El Cantar de los Cantares
Besos 1,1-4
Ella |
¡Que me cubra de besos con su boca! Son mejores que el vino tus amores suave es el olor de tus perfumes. Tu mismo nombre es como un bálsamo fragante, por eso se enamoran de ti las jovencitas. ¡Llévame contigo, vamos, vamos: a tu alcoba condúceme, rey mío, a reír y ser felices juntos! Celebraremos tu amor, mejor que el vino. ¡Es tan fácil enamorarse de ti! |
Búsqueda en el fuego de la tarde 1, 5-8
Ella |
Soy morena, pero bonita, muchachas de Jerusalén, como las tiendas de Cadar, como los pabellones de Salomón. No os fijéis en mi piel oscura, que me ha bronceado el sol. Mis hermanos de madre se enfadaron conmigo, me pusieron a guardar las viñas, y mi viña, la mía, no la guardé. Dime, amado de mi alma, dónde pastoreas, dónde recuestas el ganado durante la siesta, para que no vaya perdida por los rebaños de tus compañeros. |
Él |
Si no lo sabes, bellísima mujer, sigue las huellas del rebaño y lleva a pastar tus cabritillas junto a las tiendas de los pastores. |
Diálogo amoroso 1, 9-17; 2,1-7
Él |
Amada, tienes porte de yegua de la carroza del Faraón. ¡Qué graciosas tus mejillas entre los pendientes, tu cuello entre los collares! Te haremos pendientes de oro Incrustados de plata. |
Ella |
Cuando el rey reposaba en su diván, mi nardo esparcía sus aromas. Mi amado es para mí bolsita de mirra: pasa la noche entre mis pechos. Mi amado es para mí ramillete de alheña de los jardines de Engadí. |
Él |
¡Qué hermosa eres, amiga mía, qué hermosa eres! Tus ojos son palomas. |
Ella |
¡Qué bello eres, amado mío, y qué dulce! Nuestro lecho es de flores. Las vigas de nuestra casa son cedros y el techo son cipreses. Soy un narciso de Sarón, lirio del valle. |
Él |
Como lirio entre zarzas, así es mí amada entre las jóvenes. |
Ella |
Como manzano entre árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes. A su sombra apetecida estoy sentada y su fruto me es dulce al paladar Me llevó a su bodega, sobre mi ha desplegado su bandera de amor Reanimadme con pasas, reconfortadme con jugo de manzanas; que desfallezco de amor Con su izquierda sostiene mi cabeza, con su derecha me abraza. ¡Muchachas de Jerusalén! Por las gacelas y las ciervas del campo os conjuro: ¡No molestéis, no despertéis a mi amor hasta que él quiera! |
Amanecer primaveral 2, 8-13
Ella |
¡Una voz es mi amado! Ya se acerca saltando por los montes, brincando por las Colinas. Mi amado es como un gamo, un joven cervatillo. ¡Allí está, tras la tapia, atisba por las ventanas acecha por las celosías! Habla mi amado y me dice: |
Él |
¡Levántate, amiga mía, hermosa mía, y ven! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido. Brotan flores en la tierra, llega el tiempo de cantar y el arrullo de la tórtola ya se oye por los campos. La higuera echa sus brotes y las viñas en flor vienen fragancia. ¡Levántate amiga mía, hermosa mía, y ven! |
Antes que expire el día 2,14-17
Él |
Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en los escondrijos del barranco, déjame ver tu rostro, permíteme oír tu voz, porque tu voz es dulce y amoroso tu semblante. |
Coro |
¡Cazadnos las raposas, las raposas pequeñitas que destrozan las viñas, nuestras viñas en flor! |
Ella |
Mi amado es para mí Y yo soy para mi amado que apacienta el rebaño entre azucenas Antes que expire el día y se alarguen las sombras, ¡vuelve, amado mío, como un gamo, como un pequeño cervatillo, por las colinas perfumadas! |
Ella |
Sobre mi lecho, por las noches, yo buscaba al amado de mi alma. Lo busqué y no lo encontré. Me levanto y recorro la ciudad por callejas y plazas buscando al amado de mi alma. Lo busqué y no lo encontré. Me he tropezado con los guardias que patrullan la ciudad: ¿Habéis visto al amado de mi alma? Pero apenas los hube adelantado, ¡encontré al amado de mi alma! Lo abracé, y no lo soltaré más hasta haberlo llevado a la casa de mi madre, al dormitorio de la que me dio la vida. ¡Muchachas de Jerusalén! Por las gacelas y las ciervas del campo, os conjuro: ¡No molestéis no despertéis a mi amor hasta que él quiera! |
Cortejo nupcial 3, 6-11
Coro |
¿Qué es aquello que sube del desierto como columna de humo fragante de mirra e incienso y de los mejores aromas del perfumista? ¡Es la litera nupcial de Salomón con su escolta de sesenta soldados, los más valientes de Israel! Todos llevan espada, veteranos de muchos combates: llevan la espada al cinto por temor a sorpresas nocturnas. El rey Salomón se hizo construir un trono de maderas del Líbano, con columnas de plata, respaldo de oro, asiento de púrpura, y el interior amorosamente recamado por las doncellas de Jerusalén. ¡Muchachas de Sión, salid a ver al rey Salomón con la corona que le ciñó su madre el día de su boda, el día más feliz de su vida! |
