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Que fastidio. Grácil se levanta de mala gana y sale de su escondite. Hace cinco minutos cuando captó las tres fuerzas vitales de los carroñeros que habitan en el edificio abandonado, no se preocupó demasiado. Mentes muy poco desarrolladas y bastante fáciles de manejar, solo su exagerada agresividad las diferenciaba de las de un vegetal. Unos seres tan simples no suponían un problema defensivo para un elegido, ni siquiera para una Pequeña, ...pequeñísima Dama. Lo importante era no dejarse ver, le bastaba con envolverse bien dentro de su escudo psíquico (ajustado de forma que provocase el rechazo de aquellos seres) y acurrucarse un poco más en el nicho de la pared. Después ha oído el ruido de cristales rotos y ha sentido el pánico de Neo salpicándola como agua hirviendo. Es sorprendente el lazo emocional que involuntariamente el chico ese ha formado con su espíritu. La niña se pone tensa y aprieta los dientes, el miedo es cada vez más imperioso, y empieza a introducirse en su escudo. No esta acostumbrada a sentir corrientes vitales ajenas, excepto las de Aquila y Dama Maudit, (que le son tan cómodas y familiares como la suya propia) y esta nueva adquisición la incomoda a más no poder. Bueno...va buscar al chico de ciudad y solucionar este asunto tan estúpido de una vez por todas. Escaleras abajo se ve una tenue luz verdosa, que ilumina uno de los descansillos. El Don no facilita la percepción de las cosas inorgánicas (pues carecen de aura) , así que en la oscuridad la chica se golpea las piernas un par de veces, mientras baja las escaleras a tientas. El segundo golpe en la espinilla la hace dar un pequeño grito. - ¡ Ouch! mierda!..., Ow...no...- Angustiada Grácil se tapa la boca. Los carroñeros se han dado cuenta de su existencia. El nerviosismo que le provoca el miedo de Neo, unido al dolor del golpe, la han hecho perder la concentración y ahora al menos dos de ellos están completamente atentos a su presencia. Lo que faltaba. También el chico la ha oído y, por un momento, deja de aguantar la mirada del ser que le acecha girando los ojos hacia el hueco de la escalera, de donde ha venido el grito de la niña. La alimaña reacciona con rapidez cuando su víctima deja de estar en guardia . Con una de sus largas zarpas agarra por el cuello a su presa levantándola en el aire a una cuarta de altura. Neo intenta apoyar los pies en el suelo, a la vez que abre la boca tomando el poco aire que el abrazo del monstruo le deja. La lengua del carroñero se desliza lentamente por su cara en busca de la sangre que fluye de los pequeños cortes. Para el monstruo resulta deliciosa y la saborea sin prisa, como alguien que se come el chocolate que rellena la galleta. Sabiendo que está perdido, el chico intenta soltarse , los pulmones
le van a estallar y la cabeza se le va. En un último esfuerzo, apoya
los pies en la pared que hay a su espalda y sujetándose al mismo
brazo del carroñero se impulsa doblándose hacia arriba, consiguiendo
golpearle con las rodillas en su blando abdomen.
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Le ha dolido, desde luego, pero no lo suficiente.
Furioso, el monstruo rechina los dientes y lo arroja con fuerza contra una pared, la galletita le esta resultando muy dura. Neo choca violentamente en el muro y cae bocabajo en el suelo, entre una polvareda de cascotes y arena. Aún aturdido por el golpe escupe la tierra que ha tragado y torpemente intenta levantarse. Ya puede respirar pero le duele todo el cuerpo. Apenas se da cuenta de lo que esta haciendo. De nuevo, el carroñero se lanza contra el, rugiendo con rabia. Ahora su intención es comerse la cena de un solo bocado. Se acabaron las tonterías. Entonces algo se interpone entre la muerte y él. Una figurilla menuda salta desde la oscuridad hasta donde el chico se encuentra aún medio incorporado y se abraza a él con fuerza. Neo se tambalea arrastrado por aquel peso, volviendo a caer sentado en el suelo sin saber muy bien que lo atrapó. Maldiciendo todo lo que le rodea y casi sin aliento, intenta deshacerse del ser que se agarra a el como una sanguijuela. -¡ Suéltame diablos... !, ¡ vete al infierno cabr... .- Sus ojos azules se abren como platos, es la cría. Con el salto se le ha caído el sombrerito y una maraña de rizos desordenados se mete en la cara del chico.Tratando de ver algo Neo aparta el cabello, que da la impresión de crecer contra la gravedad. La chica lo rodea con sus brazos y le habla entre dientes, sin dejar de mirar impasible al carroñero. - Me haces daño bruto... deja de tirarme del pelo o no podré concentrarme y este engendro nos matara a los dos... shhhh... no te muevas, voy a rodearte con mi escudo psíquico. - Le caen gotitas de sudor por la frente. - O por lo menos voy a intentarlo. - Que extraño..., Neo lo puede sentir, la fuerza que emana de la niña lo envuelve y tranquiliza a la vez. Es como si de pronto se hubiese vuelto invulnerable, protegido por una armadura invisible que lo distancia del carroñero. Incluso por un momento cree ver un débil resplandor blanco que surge alrededor de la chica. La bestia también lo siente. Deja de rugir, sin apartar la vista de sus víctimas, y de pronto se da media vuelta para alejarse muy despacio reptando por el techo en busca de otra presa, como si los hubiese olvidado por completo. - Ya esta, lo conseguí. ¡Buhf!. ...ensayar con lechugas no es tan inútil después de todo . - Parece hablar con ella misma, pero enseguida se vuelve a mirarlo un poco preocupada y los ojos ámbar aparecen de nuevo entre los rizos. - Solo espero que el escudo tuyo aguante lo suficiente... - Neo se pregunta que rayos habrá hecho para conseguir que el carroñero se largue, es una mutante eso esta claro. Nunca ha visto a ninguno que haga cosas parecidas, como mucho una ridícula telequinésis, pero nada demasiado espectacular. Aun sigue muy seria, es demasiado seria. - ¿Cómo te encuentras chico?, ¿ sientes algo especial? - Evidentemente pregunta acerca del efecto causado por extraño
poder que tiene, pero Neo, después de salvar
el pellejo se siente demasiado feliz para no saborear la vida y da
otro sentido mas acorde con su estado de ánimo a las palabras de
Grácil. Se lo esta poniendo tan fácil...
