas saben lo que es sentir ansiedad: los hormigueos en el
est�mago antes de la primera cita, la tensi�n que usted siente cuando su jefe est�
enojado, la forma en que su coraz�n late si usted est en peligro. La ansiedad lo
incita a actuar. Lo anima a enfrentarse a una situaci�n amenazadora. Lo hace
estudiar m�s para ese examen y lo mantiene alerta cuando est� dando un discurso.
En general, lo ayuda a enfrentarse a las situaciones.
Pero si usted sufre de trastorno de ansiedad, esta emoci�n normalmente �til
puede dar un resultado precisamente contrario: evita que usted se enfrente a una
situaci�n y trastorna su vida diaria. Los trastornos de ansiedad no son s�lo un caso
de "nervios". Son enfermedades frecuentemente relacionadas con la estructura
biol�gica y las experiencias en la vida de un individuo y con frecuencia son
hereditarias. Existen varios tipos de trastornos de ansiedad, cada uno con sus
caracter�sticas propias.
Un trastorno de ansiedad puede hacer que se sienta ansioso casi todo el
tiempo sin ninguna causa aparente. O las sensaciones de ansiedad pueden ser tan
inc�modas que, para evitarlas, usted hasta suspenda algunas de sus actividades
diarias. O usted puede sufrir ataques ocasionales de ansiedad tan intensos que lo
aterrorizan e inmovilizan.
En el "National Institute of Mental Health" (NIMH), la agencia federal que lleva
a cabo y apoya la investigaci�n relacionada con trastornos mentales, la salud mental
y del cerebro, los cient�ficos est�n aprendiendo cada vez m�s y m�s respecto a la
naturaleza de los trastornos de ansiedad, sus causas y c�mo mitigarlos.
Muchas personas confunden estos trastornos y piensan que los individuos
deber�an sobreponerse a los s�ntomas usando tan s�lo la fuerza de voluntad. El
querer que los s�ntomas desaparezcan no da resultado, pero hay tratamientos que
pueden ayudarlo. Es por esto que el NIMH ha preparado este folleto: para ayudarlo
a comprender estas situaciones, describir los tratamientos y explicar el papel que
juega la investigaci�n en la lucha para vencer la ansiedad y otros trastornos
mentales.
Este folleto le ofrece explicaciones breves de trastorno de ansiedad generalizada,
de trastorno por p�nico (que a veces se presenta acompa�ado de agorafobia), de fobias
espec�ficas, de fobias sociales, de trastorno obsesivo-compulsivo y de trastorno
postraum�tico por tensi�n. Se puede obtener m�s informaci�n sobre algunos de estos
trastornos de ansiedad a trav�s del NIMH o de otras fuentes. (Vea la lista al final
de este folleto).
Yo siempre pens� que era aprensivo. Me sent�a inquieto y no pod�a descansar.
A veces estas sensaciones iban y ven�an. Otras veces eran constantes. Podian durar
d�as. Me preocupaba por la cena que iba a preparar para la fiesta o cu�l ser�a un
magn�fico regalo para alguien. Simplemente no pod�a dejar nada de lado.
Ten�a serios problemas para dormir. Hubo ocasiones en que despertaba ansioso en la
mana�a o en la mitad de la noche. Me costaba trabajo concentrarme a�n mientras le�a
el peri�dico o una novela. A veces me sent�a un poco mareado. Mi coraz�n latia
apresuradamente o me golpeaba en el pecho. Esto me preocupaba a�n m�s.
El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es mucho m�s de lo que una persona normal
con ansiedad experimenta en su vida diaria. Son preocupaci�n y tensi�n cr�nicas a�n
cuando nada parece provocarlas. El padecer de este trastorno significa anticipar
siempre un desastre, frecuentemente preocup�ndose excesivamente por la salud,
el dinero, la familia o el trabajo. Sin embargo, a veces, la ra�z de la preocupaci�n
es dif�cil de localizar. El simple hecho de pensar en pasar el d�a provoca ansiedad.
Las personas que padecen de TAG no parecen poder deshacerse de sus inquietudes a�n
cuando generalmente comprenden que su ansiedad es mas intensa de lo que la situaci�n
justifica. Quienes padecen de TAG tambi�n parecen no poder relajarse.
Frecuentemente tienen trabajo en conciliar el sue�o o en permanecer dormidos. Sus
preocupaciones van acompa�adas de s�ntomas f�sicos, especialmente temblores,
contracciones nerviosas, tensi�n muscular, dolores de cabeza, irritabilidad,
transpiraci�n o accesos de calor. Pueden sentirse mareadas o que les falta el aire.