¡Qué hermosa eres, amiga mía! 4,1-7
Él |
Qué hermosa eres, amiga mía, qué hermosa eres! Tus ojos son palomas detrás de tu velo. Son tus cabellos como hato de cabras que ondulan por las pendientes de Galaad. Tus dientes: ovejas esquiladas que acaban de bañarse, todas con gemelos, ninguna estéril. Cinta de escarlata tus labios, y tu hablar melodioso. Tus mejillas como mitades de granada a través de tu velo. Es tu cuello la torre de David construida con sillares, de la que cuelgan mil escudos, todos escudos de valientes. Son tu pechos como dos crías mellizas de gacela paciendo entre azucenas. Antes que expire el día y se alarguen las sombras, subiré al monte de la mirra, a la colina del incienso. ¡Qué hermosa eres amiga mía, no veo en ti defecto alguno! |
¡Baja del Líbano! 4, 8-11
Él |
¡Ven desde el Líbano, esposa mía, baja conmigo del Líbano! Desciende desde las cumbres del Amaná, desde las cimas del Senir y del Hermón, de las guaridas de leones, de los barrancos de panteras. Me has robado el corazón, hermana mía, esposa mía, me has robado el corazón con una sola mirada tuya, con una sola perla de tu collar ¡Qué amorosas son tus caricias, hermana mía, esposa mía, qué deliciosos tus amores! Tus amores son mejores que el vino. Mejor la fragancia de tus aromas que cualquier otro perfume. Los labios de mi esposa destilan pura miel, debajo de tu lengua hay miel y leche. Y el olor de tus vestidos es fragancia del Líbano. |
Vengo a mi jardín 4,12-16; 6, 5,1
Él |
Eres huerto cerrado, hermana, esposa mía, eres huerto cerrado, sellada fuente. Un paraíso de granados, tus brotes, con frutos exquisitos, con nardo y azafrán, clavo de olor y canela, con árboles de incienso, mirra y áloe, las más exquisitas esencias. ¡La fuente del jardín es pozo de agua viva que desciende del Líbano! |
Ella |
¡Soplad, vientos del norte y del desierto, oread mi jardín: que fluyan los perfumes! Que mi amado penetre en su jardín a comer de sus frutos exquisitos. |
Él |
Vengo a mi jardín, hermana mía, esposa mía, a recoger mi mirra con mi bálsamo, a comer de mi miel y mi panal, a beber de mi vino y de mi leche. ¡Comed, amigos, y bebed, embriagaos, queridos! |
Desencuentro en la noche 5, 2-8
Ella |
Yo duermo, pero mi corazón está despierto. ¡Una voz: mi amado llama! |
Él |
¡Ábreme, hermana, amiga mía, mi paloma, mi perfecta, que tengo la cabeza cuajada de rocío, mis cabellos con relente de la noche! |
Ella |
Ya me he quitado la túnica: ¿tendré que vestirme? Me lavé los pies: ¿volveré a manchármelos? Mi amor mete la mano por la abertura, ¡y cómo se estremecen mis entrañas! Me levanto para abrir a mi amado, mis manos destilan mirra, mis dedos mirra que fluye sobre la manilla de la cerradura. Voy a abrir a mi amor ¡Ay, se ha marchado, se ha ido! ¡Se me fue el alma tras él! Lo busqué y no lo encontré. Lo llamé y no ha respondido. Me he tropezado con los guardias que patrullan la ciudad. Me golpearon, me hirieron, me arrancaron el chal los vigilantes de la muralla. ¡Muchachas de Jerusalén, os lo suplico! Si encontráis a mi amado, ¿qué habréis de decirle?: ¡que desfallezco de amor! |
¡Así es mi amado! 5, 9-16
Coro |
¡Oh tú, la más bella!: ¿qué distingue a tu amado de los otros? ¿Qué distingue a tu amado de los otros, que así nos conjuras? |
Ella |
Mi amado es fresco y sonrosado, destaca entre millares. Oro puro es su cabeza. Sus cabellos, oscuros como el cuervo, racimos de palmera. Sus ojos, dos palomas a la vera del agua que se bañan en leche posadas junto a un estanque. Sus mejillas, plantel de balsameras, macizos de plantas aromáticas. Sus labios son jacintos que destilan mirra fluida. Sus brazos, cilindros de oro engastados con piedras de Tarsis. Marfil tallado es su cuerpo, todo incrustado de zafiros. Como columnas de alabastro, sus piernas se asientan en basas de oro puro. Gallardo como el Líbano, esbelto como los cedros. Su boca, la dulzura misma. Y todo él un encanto. ¡Así es mi amado, así es mi amigo, muchachas de Jerusalén! |
Yo soy para mi amado 6,1-3
Coro |
¿Adónde se fue tu amado, bellísima mujer? ¿Adónde se fue tu amado, para que lo busquemos contigo? |
Ella |
