El Himperimpulsor es un milagro de la tecnología avanzada. Alimentado por generadores de fusión increiblemente eficientes, los motores de hiperimpulsión lanzan las naves al hiperespacio, una dimensión espaciotemporal en dónde sólo se puede entrar a velocidades superiores a la luz. Las teorías y las realidades del viaje hiperespacial sólo son comprendidas por un puñado de técnicos del hiperespacio altamente preparados en las comunidades astrofísicas, e incluso ellos admiten que algunos aspectos sigue n siendo un misterio.
Pero otros puntos están más claros. El hiperespacio está relacionado biunívocamente con el espacio real: cada punto del espacio real está asociado a un único punto del hiperespacio, y puntos adyacentes en el espacio real también lo son en el hiperespacio. En otras palabras, si viajas hacia el "norte" en el espacio real y saltas hacia el hiperespacio, también te dirigirás hacia el "norte" en el hiperespacio. Los objetos en el espacio real tienen una "sombra" en el hiperespacio. Es decir, hay una estrella (u objeto parecido a una estrella) en el hiperespacio en el mismo lugar que ocupa en el espacio real, y eso supone un peligro para los que viajan en el hiperespacio.
Ésta es la razón por la cual la astrogración y los computadores de astrogración son tan importantes y por qué son tan comunes a bordo de la mayoría de las naves equipadas con hiperimpulsores. Deben hacerse cálculos cuidadosos para asegurarse que la nave que viaja por el hiperespacio no se estrelle contra un planeta o una estrella mientras pasa como un rayo por esta dimensión; sólo los desesperados (o temerarios) intentan hacer saltos hiperespaciales sin cartas de astrogración puestas al día, ni droides o computadores de astrogración.
Muchos droides y computadores de astrogración utilizados en cazas estelares pueden almacenar únicamente la información de un salto hiperespacial a la vez; otros, como el Ala-Y de la Alianza Rebelde, puede almacenar hasta 10 saltos sin ser reprogramado.
Las naves más grandes, como los Destructores Estelares imperiales y modelos similares, tienen grandes computadores de astrogración a bordo, capaces de cálculos de astrogración virtualmente ilimitados y de almacenar efectivamente las coordenadas de salto para casi cualquier destino previsible que la nave quiera alcanzar.
Incluso con máquinas de astrogración sofisticadas, los errores no dejan de ser extraños. Hay millones de estrellas en la galaxia y miles de millones de planetas (por no mencionar los asteroides y otros residuos) y es espacio no es estático: lo que hace pocos días era una ruta segura, puede ahora estar llena de los restos de la explosión de una nave espacial o de la colisión entre dos cuerpos grandes. Las autoridades estiman que la localización de más del 90% de los cuerpos grandes de la galaxia es desconocida. Con todas estas variables, hasta los mayores y más sofisticados computadores, manejados por los astrogradores más experimentados, pueden fijar una ruta fatal a través del hiperespacio, incluso a lo largo de rutas muy transitadas.
Pero aún así, la mayor parte del espacio está vacío. Se realizan millones de saltos cada día: sólo una pequeña parte falla.