Los impulsores sublumínicos mueven la nave espacial a través del espacio real. Estos motores proporcionan más energía que los motores de repulsión, los cuales, al requerir una masa grande (como un planeta) para que funcionen los motores de antigravedad, no son adecuados para los vuelos en el espacio profundo; y funcionan de manera muy diferente que sus contrapartidas hiperimpulsoras.
Aunque existen muchas variedades de impulsores sublumínicos en la galaxia (cohetes de empuje químico sólido, impulsores atómicos, velas ligeras, estato-reactores), el más popular en el Imperio, y con mucha ventaja, es el motor iónico Hoersch-Kessel. Introducido originalmente en esta parte de la galaxia hace algunos centenares de años por mercaderes alienígenas, hoy en día casi todos los grandes fabricantes de naves instalan motores de tipo Hoersch-Kessel en sus vehículos.
El Hoersch-Kessel es extremadamente eficiente y potente. Aunque funciona mejor con uranio o con otros metales pesados, se puede modificar para utilizar virtualmente cualquier sustancia como fuente energética. Los reactivos líquidos, las células de conversión energética, e incluso las cápsulas de captación de iones se utilizan regularmente para proporcionar energía.
Otro punto a favor del Hoersch-Kessel es su versatilidad. Una versión reducida se utiliza en los cazas estelares y otras naves de altas prestaciones; se pueden fabricar motores más grandes para las naves más voluminosas.
Debido a su muy difundida utilización en toda la galaxia, la mayoría de los mecánicos de naves conocen bien el H-K; es fácil encontrar a alguien que pueda repararlo cuando se estropea. También es fácil encontrar piezas de recambio para la mayoría de Hoersch-Kessel de pequeño y medio tamaño, aunque para las naves más grandes o especializadas quizás se tengan que construir los recambios. El H-K no se estropea fácilmente; tiene pocas partes móviles; sin embargo, para conseguir la máxima eficiencia, las células de admisión y de encendido necesitan ajustes y alineaciones precisas, y deben ponerse a punto periódicamente. Si se ignora su mantenimiento durante demasiado tiempo, el motor puede quedar seriamente dañado o incluso ser irreparable.
A diferencia de los motores de hiperimpulsión, que propulsan las naves a través del hiperespacio, el H-K mueve la nave en el espacio real mediante una reacción de fusión que descompone el carburante en partículas cargadas. La energía resultante lanza la nave, proporcionando el empuje. La dirección de la nave se controla cambiando la dirección del escape mediante deflectores (los denominados "vectrales") o por motores H-K más pequeños utilizados como impulsores laterales.
Ya que el escape de la nave está muy caliente y es ligeramente radiactivo, en la mayoría de los planetas habitados, la utilización del motor H-K es ilegal: en estos casos las naves confían es sus motores de repulsión. Adicionalmente, el personal de mantenimiento lleva rutinariamente indumentaria a prueba de radiación (y los inteligentes también pasan por periódicas inoculaciones antirradiación).
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