Pueden sentir n�usea o que tienen que ir al ba�o frecuentemente. O pueden sentir
como si tuvieran un nudo en la garganta.
Muchos individuos con TAG se sobresaltan con mayor facilidad que otras personas. Tienden a sentirse cansados, les cuesta trabajo concentrarse y a veces tambi�n sufren de depresi�n. Por lo general, el da�o asociado con TAG es ligero y las personas con ese trastorno no se sienten restringidas dentro del medio social o en el trabajo. A diferencia de muchos otros trastornos de ansiedad, las personas con TAG no necesariamente evitan ciertas situaciones como resultado de su trastorno. Sin embargo, si �ste es severo, el TAG puede ser muy debilitante, resultando en dificultad para llevar a cabo hasta las actividades diarias m�s simples. El TAG se presenta gradualmente y afecta con mayor frecuencia a personas en su ni�ez o adolescencia, pero tambi�n puede comenzar en la edad adulta. Es m�s com�n en las mujeres que en los hombres y con frecuencia ocurre en los familiares de las personas afectadas. Se diagnostica cuando alguien pasa cuando menos 6 meses preocup�ndose excesivamente por varios problemas diarios.
Padecer de TAG siempre quiere |
S�ntomas de un ataque de p�nico |
Quienes padecen de trastornos de p�nico experimentan sensaciones de terror que les llegan repentina y repetidamente sin previo aviso. No pueden anticipar cuando les va a ocurrir un ataque y muchas personas pueden manifestar ansiedad intensa entre cada uno al preocuparse de cuando y donde les llegar� el siguiente. Entre tanto, existe una continua preocupaci�n de que en cualquier momento se va a presentar otro ataque.
Cuando llega un ataque de p�nico, lo m�s probable es que usted sufra palpitaciones y se sienta sudoroso, d�bil o mareado. Puede sentir cosquilleo en las manos o sentirlas entumecidas y posiblemente se sienta sofocado o con escalofr�os. Puede experimentar dolor en el pecho o sensaciones de ahogo, de irrealidad o tener miedo de que suceda una calamidad o de perder el control. Usted puede, en realidad, creer que est� sufriendo un ataque al coraz�n o de apopleg�a, que est� perdiendo la raz�n o que est� al borde de la muerte. Los ataques pueden ocurrir a cualquier hora a�n durante la noche al estar dormido, aunque no est� so�ando. Mientras casi todos los ataques duran aproximadamente dos minutos, en ocasiones pueden durar hasta 10 minutos. En casos raros pueden durar una hora o m�s.
El trastorno de p�nico ataca cuando menos al 1.6 por ciento de la poblaci�n y es doblemente m�s com�n en las mujeres que en los hombres. Puede presentarse a cualquier edad, en los ni�os o en los ancianos, pero casi siempre comienza en los adultos j�venes. No todos los que sufren ataques de p�nico terminan teniendo trastornos de p�nico; por ejemplo, muchas personas sufren un ataque y nunca vuelven a tener otro. Sin embargo, para quienes padecen de trastornos de p�nico es importante obtener tratamiento adecuado. Un trastorno as�, si no se atiende, puede resultar en invalidez.
El trastorno de p�nico frecuentemente va acompa�ado de otros problemas tales como depresi�n o alcoholismo y puede engendrar fobias, relacionadas con lugares o situaciones donde los ataques de p�nico han ocurrido. Por ejemplo, si usted experimenta un ataque de p�nico mientras usa un elevador, es posible que llegue a sentir miedo de subir a los elevadores y posiblemente empiece a evitar usarlos.
Las vidas de algunas personas han llegado a hacerse muy restringidas porque evitan actividades diarias normales como ir al mercado, manejar un veh�culo o, en algunos casos hasta salir de su casa. O bien, pueden llegar a confrontar una situaci�n que les causa miedo siempre y cuando vayan acompa�adas de su c�nyuge o de otra persona que les merezca confianza. B�sicamente, evitan cualquier situaci�n que temen pueda hacerlas sentirse indefensas si ocurre un ataque de p�nico. Cuando, como resultado de este mal, las vidas de las personas llegan a ser tan restringidas como sucede en casi una tercera parte de las personas que padecen de trastornos de p�nico, se le llama agorafobia. La tendencia hacia trastornos de p�nico y agorafobia tiende a ser hereditario. Sin embargo un tratamiento oportuno al trastorno de p�nico puede frecuentemente detener el progreso hacia la agorafobia.
