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CAPITULO III
"No conocemos las cosas en sí, sino solo el efecto que producen
en nuestra conciencia" (40). Además de la certeza de esta afirmación,
según Ouspensky, hemos adquirido muchos malos hábitos, entre
ellos el pensar sin propósito, lo que también crea una "nube"
en el entendimiento de la realidad de las cosas. Recuerdo que hace muchos
años, alguien me dijo que no escuchábamos a Dios porque El
era muy educado, no habla si nosotros no nos callamos, ya que mantenemos
un constante diálogo interno en nuestra mente, el cual no permite
que oigamos lo que Dios quiere decirnos. En otras palabras, no es que Dios
no nos conteste nuestras oraciones, es que no paramos la mente con nuestro
propio diálogo por lo que no hay lugar a que penetre una intuición
o una idea reveladora. Con esto se demuestra que no tenemos control ni
de nuestros propios pensamientos.
En este sentido las palabras de 'Abdúl-Bahá, hijo
mayor de Bahá'ulláh y Centro del Convenio de Dios para los
Bahá'ís, nos iluminan: "Observa cómo el poder del
pensamiento humano es de dos clases. Una clase es verdadero, cuando tal
pensamiento coincide con una determinada verdad...La otra clase de concepciones
se compone de pensamientos vanos e ideas inútiles y no rinden ningún
fruto ni resultado, y carecen de realidad...Reflexionemos y observémonos
sobre la calidad de nuestros pensamientos a cada segundo. Cuántos
de ellos son vanas imaginaciones y fantasías?. Cuántos de
ellos son conscientes y cuántos mecánicos?
Ouspensky continúa diciendo: La obtención de la conciencia
está conectada a la gradual liberación de la mecanicidad
y cuando se es mas libre de leyes accidentales mecánicas. Para liberarnos,
el primer paso es darnos cuenta de que no somos conscientes y de que hasta
cierto punto estamos "dormidos". La gente dormida pelea, hace leyes, que
otros "dormidos" obedecen o desobedecen (18).
La primera prueba de que sí estamos dormidos, es que no lo
aceptamos. Hay un amortiguador o como dicen los psicólogos, racionalizamos
el hecho para no aceptarlo como es, tenemos "mecanismos de defensa". Y
cómo podemos despertar? Para despertar debemos observarnos a nosotros
mismos en todo lo que hacemos, sentimos, pensamos, etc. y si nos damos
cuenta que no estábamos conscientes en esos instantes, es que hemos
actuado mecánicamente, en otras palabras, estábamos "dormidos".
Cuántas veces no recordamos donde pusimos las llaves, porque el
que actuó en ese momento fue "nuestro piloto automático".
Bahá'u'lláh dice: "no pueden encontrarse ni dos hombres
de los que pueda decirse que están unidos interior y exteriormente"
(36). O como dice 'Abdúl-Bahá: "...ningún hombre debe
guiarse por sus antepasados. No, cada uno debe ver con sus propios ojos,
escuchar con sus propios oídos e investigar la verdad por sí
mismo..." (54).
No es esto coincidente con lo que se está argumentando del
dormir y de ser uno mismo? Si la justicia es la base de la unidad y la
paz no puede obtenerse hasta que no se reconozca la unidad de la humanidad,
tendremos que reconocer que la mayoría de nosotros actúa
inconscientemente y por consiguiente no actuamos con justicia. Se sabe
que los seres verdaderamente conscientes son justos, ya que todos los males
se cometen por ignorancia o inconsciencia. "A nivel colectivo la justicia
no es castigar el comportamiento antisocial, sino la expresión de
la conciencia del individuo inseparablemente unida a la de la humanidad
entera" (36). Léase la Palabra Oculta de Bahá'ulláh
sobre lo que es la justicia y analícese (Anexo No. 2) (12).
Gibran Khalil Gibran ilustra muy bien el hecho de que la inconsciencia
es la base de la incomprensión: "El Ojo: Dijo el Ojo un día:
"Veo mas allá de estos valles una montaña velada por la niebla
azul. Verdad que es hermosa?. El Oído se puso a escuchar, y después
de haber escuchado atentamente durante un tiempo, dijo: "Pero, donde está
esa montaña? Yo no la oigo!. Entonces habló la Mano y dijo:
"En vano trato de palparla o tocarla; no encuentro montaña alguna.
La Naríz dijo: "No hay ninguna montaña. No puedo olerla.
Entonces el Ojo se volvió hacia otro lado, y todos comenzaron a
discutir la extraña alucinación del Ojo, y decían:
"A este Ojo debe pasarle algo" (50).
No es extraño que no nos entendamos. Estamos dialogando a
diferentes niveles de conciencia, aunque intelectual y culturalmente estemos
en el mismo nivel. Si a veces ni con la propia familia podemos entendernos.
Posiblemente sostenemos diálogos entre "durmientes" y "soñamos"
que nos comprendemos.
Según Ouspensky, las funciones instintivas no tienen que
ser conscientes. Sin embargo, hay que superar dos obstáculos para
iniciar el despertar: 1. Creer que estamos conscientes, y 2. Mentir. Para
Ouspensky mentir significa hablar de las cosas sin haber alcanzado una
conciencia objetiva. Como no podemos definir lo que es la verdad, entonces
hablar de algo que no conocemos en su esencia, eso sería mentir.
No sabemos nada de nosotros mismos, pero actuamos como sí sabemos,
eso es mentir. En el estado en que nos encontramos, nadie conoce la verdad
(19). Con razón Sócrates dijo: "Yo solo sé que nada
sé". Seguramente estaba en el camino del despertar y de ser él
mismo.
Se ha establecido que para despertar hay que observarse a sí
mismo en todo lo que hacemos, pensamos o sentimos. Darnos cuenta de la
mecanicidad con que actuamos y reconocer que estamos dormidos y que en
este estado no podemos conocer la verdad por lo que mentimos sobre lo que
hablamos. En el próximo capítulo ahondaremos mas sobre la
mecanicidad, las diferentes categorías de hombres, la necesidad
de reflexionar, etc.
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CAPITULO 4