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Fue, lo recuerdo bien, un 23 de diciembre. El a�o no lo tengo muy preciso: 97 o 98, por ahi. Hacia un frio que calaba, uno de esos frios como los de antes, saltilleros. Y sin embargo estaba lleno el Casino de los Leones. �Por que? Porque tocaba Beto Diaz. Cuando aquel baile termino el reloj marcaba ya las 3 de la ma�ana. Se despidio la gente. La orquesta rompio a tocar "Las Golondrinas" con un sabroso ritmo de danzon. Tres parejas volvimos a la pista para no dejar ir aquella pieza. Habia que gozar de la fiesta hasta el final. Una de esas parejas era la que formaban don Felipe Bueno Gonzalez y su se�ora esposa, do�a Beatriz Viesca de Bueno �Que hermosa pareja! Ella, una hermosa dama; el, un caballero de gallarda estatura y bien plantado. Siempre se les veia juntos; parecian novios. Trataban a todos con bondad; para todos tenian una palabra amable. Murio el pasado miercoles don Felipe Bueno. Como de aquella fiesta, disfruto de la vida hasta el final. Tuvo esa bella sabiduria que es la del gozo de vivir. Cuando murio se hallaba en la Isla del Padre. Cumplia alli un rito familiar que a�o con a�o celebraba: salir de vacaciones con su esposa y sus hijas. Hijos tenia tambien a quienes amaba con igual amor, pero esos dias los reservaba para ellas. Ahi recibio el llamado del Se�or. Su funeral congrego el afecto de innumerables saltillenses. Don Felipe fue destacado miembro del Club de Leones. Estuvieron a su lado sus compa�eros en esa agrupacion que tanto bien hace a la comunidad, y fueron con el las insignias de su querido club. n gran se�or fue don Felipe Bueno. Realizo muchas obras buenas, pero la mejor de todas fueron sus hijos. Nueve tuvo: en cada uno de ellos germino la buena semilla de su ejemplo. �Que buenos padres los que dieron tan excelentes hijos! Los conozco y se que Don Felipe esta en cada uno. Les dio la vida, pero ademas los formo en la practica del bien. Y esos hijos han educado a los suyos en la misma escuela del abuelo, escuela de trabajo y honradez, de dignidad y servicio a los demas. Me causo mucho pesar su muerte. Mire la serena tristeza de Do�a Beatriz y el dolor resignado de sus hijos, la pena desconcertada de los nietos que veian la fortaleza de su abuelo y que seguramente no se explicaban aun su desaparicion. Pero en verdad no hay muerte donde hubo tanta vida. Y la de don Felipe fue plena, no solo por los muchos a�os que Dioe le quiso dar, sino porque ademas los vivio bien. Decian los antiguos castellanos que se debe vivir de tal manera de seguir viviendo despues de la muerte. Aun ausente de nosotros don Felipe Bueno seguira viviendo en la recordacion amorosa de su compa�era y de sus hijos y nietos, que son como el, que poseen sus mismas cualidades. Tengo la certeza de que en esta familia tan unida seguira presente Don Felipe como si no se hubiera ido, con su alegria, con su palabra sabia, con su ejemplo de bien y bondad. Yo tuve el privilegio de conocerlo y de tratarlo; admire siempre su se�orio y su caballerosidad. En los comienzos de mi carrera recibi de el palabras de aliento que me sirvieron mucho. Tengo el privilegio de ser amigo de sus hijos. Mis hijos son amigos de sus nietos. En nuestra memoria vivira siempre el gran se�or que fue Don Felipe Bueno Gonzalez. Por la vida de hombres como el debemos dar gracias a Dios. |