Se han hecho estudios que demuestran que un tratamiento adecuado, un tipo de psicoterapia llamada terapia de comportamiento cognoscitivo, medicamentos o posiblemente una combinaci�n de ambos, ayuda del 70 al 90 por ciento de las personas con trastornos de p�nico. Se puede apreciar una significante mejor�a entre 6 a 8 semanas despu�s de iniciarse el tratamiento.
Los medios usados en la terapia de comportamiento cognoscitivo ense�an al paciente a ver las situaciones de p�nico de manera diferente y ense�an varios modos de reducir la ansiedad, por ejemplo haciendo ejercicios de respiraci�n o acudiendo a t�cnicas que dan nuevo enfoque a la atenci�n. Otra t�cnica que se usa en la terapia de comportamiento cognoscitivo, conocida como terapia de exposici�n frecuentemente puede mitigar las fobias resultantes de un trastorno de p�nico. En la terapia de exposici�n, se expone poco a poco a las personas a la situaci�n temida hasta que llegan a hacerse insensibles a ella.
Algunas personas encuentran el mayor alivio a los s�ntomas del trastorno de p�nico cuando toman ciertos medicamentos recetados por el m�dico. Esos medicamentos, al igual que la terapia de comportamiento cognoscitivo, pueden ayudar a prevenir ataques de p�nico o a reducir su frecuencia y severidad. Los dos tipos de medicamentos que se ha comprobado son seguros y efectivos en el tratamiento del trastorno de p�nico son los antidepresivos y las benzodiazepinas.
Las fobias suceden en distintas formas. Una fobia espec�fica significa un miedo a alg�n objeto o situaci�n determinada. Una fobia social es el miedo a colocarse en una situaci�n sumamente vergonzosa en un medio social. Por �ltimo, la agorafobia, que frecuentemente acompa�a al trastorno de p�nico es el miedo que siente la persona de encontrarse en cualquier situaci�n que pueda provocar un ataque de p�nico o de la cual le sea dif�cil escapar si �ste llegara a ocurrir.
Tengo miedo de viajar en avi�n y por lo tanto ya no lo hago. Es una sensaci�n horrible la que siento cuando se cierra la puerta del avi�n y me siento metido en una trampa. Mi coraz�n late fuertemente y sudo la gota gorda. Si alguien comienza a hablarme me pongo tenso y me preocupo. Cuando el avi�n comienza a ascender no hace otra cosa que reforzar el miedo de que no puedo salir de ah�. Me imagino que estoy perdiendo el control, que mi mente danza como loca, que subo por las paredes, pero por supuesto, nunca lo hago. No me da miedo que el avi�n se estrelle o que nos toque clima turbulento. Es �nicamente esa sensaci�n de estar atrapado. Siempre que he querido cambiar de trabajo tengo que pensar "�va a ser necesario viajar en avi�n?". Por el momento solamente voy a lugares a los que pueda ir manejando o por tren. Mis amigos siempre me dicen que, de todas maneras, no podr�a salirme de un tren que va viajando a altas velocidades as� que �por qu� los trenes no me molestan? Yo les contesto que �ste no es un miedo racional.
Muchas personas experimentan fobias espec�ficas, miedos intensos e irracionales a ciertas cosas o situaciones; algunos de los m�s comunes son: perros, espacios cerrados, alturas, escaleras el�ctricas, t�neles, manejar en carreteras, agua, volar y heridas que produzcan sangre. Las fobias no son �nicamente miedo extremo, son miedo irracional. Usted puede esquiar en las monta�as m�s altas con toda facilidad pero siente p�nico de subir al 10� piso de un edificio de oficinas. Los adultos con fobias comprenden que sus miedos son irracionales pero frecuentemente enfrentarse a los objetos o a las situaciones que las ocasionan o siquiera pensar en enfrentarlos, ocasiona un ataque de p�nico o ansiedad severa.
Las fobias espec�ficas atacan a m�s de una de cada diez personas. Nadie sabe exactamente qu� las ocasiona aunque parece que son hereditarias y que son m�s comunes en las mujeres. Generalmente las fobias aparecen primero en la adolescencia o en la edad adulta. Comienzan repentinamente y tienden a ser m�s persistentes que las que se inician en la ni�ez; de las fobias de los adultos �nicamente m�s o menos el 20 por ciento desaparecen solas. Cuando los ni�os tienen fobias espec�ficas, por ejemplo, miedo a los animales, esos miedos por lo general desaparecen con el tiempo aunque pueden extenderse a la edad adulta. Nadie sabe por qu� persisten en algunas personas y desaparecen en otras.
