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"... Gombrowicz defendía
una pintura que buscase la expresión, el carácter y la pasión,
al mismo tiempo que exaltase lo concreto, porque en eso intuía el
reencuentro con lo universal y con la voluntad de vivir. Son las cualidades
que brotan a montones en los cuadros de Olga Martínez, emblemas
reforzados de esa voluntad iniciática que sitúa en el ser
humano, en sus movimientos, en sus gestos liberados, ausentes del reclamo
patético, porque constituyen, a través del pretexto, no sólo
una reflexión sobre la pintura de siempre, sino también un
canto optimista a la vida que vive e interpreta." |