Mi amado bajó a su huerto, donde se cultivan flores olorosas, a apacentar su rebaño en los jardines, a recoger azucenas. Yo soy para mi amado y mi amado es para mí? apacienta el rebaño entre azucenas. |
Mi paloma, mi perfecta, es única 6, 4-12
Él |
Eres hermosa, amada mía, como Tirsá, Encantadora como Jerusalén, imponente como ejército desplegado. ¡Aparta de mí tus ojos que me turban! Son tus cabellos como hato de cabras que ondulan por las pendientes de Galaad. Rebaño de ovejas son tus dientes, que suben del baño todas con gemelos, ninguna estéril. Tus mejillas: mitades de granada a través de tu velo. Si sesenta son las reinas y ochenta las esposas no se pueden contar las doncellas. Pero mi paloma, mi perfecta, es única, la preferida de su madre, la favorita de la que la dio a luz. Las jóvenes que la ven la piropean, reinas y esposas la celebran. |
Coro |
¿Quién es aquella que asoma como la aurora, hermosa como la luna, radiante como el sol, imponente como ejército de estrellas? |
Ella |
Había bajado a los nogales del valle a contemplar el verdor: si la viña estaba brotando Y florecían los granados. Y, no sé cómo, me encontré subida Al carro del príncipe. |
¡Baila, baila, que te veamos! 7,1-6
Coro |
¡Gira, gira, sulamita, baila, baila, que te veamos! Mirad a la sulamita en la danza de los dos coros. |
Él |
¡Qué lindos son tus pies con sandalias de princesa! Tus caderas se curvan como collares hechos por manos de artista. Tu ombligo es un ánfora donde no faltan vinos aromáticos. Tu vientre, un haz de trigo rodeado de azucenas. Como dos cervatillos son tus pechos, mellizos de gacela. Tu cuello: torre de marfil. Dos albercas de Jesbón son tus ojos junto a la Puerta Mayor. Tu nariz es la torre del Líbano que mira hacia Damasco. Tu cabeza te corona como el monte Carmelo. Son tus cabellos de púrpura. Preso en tus trenzas está el rey. |
Subiré a la palmera 7, 7-11
Él |
¡Qué bella eres, qué encantadora! Tu amor es delicioso. De palmera es tu talle, racimos son tus pechos. Me dije: "Subiré a la palmera a recoger sus dátiles". ¡Sean tus pechos como racimos de uva, y tu aliento, perfume de manzana! ¡Ay, tu boca es un vino generoso que fluye acariciando, y me moja los labios y los dientes! |
Ella |
Yo soy para mi amado que me desea con pasión. |
Luna de miel por las viñas 7, 12-14
Ella |
¡Ven, amado mío, salgamos al campo! Pasaremos la noche en las aldeas. Iremos, con el alba, a los viñedos para ver si los pámpanos germinan, si se abrieron los capullos y el granado ha florecido. ¡Allí te entregaré todo mi amor! La mandrágora exhala su fragancia, y nos esperan a la puerta mil frutas deleitosas, frutas secas, frutas frescas, que he guardado, amor mío, para ti. |
¡Si fueras mi hermanito! 8, 1-4
Ella |
¡Quién me diera que fueses mi hermanito, amamantado a los pechos de mi madre! Al encontrarte en la calle te comería a besos sin que me criticaran. Te llevaría a la casa de mi madre y tú me enseñarías. Te daría a beber vino oloroso y jugo de granadas. Con su izquierda sostiene mi cabeza, con su derecha me abraza. ¡Muchachas de Jerusalén! Os conjuro: ¡No molestéis no despertéis a mi amor hasta que él quiera! |
¡Llamarada de Dios! 8, 5-7
Coro |
¿Quién es aquella que sube del desierto apoyada en su amado? |
Él |
Bajo el manzano te desperté, allí donde te concibió tu madre, donde te concibió la que te dio a luz. |
Ella |
Grábame como sello en tu corazón, como tatuaje sobre tu brazo, porque es fuerte el amor como la muerte, insaciable la pasión como la tumba. Son sus flechas, flechas de fuego: ¡llamarada de Dios! ¡No apagarán el amor ni lo ahogarán océanos ni ríos! Si alguien ofreciera su fortuna por comprar el amor sería despreciado. |
Soy una muralla 8, 8-10
Coro |
Nuestra hermana es tan pequeñita que no le han crecido los pechos. ¿Qué haremos con nuestra hermana cuando vengan para pedirla? Si es una muralla, le construiremos almenas de plata. Si es una puerta, la protegeremos con tablas de cedro. |
Ella |
Soy una muralla y mis pechos torreones, mas para él ondeo banderas de paz. |
Mi viña 8, 11-12
Él |
Salomón tenía una viña en Baal Hamón. Entregó su viña a guardianes Y, por sus frutos, cada uno le traía mil monedas de plata.
Pero esta viña es mía. Para ti, Salomón, las mil monedas, y doscientas para los que cuidan de sus frutos. |
Despedidas 8, 13-14
Él |
¡Señora de los jardines, mis amigos te escuchan! Permítenos oír tu voz. |
Ella |
¡Corre, amado mío, como un gamo, como un pequeño cervatillo por las colinas perfumadas! |