Las personas con fobias no sienten la necesidad de recibir tratamiento, si les es f�cil evitar lo que les causa miedo. Sin embargo, en ocasiones tendr�n que tomar decisiones importantes en su carrera o en lo personal para evitar una situaci�n que les produzca fobia.
Cuando las fobias interfieren con la vida de una persona, el tratamiento puede servir de ayuda. Un tratamiento efectivo generalmente involucra cierto tipo de terapia de conocimiento cognoscitivo llamada insensibilizaci�n o terapia de exposici�n, en la cual los pacientes se exponen gradualmente a lo que los asusta hasta que el miedo comienza a desaparecer. Tres cuartas partes de pacientes se benefician grandemente con este tratamiento. Los ejercicios de relajamiento y respiraci�n tambi�n contribuyen a reducir los s�ntomas de ansiedad.
No existe hasta ahora un tratamiento comprobado a base de medicamentos, para fobias espec�ficas, pero en ocasiones ciertas medicinas pueden recetarse para ayudar a reducir los s�ntomas de ansiedad antes de que la persona se enfrente a una situaci�n de fobia.
Yo no pod�a aceptar invitaciones ni ir a fiestas. Por un tiempo ni siquiera pod�a ir a mis clases. En mi segundo a�o de facultad tuve que quedarme en mi casa durante un semestre.
Mi miedo pod�a presentarse en cualquier situaci�n social. Sent�a ansiedad a�n antes de salir de mi casa y aumentaba al irme aproximando a mi clase, a la fiesta o adonde quiera que iba. Sent�a el est�mago descompuesto y casi cre�a tener gripe. Mi coraz�n lat�a fuertemente, las palmas de las manos se me llenaban de sudor y ten�a la sensaci�n de estar separada de m� misma y de todos los dem�s.
Cuando entraba a un sal�n lleno de gente, me ruborizaba y sent�a que todos los ojos estaban puestos en m�. Me daba verg�enza pararme en un rinc�n yo sola pero no pod�a pensar en qu� decir a nadie. Me sent�a tan torpe que me quer�a ir inmediatamente.
La fobia social es un miedo intenso de llegar a sentirse humillado en situaciones sociales, especialmente de actuar de tal modo que se coloque uno en una situaci�n vergonzosa frente a las dem�s personas. Frecuentemente es hereditaria y puede estar acompa�ada de depresi�n o de alcoholismo. La fobia social frecuentemente comienza alrededor del principio de la adolescencia o a�n antes.
Si usted sufre de fobia social tiene la idea de que las otras personas son muy competentes en p�blico y que usted no lo es. Peque�os errores que usted cometa pueden parecerle mucho m�s exagerados de lo que en realidad son. Puede parecerle muy vergonzoso ruborizarse y siente que todas las personas lo est�n mirando. Puede tener miedo de estar con personas que no sean las m�s allegadas a usted. O su miedo puede ser m�s espec�fico, como el sentir ansiedad si tiene que dar un discurso, hablar con un jefe o alguna otra persona con autoridad, o bien aceptar una invitaci�n. La fobia social m�s com�n es el miedo de hablar en p�blico. En ocasiones, la fobia social involucra un miedo general a situaciones sociales tales como fiestas. Menos frecuente es el miedo de usar un ba�o p�blico, comer fuera de casa, hablar por tel�fono o escribir en presencia de otras personas, como por ejemplo, escribir un cheque.
Tratamiento para Trastornos de Ansiedad
Muchas personas con trastornos de ansiedad pueden ayudarse con un tratamiento. La terapia
para trastornos de ansiedad frecuentemente incluye medicamentos o formas espec�ficas de
psicoterapia.
Los medicamentos, aunque no son curaciones, pueden ser muy efectivos para mitigar los s�ntomas
de ansiedad. En la actualidad, gracias a la investigaci�n llevada a cabo por cient�ficos en
el NIMH y otras instituciones de investigaci�n, existen m�s medicamentos disponibles que antes
para el tratamiento de trastornos de ansiedad. De tal manera que, si un medicamento no da el
resultado buscado, generalmente hay otros que se pueden probar. Adem�s, se est�n descubriendo
nuevos medicamentos para el tratamiento de los s�ntomas de ansiedad.
En casi todos los medicamentos que se recetan para el tratamiento de ansiedad, el m�dico
generalmente inicia al paciente con una dosis baja y gradualmente se la aumenta hasta llegar
a la dosis adecuada. Cada medicamento tiene efectos secundarios pero �stos por lo general se
llegan a tolerar o disminuyen con el tiempo. Si los efectos secundarios llegan a ser un
problema, el doctor puede aconsejar al paciente que deje de tomar el medicamento y que espere
una semana, o m�s tiempo en el caso de ciertas drogas, antes de probar uno nuevo. Cuando el
tratamiento est� por terminarse, el doctor puede disminuir la dosis gradualmente.
