Los auténticos sombreros de palma de Panamá se tejen cuidadosamente de fina paja de toquilla de hojas de palmeras cultivadas en la provincia ecuatoriana de Manabí. Aunque ya los usaban los nativos de la zona antes del siglo XVI, los artesanos crearon estos sombreros por primera vez para su distribución en 1630. El arte de su manufactura fue desarrollándose hasta que se inició la exportación de los sombreros a principios del XIX. Los sombreros tomaron este nombre porque se vendían en los puertos de Panamá.
Las poblaciones de Jipijapa y Monte Cristi han adquirido fama por los diferentes estilos de sombreros de palma creados por sus artesanos. La calidad del sombrero se juzga por lo fino de la paja y lo apretado del tejido. Se dice que los mejores sombreros de Monte Cristi son tan finos que pueden contener el agua, y no es inusitado que la creación de un solo sombrero de palma superfino se lleve hasta ocho meses.
Entre algunas de las figuras más prominentes que usaban sombreros de palma de toquilla, los cuales eran el principal producto de exportación de la República de Ecuador en las décadas de los años treinta y cuarenta, se encontraban el primer ministro británico Sir Winston Churchill (arriba a la izquierda), los presidentes estadounidenses Teddy Roosevelt (a la derecha) y Franklin D. Roosevelt (abajo a la izquierda), y posteriormente incluso el primer ministro soviético Nikita Jrushchov (abajo a la derecha). Los sombreros de palma eran la representación misma de la elegancia de la moda de esa época. Cualquier persona que haya tenido el placer de usar uno, debidamente ajustado a su talla, sabrá que su comodidad y su estilo no pueden mejorarse.
Desafortunadamente la década de los sesenta marcó el declive de los sombreros en general, y de los sombreros de palma en particular, como artículo en la moda para caballeros. Esto fue impulsado en gran parte por la tradición popularizada por el presidente John Kennedy de los EE. UU. de llevar la cabeza descubierta. Como resultado de esto, la producción de buenos sombreros de palma de Panamá es ya casi un arte olvidado hoy en día. Sin embargo, no se ha perdido la esperanza, y todavía quedan un puñado de artesanos que tejen estos sombreros, y es posible que vuela a surgir su popularidad