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Grácil come, traga... zampa casi sin respirar, se nota que no esta muy habituada a perder una comida. Neo la observa divertido, con la cara apoyada sobre una mano, esperando pacientemente a que termine. Hace el intento de llevarse un cigarrillo a los labios pero la cría lo mira de reojo con el ceño fruncido, la cara que pone lo hace desistir. Es mejor no enfadarla o será difícil poder controlar a su nuevo descubrimiento. Cuando por fin termina la comilona, Grácil gira la cabeza buscando algo a su alrededor. - Gracias, estaba muy bueno... aunque tendrías que probar el pan que hace Dam...- Neo la mira con interés esperando a que termine la frase. -¿ Si? - - No, nada... hum, tengo los dedos pringosos, ¿tienes algo para limpiarme?. ¿Dónde podemos tirar los desperdicios?. - Iba a hablar mas de la cuenta, al fin y al cabo el rubio es un desconocido,
podría ser un espía de la Orden o un agente del Comité
de Seguridad Ciudadana.
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El chico suelta una carcajada.
- ¿Para limpiarte?, ja... pues si que eres señorita. ¿Por qué no usas esto? - Le señala con el dedo el filo de su vestido. - Y los desperdicios tíralos ahí mismo. - Neo hace un movimiento con la cabeza en dirección al suelo. La chica arruga la nariz. La verdad es que la limpieza en la gran ciudad deja mucho que desear. - No me extraña que este sitio huela tan mal. Se podría
llamar cloaca lugar de Haerea. -
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De una patada Neo lanza en dirección
a las casas abandonadas la botella que acaba de terminarse, los envoltorios
de su comida estan a sus pies hechos una pelota arrugada.
-Si, podría. Seguro que no huele así donde tu vives, ¿no?. - La pregunta tiene un ligero tono de burla. - Puedes jurarlo, el olor del aire es fresco y limpio, hay mucha más luz que aquí... pájaros y arboles. Además, nuestro huert... .- Otra vez está hablando demasiado. Grácil para en seco, aprieta los labios y se avergüenza de lo estúpida que ha sido. Maldita sea. La chica se levanta furiosa consigo misma y sale andando en dirección a la estación. - Bueno, adiós, tengo que irme... em... me esperan en casa. - Vaya rollo de excusa, pero es mejor quitarse de encima a este tipo, si se queda un minuto más con él acabará metiendo la pata. Esa sonrisa la pone un poco nerviosa. Neo da un salto del banco y de una zancada se sitúa delante de ella impidiéndole seguir caminando. - ¿Cómo que adiós?, ¿eso es todo?. ¿Qué
pasa?, no te fías de mi ¿no?... . No seas tonta niñita,
se perfectamente que eres una mutante o una elegida, o como rayos os llaméis.
Grácil mira a Neo a los ojos. Parece sincero... no se siente ninguna maldad en su espíritu y su aura es limpia, incluso deja entrever cierto apego a ella. - .... - Duda un poco, pero él es la única ayuda con la que cuenta para encontrar a Aquila. - Bueno... no se...- Suspira indecisa. - Soy tu amigo ¿vale?, solo quiero ayudarte. ¿No lo puedes leer en mi pensamiento (por suerte no) o algo así?. - Parece que ha picado, Neo no puede creérselo. Después de todo es tan ingenua como parece, un poco más de encanto personal y su actuación la convencerá. Sonríe de lado a lado poniendo ojitos de cachorro abandonado. - Ey... ¿es que no necesitas ayuda?. Cil no se de donde vienes pero esta claro que nunca has puesto un pie en "La Colmena", además, anoche intente salvarte la vida ¿ o no?...- Que morro, Grácil levanta una ceja, sorprendida. - ¡YO! te salve la vida a ti , y no me digas mas niñita, ni tampoco Cil, rubio. Mi nombre es Grácil, no es muy difícil de recordar.- La bronca se corta en seco y el rostro de la chica se alegra repentinamente, es la primera vez que Neo la ve sonreir. - Un momento....¿ Has dicho "La Colmena"?, ¿
estoy en "La Colmena"?.
Su compañero parece dudar enfrentándose a "gravísimos" problemas internos. - Om... hum... si, ya veo. Bueno, ...no es tan fácil. - Le explica que llegar al tercer estrato es sumamente difícil desde allí, porque están en el nivel mas bajo de "La Colmena" y el transporte a esa zona solo sale una vez al día. Muy temprano. - Por desgracia te has despertado un par de horas después
de que haya salido el deslizador del tercer estrato... . Si lo hubiera
sabido te hubiera llamado..., pero ya no hay solución.