Las investigaciones tambi�n han demostrado que la terapia de comportamiento y la terapia de
comportamiento cognoscitivo pueden ser efectivas para el tratamiento de varios trastornos de
ansiedad.
La terapia de comportamiento se concentra en cambiar acciones espec�ficas y usa varias t�cnicas
para disminuir o detener un comportamiento indeseable. Por ejemplo, una t�cnica entrena a los
pacientes en respiraci�n diafragm tica, un ejercicio especial de respiraci�n que consiste
en respiraciones lentas, profundas, para reducir la ansiedad. Esto es necesario porque las
personas que tienen ansiedad frecuentemente sufren de hiperventilaci�n, respirando r�pidamente
cortas cantidades de aire que pueden provocar latidos r�pidos del coraz�n, mareos y otros
s�ntomas. Otra t�cnica: terapia de exposici�n expone gradualmente a los pacientes a aquello
que los asusta y les ayuda a vencer sus miedos.
Al igual que la terapia de comportamiento, la terapia de comportamiento cognoscitivo ense�a
a los pacientes a reaccionar en forma diferente en las situaciones y sensaciones corporales
que desatan los ataques de p�nico y otros s�ntomas de ansiedad. Sin embargo, los pacientes
tambi�n aprenden a comprender la forma en que su manera de pensar contribuye a sus s�ntomas
y c�mo cambiar sus pensamientos para disminuir la posibilidad de que los s�ntomas ocurran.
Este entendimiento de los patrones de pensamiento se combina con la t�cnica de exposici�n y
con otras terapias de comportamiento para ayudar a las personas a enfrentarse a las situaciones
que les causan miedo. Por ejemplo, alguien que se siente mareado durante un ataque de p�nico
y teme que se va a morir puede recibir ayuda con la siguiente t�cnica que se usa en la terapia
de comportamiento cognoscitivo: el terapista le pide al paciente que d� vueltas en un mismo
lugar hasta que se mar�e. Cuando el paciente se alarma y comienza a pensar: "me voy a morir",
�l aprende a reemplazar ese pensamiento con otro m�s apropiado como "no es m�s que un peque�o
mareo; yo puedo controlarlo". |
Aunque este trastorno frecuentemente se confunde con timidez, no son lo mismo. Las personas t�midas pueden sentirse muy inc�modas cuando est�n con otras personas, pero no experimentan la extrema ansiedad al anticipar una situaci�n social y no necesariamente evitan circunstancias que las haga sentirse cohibidas. En cambio, las personas con una fobia social no necesariamente son t�midas. Pueden sentirse totalmente c�modas con otras personas la mayor parte del tiempo, pero en situaciones especiales, como caminar en un pasillo con personas a los lados o dando un discurso, pueden sentir intensa ansiedad. La fobia social trastorna la vida normal, interfiriendo con una carrera o con una relaci�n social. Por ejemplo: un trabajador puede dejar de aceptar un ascenso en su trabajo por no poder hacer presentaciones en p�blico. El miedo a un evento social puede comenzar semanas antes y los s�ntomas pueden ser muy agotadores.
Las personas con fobia social comprenden que sus sensaciones son irracionales. Sin embargo, experimentan una gran aprensi�n antes de enfrentarse a la situaci�n que temen y har�n todo lo posible para evitarla. A�n cuando puedan enfrentarse a lo que temen, generalmente sienten gran ansiedad desde antes y est�n muy inc�modas todo el tiempo. Posteriormente, las sensaciones desagradables pueden continuar con la preocupaci�n de haber sido juzgados o con lo que los dem�s hayan pensado u observado respecto a ellos.
Aproximadamente el 80 por ciento de las personas que sufren de fobia social encuentran alivio a sus s�ntomas cuando se les da tratamiento de terapia de comportamiento cognoscitivo, de medicamentos, o una combinaci�n de ambos. La terapia puede involucrar aprender a ver los eventos sociales en forma diferente; exponerse a una situaci�n social aparentemente amenazadora de tal manera que les sea m�s f�cil enfrentarse a ella; adem�s, aprender t�cnicas para reducir la ansiedad, adquirir habilidades sociales y practicar t�cnicas de relajamiento.
Entre los medicamentos que han probado ser efectivos est�n los antidepresivos llamados inhibidores MAO. Las personas que padecen de una forma espec�fica de fobia social llamada fobia de actuaci�n han recibido ayuda de unos medicamentos llamados bloques-beta. Por ejemplo, se puede recetar bloques-beta a m�sicos y otras personas con este tipo de ansiedad para que los tomen en d�a en que van a actuar.
