Pensamientos
Madre Teresa
- Lo mejor que puedes dar a tu enemigo es el perdón; a un oponente, tolerancia; a un hijo, un buen ejemplo; a tu padre, deferencia; a tu madre, una conducta Ellos son el signo de la presencia de Dios entre nosotros, ya que en cada uno de ellos es Cristo quien se hace presente. Por eso, Él no nos preguntará cuántas cosas hicimos, sino cuánto amor pusimos en ellas, Madre Teresa de Calcuta
- Como dijera una vez un caballero hindú: "Un cristiano es la generosidad." Y es verdad. El cristianismo, a lo largo de toda su historia, ha sido un permanente acto de dar, desde el mismo Dios, que amó tanto al mundo que le entregó a su Hijo único. Y El, siendo Dios, se humilló por amor a nosotros hasta la muerte, y muerte de cruz.
Y ahora, nosotros mismos tenemos esa oportunidad de dar, porque Cristo se transfiguró en los hambrientos y desnudos para que pudiésemos ser generosos con El.
- Seamos fieles en las cosas pequeñas, porque ahí estará nuestra fortaleza. Miremos el ejemplo de la lámpara que arde con el aporte de pequeñas gotitas de aceite, y sin embargo da mucha luz. Las gotitas de aceite de nuestras lámparas son las cosas pequeñas que realizamos diariamente: la fidelidad, la puntualidad, las palabras bondadosas, las sonrisas, nuestra actitud amorosa hacia los demás. No hay nada que sea pequeño a los ojos de Dios, y El mismo se tomó la molestia de hacerlas para enseñarnos cómo actuar. Por eso se transformaron en infinitas
- El que tiene a Dios en su corazón, desborda de alegría. La tristeza, el abatimiento, conducen a la pereza, al desgano. Nuestra alegría es el mejor modo de predicar el cristianismo. Al ver la felicidad en nuestros ojos, tomarán conciencia de su condición de hijos de Dios. Pero para eso debemos mostrar nosotras estar convencidas de eso. Imagínense lo que sería una Hermana yendo a las barracas con cara triste y caminando pesadamente. Sería mejor que se quedara durmiendo. Sólo aportaría a los pobres más desesperanza y tristeza. La alegría es un don que se le ha otorgado al hombre para que pueda gozarse en Dios
- Nosotros predicamos un Dios bueno, comprensivo, generoso y compasivo. Pero, ¿lo predicamos también a través de nuestras actitudes? Si queremos ser coherentes con lo que decimos, todos deben poder ver esa bondad, ese perdón y esa comprensión en nosotros. Nunca dejemos que alguien se acerque a nosotros y no se vaya mejor y más feliz. Si el mundo puede ver la bondad en tu propio rostro, en tu sonrisa, en tu mirada, estará un poco más cerca de Dios.
- No es lo importante lo que uno hace, sino cómo lo hace, cuánto amor, sinceridad y fe ponemos en lo que realizamos. Cada trabajo es importante, y lo que yo hago, no lo puedes hacer tú, de la misma manera que yo no puedo hacer lo que tú haces. Pero cada uno de nosotros hace lo que Dios le encomendó.Sólo siendo sinceros y trabajando con Dios, poniendo en ello toda nuestra alma, podremos llevar la salvación a los demás. Pero para ello es necesario que no perdamos nuestro tiempo mirando y deseando hacer lo que hacen los demás.
- Hay una gran diferencia entre el cristianismo y las demás religiones: las demás hacen caridad por algo, nosotros por alguien. Y por eso entran en juego muchos elementos, como el respeto, el amor, la devoción, porque es por Dios mismo por quien hacemos todo esto, es por Cristo que está presente en el hermano necesitado. En la eucaristía entramos en contacto con el Señor a través del pan, y en el mundo de las miserias, a través del cuerpo de los que tocamos. Si realmente creemos que Cristo está en nuestros hermanos, ¡cuánto más fácil nos resulta hacer caridad!