Neo se encoge de hombros, mientras observa el efecto de su cuento en la niña, se lo cree todo, es tan fácil como engañar a un bebé. Pero Grácil no lo tiene muy claro, hay algo en el tono de voz del chico, demasiado amable y amistoso, que la hace dudar. Además, puede ver las puertas de la gran estación atestadas por el gentío que entra y sale sin cesar. - Y si no hay transportes más que una vez al día, ¿adonde van esos?. No me dirás que trabajan todos ahí ¿no?- Neo mira distraídamente hacia la estación.
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-¡ Oh! esos, si, verás... van a reservar sus
pasajes, mmm... eso es otra cosa importante. Hay mucha demanda de transporte
y debes solicitar que te guarden un lugar con bastante antelación.
Tendremos mucha suerte si conseguimos viajar antes de un par de días. - Mueve la cabeza aseverando su afirmación, mientras sopla para apartar el flequillo que le cae sobre los ojos. Grácil esta desolada. ¡Un par de días!, ¿cómo va a arreglárselas hasta entonces?. Los ojos azules la observan aparentando la mayor inocencia del mundo y tras unos segundos de silencio el chico mira su reloj, frunciendo el ceño. - Vaya..., es bastante tarde y tengo que hacer muchas cosas todavía. No puedo perder más tiempo contigo bonita, así que decídete pronto. ¿Que vas a hacer?. - Todo buen embaucador sabe cuando puede tirarse un farol. - Mmm... vale. - Grácil lo mira un poco recelosa y asiente no de muy buena gana. - Solo serán un par de días, tú lo has dicho, ¡y después me dirás cual es el transporte hasta el tercer estrato!. ¡Ah!... y nada de pasarse o te trataré como al carroñero, ¿ esta claro?. - Que miedo, a Neo le cuesta aguantar las ganas de reírse en la carita de la mocosa, pero cuando miente su expresión no puede ser mas paternal y fiable. Parece un santo. - ¡Te doy mi palabra!, no se porque lo dudas, ¿te paso algo anoche?, ¿te hice algo yo?- Se pone con los brazos en jarras y agacha la cara hasta ponerla a la altura de Grácil, que lo siente demasiado cerca de ella. La ansiedad que despide el aura del chico la pincha como un pequeño alfiler, ¿por qué esta tan tenso?. Ha debido ofenderlo. Cuando abre la boca para intentar contestar él no le da ocasión. - De verdad que eres desagradable guapa, tú veras lo que haces. Ahí tienes el "albergue" de los carroñeros, a lo mejor te fías más de ellos que de mi. - La niña aprieta los labios compungida, es demasiado dura con su "salvador". - Lo siento Neo. - Victoria. El chico nota una agradable sensación cuando Grácil, por primera vez, lo llama por su nombre. Le gusta como suena en sus labios, ¿ se estará volviendo tonto con tanto pasteleo?. - No te preocupes Cil. Vámonos ya, no vivo cerca....- Los dos se encaminan hacia la estación y una vez dentro Neo le indica el transporte que han de coger. Por suerte (como es tan previsor) había "reservado plazas" para los dos antes de volver a por ella. Neo la mira de reojo estudiando la expresión de su cara, pero la recién llegada a "La Colmena" no parece dudar de sus palabras. Si supiera que los deslizadores salen con una frecuencia de media hora y además son completamente gratuitos..., si no fuese así ¿como diablos iba a trasladarse la gente?. Solo algunos privilegiados disponen de aero-transporte propio. El chico se felicita a sí mismo. Lo más difícil
ya esta hecho.
De camino al tercer estrato, Neo se dedica a hacer planes (vive allí desde hace años, aunque ya cuidará él de que la chica no se entere). Grácil, una vez ha decidido confiar en él, le ha contado parte de su historia. Tiene que encontrar a su maestra y para ello necesita a Aquila, su "hermano". Por supuesto se ha callado lo de la Orden y la condición de elegidos de su familia adoptiva. Su acompañante no esta muy convencido, porque aún no ha conseguido que la cría le diga de donde viene exactamente. Tan solo le ha dado unas vagas indicaciones sobre "otro estrato", pero no parece muy creíble. No importa, ya se enterará de todo. La paciencia es su única virtud realmente útil. Su corazonada casi le cuesta el cuello, pero seguro que esa cría es más de lo que parece, aunque de momento solo sea un problema. Habrá que tener cuidado con los matones del Comité de Seguridad y su caza de mutantes. Decididamente le gusta. Sentada en un asiento frente al suyo mira pensativa por la ventanilla, mientras balancea las piernas con los tobillos cruzados. A pesar de que las chicas que siempre le han gustado tienen unas "cualidades" muy diferentes, esta le atrae de una forma especial. Se ha quitado el sombrerito y el cabello le brilla dorado bajo las luces
del vagón. A Neo le sigue pareciendo que resplandece
entre la multitud que los rodea.
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