No pod�a hacer algo sin un ritual. Estos rituales trascend�an a todos los aspectos de mi vida. Para m�, era muy importante contar. En la noche, cuando pon�a mi despertador, ten�a que hacerlo en un n�mero que no sumara un "mal" n�mero. Si mi hermana ten�a 33 a�os y yo 24, no pod�a dejar la televisi�n en el canal 33 o en el 24. Me echaba champ� tres veces en lugar de una porque tres era un n�mero de suerte y uno no lo era. Me demoraba mucho al leer porque contaba las l�neas de cada p�rrafo. Si estaba escribiendo una tarea para mi examen en la escuela no pod�a tener cierto n�mero de palabras en una l�nea si sumaban un mal n�mero. Siempre estaba preocupada pensando que si no hac�a cierta cosa mis padres iban a morir. O me aflig�a hacer algo que causara da�o a mis padres lo cual era totalmente irracional. No pod�a usar nada que dijera Boston porque mis padres eran de ah�. No pod�a escribir la palabra "muerte" porque me preocupaba que algo malo sucediera.
El vestirme en las ma�anas era muy dif�cil porque yo ten�a una rutina y si me desviaba de ella, ten�a que volverme a vestir.
Yo sab�a que esos rituales no ten�an sentido pero no parec�a que pudiera sobrepasarlas hasta que me somet� a terapia.
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno caracterizado por presentar pensamientos o rituales de ansiedad que usted siente que no puede controlar. Si usted padece de TOC, como se le conoce, puede estar plagado de pensamientos o im�genes persistentes indeseables o por la necesidad urgente de celebrar ciertos ritos.
Usted puede estar obsesionado con los g�rmenes o la mugre y en ese caso se lava las manos una y otra vez. Puede estar lleno de dudas y sentir la necesidad de reconfirmar las cosas repetidamente. Puede estar preocupado por pensamientos de violencia y teme hacer da�o a las personas que est�n cerca de usted. Puede pasar largos per�odos de tiempo tocando las cosas o contando; puede estar preocupado por el orden y la simetr�a; puede tener pensamientos persistentes de llevar a cabo actos sexuales que le son repugnantes; o puede afligirle tener pensamientos que van contra su religi�n.
Los pensamientos o las im�genes preocupantes se llaman obsesiones y los rituales que se celebran para tratar de prevenirlas o disiparlas se llaman impulsos. No es placentero celebrar estos ritos que se siente obligado a hacer; �nicamente siente descanso temporal de la incomodidad causada por la obsesi�n.
Muchas personas saludables pueden aceptar tener algunos de estos s�ntomas de TOC, tales como revisar la estufa varias veces antes de salir de la casa. Pero se diagnostica el trastorno �nicamente cuando dichas actividades consumen cuando menos una hora al d�a, son muy angustiosas o interfieren con la vida diaria.
Muchos adultos con este problema de salud reconocen que lo que est�n haciendo no tiene sentido pero no pueden evitarlo. Sin embargo, muchas personas, especialmente ni�os con TOC, pueden no comprender que su comportamiento est� fuera de lo normal.
El TOC afecta a hombres y a mujeres aproximadamente en igual n�mero y aflige a m�s o menos 1 de cada 50 personas. Puede aparecer en la ni�ez, en la adolescencia o en la edad madura pero como promedio se detecta en los j�venes o en los adultos j�venes. Un tercio de los adultos con TOC experimentaron sus primeros s�ntomas en la ni�ez. El curso que sigue la enfermedad es variable; los s�ntomas pueden ir y venir, mitigarse por un tiempo o empeorar progresivamente. La evidencia de que se dispone sugiere que el TLC puede venir de familia.
La depresi�n u otros trastornos de ansiedad pueden acompa�ar al TOC. Adem�s, algunas personas con TOC sufren de trastornos alimenticios. Tambi�n pueden evitar las situaciones en las cuales tengan que enfrentarse a sus obsesiones. O pueden tratar, sin �xito, de usar alcohol o drogas para calmarse. Si el TOC se agrava seriamente puede interponerse entre una persona y su empleo o evitar que esa persona asuma responsabilidades normales en su casa, pero por lo general no llega a esos extremos.
