|
|
....... |
SONETO XCIII
Si alguna vez tu pecho se detiene,
si algo deja de andar ardiendo por tus venas,
si tu voz en tu boca se va sin ser palabra,
si tus manos se olvidan de volar y se duermen,
Matilde, amor, deja tus labios
entreabiertos
porque ese �ltimo beso debe durar conmigo,
debe quedar inm�vil para siempre en tu boca
para que as� tambi�n me acompa�e en mi muerte.
Me morir� besando tu loca boca fr�a,
abrazando el racimo perdido de tu cuerpo,
y buscando la luz de tus ojos cerrados.
Y as� cuando la tierra reciba nuestro
abrazo
iremos confundidos en una sola muerte
a vivir para siempre la eternidad de un beso.
Pablo Neruda, 1959
Cien Sonetos de Amor (1959) Noche
|