La investigaci�n de los cient�ficos apoyados por el NIMH y otros investigadores ha dado como resultado obtener medicamentos y tratamientos de comportamiento que pueden beneficiar a las personas con TOC. Una combinaci�n de los dos tratamientos casi siempre ayuda a la mayor�a de los pacientes. Algunos individuos responden mejor a una terapia y otros requieren una distinta. Dos medicamentos que han probado ser efectivos en el tratamiento del TOC son la clomipramina y el fluoxetin. Sin embargo, varios m�s parecen ser prometedores y podr�n obtenerse en un futuro cercano.
La terapia de comportamiento, espec�ficamente una llamada prevenci�n por exposici�n y respuesta tambi�n ha demostrado ser buena en el tratamiento del TOC. Consiste en exponer a la persona a lo que causa el problema y luego ayudar a el o la paciente a hacer a un lado el ritual acostumbrado; por ejemplo, hacer que el o la paciente toque algo sucio y despu�s no se lave las manos. Esta terapia frecuentemente tiene �xito en pacientes que completan un programa de terapia de comportamiento, aunque los resultados han sido menos favorables en algunas personas con TOC y con depresi�n.
Fui violada a los 25 a�os. Por mucho tiempo habl� de esa violaci�n a un nivel intelectual como si fuera algo que le hubiera pasado a otra personas. Yo sab�a muy bien que me hab�a pasado a m�, pero sencillamente no exist�a una sensaci�n. Por un tiempo me saqu� el bulto de encima.
Empec� a tener recuerdos retrospectivos. Me llegaban como un golpe de agua. Estaba aterrorizada. Repentinamente comenc� a revivir la violaci�n. Cada momento era sobrecogedor. Sent�a que mi cabeza se mov�a un poco, sacudi�ndose, pero eso no era verdad. Me sofocaba o se me secaba la boca y mi respiraci�n cambiaba. Estaba como suspendida. No sent�a el coj�n sobre el cual estaba sentada o que mi brazo estaba tocando un mueble. Parec�a estar dentro de una burbuja como si flotara. Era de dar miedo. Tener recuerdos retrospectivos puede causar opresi�n. Lo deja a uno agotado.
La violaci�n tuvo lugar una semana antes de Navidad y me siento como un hombre lobo cerca de esas fechas. El cambio a ansiedad y miedo es incre�ble.
El trastorno postraum�tico por tensi�n (TPT) es una condici�n debilitante que sigue a un evento de terror. Frecuentemente, las personas que sufren de TPT tienen persistentemente memorias y pensamientos espantosos de su experiencia y se sienten emocionalmente paralizadas, especialmente hacia personas que antes estuvieron cerca de ella. El TPT, conocido antes como sobresalto por proyectil o fatiga de batalla, fue tra�da a la atenci�n p�blica por los veteranos de guerra pero puede ser el resultado de varios otros incidentes traum�ticos. Incluyen rapto, graves accidentes como choques de autom�viles o de trenes, desastres naturales como inundaciones o temblores, ataques violentos tales como asaltos, violaciones o tortura, o ser plagiado. El evento que desata este trastorno puede ser algo que amenace la vida de esa persona o la vida de alguien cercano a ella. O bien, puede ser algo que vio, como por ejemplo la destrucci�n en masa despu�s de la ca�da de un aeroplano.
Cualquiera que sea la raz�n del problema, algunas personas con TPT repetidamente vuelven a vivir el trauma en forma de pesadillas y recuerdos inquietantes durante el d�a. Pueden tambi�n experimentar problemas de sue�o, depresi�n, sensaci�n de indiferencia o de entumecimiento o se sobresaltan f�cilmente. Pueden perder el inter�s en cosas que antes les causaban alegr�a y les cuesta trabajo sentir afecto. Es posible que se sientan irritables, m�s agresivas que antes o hasta violentas. El ver cosas que les recuerdan el incidente puede ser molesto, lo que podr�a hacerles evitar ciertos lugares o situaciones que les traigan a la mente esas memorias. Los aniversarios de lo que sucedi� frecuentemente son muy dif�ciles.
El TPT puede presentarse en cualquier edad, incluyendo la ni�ez. El trastorno puede venir acompa�ado de depresi�n, de abuso de substancias qu�micas o de ansiedad. Los s�ntomas pueden ser ligeros o graves; las personas pueden irritarse f�cilmente o tener violentos arranques de c�lera o de mal humor. En casos severos, los afectados pueden tener dificultad para trabajar o para socializar. En general, los s�ntomas pueden ser peores si el evento que los ocasiona fue obra de una persona, como en el caso de violaci�n, a comparaci�n de uno natural como es una inundaci�n.
Los eventos ordinarios pueden traer el trauma a la mente e iniciar recuerdos retrospectivos o im�genes intrusas. Un recuerdo retrospectivo puede hacer que la persona pierda contacto con la realidad y vuelva a vivir el evento durante un per�odo de unos segundos o por horas o, muy raramente, por d�as. Una persona que tiene recuerdos retrospectivos que pueden presentarse en forma de im genes, sonidos, olores o sensaciones, generalmente cree que el evento traum�tico est� volviendo a repetirse.
No todas las personas traumatizadas sufren un verdadero caso de TLT o experimentan TLT en lo absoluto. Se diagnostica TLT �nicamente si los s�ntomas duran m�s de un mes. En aquellas personas que tienen TLT, los s�ntomas generalmente comienzan tres meses despu�s del trauma y el curso de la enfermedad var�a. Hay quienes se recuperan dentro de los siguientes 6 meses; a otros, los s�ntomas les duran mucho m�s tiempo. En algunos casos, la condici�n puede ser cr�nica. Ocasionalmente, la enfermedad no se detecta sino hasta varios a�os despu�s del evento traum�tico.
Los medicamentos antidepresivos y los que se recetan para aminorar la ansiedad, pueden disminuir los s�ntomas de la depresi�n y los problemas de sue�o; y la psicoterapia, incluyendo la terapia de comportamiento cognoscitivo, es una parte integral del tratamiento. En ocasiones el exponerse a lo que el trauma recuerda, como parte de la terapia, por ejemplo, regresar a la escena de una violaci�n, puede ayudar. Adem�s, el apoyo de los familiares y amistades puede agilizar la recuperaci�n.
Si usted o alguna persona a quien usted conoce tiene s�ntomas de ansiedad, lo mejor que puede hacer inicialmente es ver al m�dico familiar. Un m�dico puede ayudarlo a determinar si los s�ntomas son debidos a un trastorno de ansiedad, a alguna otra condici�n m�dica o a ambos. M�s frecuentemente, el siguiente paso para recibir tratamiento en un trastorno de ansiedad es ser recomendado a un profesional de salud mental.
Entre los profesionales que pueden ayudar est�n los psiquiatras, los psic�logos, los trabajadores sociales y los consejeros. Sin embargo, es mejor buscar a un profesional que tenga entrenamiento especializado en terapia de comportamiento cognoscitivo o en terapia de comportamiento y que est� dispuesto a usar medicamentos en caso de que sean necesarios.
Condiciones Coexistentes
Muchas personas padecen de un s�lo tipo de |
A veces los psic�logos, los trabajadores sociales y los consejeros trabajan unidos con un psiquiatra u otro m�dico, quien receta los medicamentos cuando �stos se requieren. Para algunas personas la terapia de grupo o la de grupos de auto-ayuda son una parte �til del tratamiento. A muchas personas les es m�s �til una combinaci�n de estas terapias.
Cuando usted busca a un profesional de cuidado de la salud es importante que pregunte qu� tipos de terapia usa generalmente o si tiene medicamentos disponibles. Es importante que usted se sienta c�modo con la terapia. De no ser �ste el caso, busque ayuda en otro lado. Sin embargo, si usted ha estado tomando medicamentos, es importante no cortar abruptamente el uso de algunos de ellos, sino irlos rebajando bajo la supervisi�n de su m�dico. Aseg�rese de preguntar a su m�dico c�mo dejar de tomar un medicamento.
Recuerde, sin embargo, que cuando usted encuentra a un profesional del cuidado de la salud con el cual se siente satisfecho, ustedes dos est�n trabajando en equipo. Entre los dos podr�n desarrollar un plan para su tratamiento del trastorno de ansiedad que pueda involucrar medicamentos, terapia de comportamiento, o terapia de comportamiento cognoscitivo, que consideren apropiado. Sin embargo, los tratamientos para trastornos de ansiedad no necesariamente dan resultado inmediatamente. Su m�ico o terapista puede pedirle que siga un plan espec�ico de tratamiento por varias semanas para determinar si le est� dando resultado.
El NIMH contin�a su b�squeda de nuevos y mejores tratamientos para las personas con trastornos de ansiedad. El Instituto apoya un programa muy amplio y multifac�tico sobre trastornos de ansiedad; sus causas, diagn�stico, tratamiento y prevenci�n. Esta investigaci�n involucra estudios de trastornos de ansiedad en los humanos as� como investigaciones de la base biol�gica sobre ansiedad y sus fen�menos, en los animales. Es parte de un esfuerzo masivo para vencer a los m�s grandes trastornos mentales; es un esfuerzo que se est� llevando a cabo durante la d�cada de los 90 que el Congreso ha designado como la D�cada del Cerebro.
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