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Con una sonrisa irónica decide tomarle un poco el pelo
a la señorita.
- Me siento muy bien... - La mira poniendo toda la intención y le pasa un brazo por la cintura, atrayéndola hacia él. - ... muy bien nena, muchísimas gracias. Te debo una. - Sin darle tiempo a reaccionar da un pequeño beso a la niña, justamente sobre la comisura de los labios. ¿Por que no darse el gusto?, hace un segundo han estado a punto de palmar. Grácil se pone roja, manotea haciendo que la libere y se aparta de su lado soltándolo de sopetón. No se es muy ingenua cuando se leen las emociones de los demás y la emisión del rubio esta muy clara, menudo descaro. |
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-¿Qu.. qué haces? ¡Quita!! ¡Me estas mosqueando, no te pases ni un pelo, ¿no soy tonta sabes?! yo... ¡¡ mhp !! - Esta indignada. Que fresco, después de salvarle la vida y del esfuerzo tan tremendo que le ha supuesto. - Ay, no... - La chica sacude la cabeza a uno y otro lado, los rizos revolotean. - ¡Oh vaya!... me voy a desconcentar otra vez. - Cierra los ojos y su expresión se vuelve serena de nuevo, con esa tensión le va a costar trabajo mantener sus escudos. Neo le guiña un ojo y sonríe mas amablemente. - Tranquila nena, ¿ porqué te lo tomas todo tan mal?. No tienes que preocuparte por mi, flaquita... soy completamente inofensivo. - Como respuesta, una mirada desdeñosa. - ¡Ey!, era una broma, no deberías ser tan seria ¿sabes?- El chico sigue sentado en el suelo con las piernas estiradas a ambos lados de Grácil. Esta hecho un asco, todo sucio y con la cara llena de sangre. Además, el abrigo se ha desgarrado por varios sitios y la bufanda se le ha caído. Sin ella se pueden ver bien sus rasgos. La niña reconoce que, realmente, es bastante guapo ...si no tuviera esa desfachatez podría incluso gustarle. Mucho. - Te he preguntado eso porque tienes la cara llena de sangre, tonto. Y te has hecho daño en ese brazo también. - Grácil señala una contusión que asoma por un roto de la ropa de Neo. Él se incorpora mientras se sacude un poco el polvo del abrigo. -No tiene importancia. Son solo arañazos, con un poco de desinfectante
estará listo.
Una de sus manos se tiende, amistosa, hacia la niña. - Soy Neo, ¿ tienes nombre preciosa?- Grácil mira la mano y le contesta sin estrecharla, mientras se da la vuelta en dirección a su refugio. - Me llamo Grácil. Será mejor que no te separes mucho de mi lado o tu escudo psíquico perderá fuerza, ...claro que puedes hacer lo que te de la gana. Allá tú. - Que simpática. Neo la sigue a unos pasos de distancia, de todas formas los poderes de la cría son muy especiales. Habrá que pensar que se puede sacar en claro de todo esto. -¿Estas segura de que no prefieres venirte a mi casa?....- - Totalmente. - |
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Cuando Grácil se despierta la fría luz de la mañana entra por la cristalera del techo. Tarda un momento en darse cuenta de donde se encuentra y enseguida mira a sus pies, Neo se acostó en el suelo bajo el hueco de la pared donde ella ha dormido, no muy cómoda por cierto. Ni rastro del rubio, se ha marchado. Vaya, se siente un poco decepcionada. Al menos podría haberse despedido, claro que ella tampoco ha sido muy sociable. Como un gatito, la niña se estira todo lo que puede y su brillo ilumina el ático. Ops... debe tener más cuidado con su aura. No es fácil pasar desapercibida resplandeciendo como una luciérnaga, además sus contratiempos aún no han acabado. Oye rugidos...y no son carroñeros, el estómago le reclama algo urgentemente. Ha dormido como un tronco después del esfuerzo que hizo para elevar los escudos, pero el sueño no es bastante reparador después de un día sin comer, aunque se tengan trece años. Cuando esta apunto de salir a la calle tropieza con él otra vez. - ¡Ya te has despertado!, duermes más que un bebe..., ¿Donde
vas?. ¿No tendrás prisa, eh?.
Sin más, el chico la coge de una mano y se pone en marcha, casi arrastrándola a su lado. Lleva una gran bolsa de papel de la que sale un olorcillo muy apetitoso. Burlandose un poco, hace bailar la bolsa delante de la nariz de Grácil. - ¿Tienes hambre? ,... hum... ¿ estarían a la altura de un ser espiritual como tú estos humildes bocadillos?. También he traído un par de batidos y panecillos dulces, ...aunque tendrás que convencerme para que te de algo. Eres una cría muy antipática ¿sabes?- El chico le tira un bocadillo y una botellita mientras andan hacia la avenida y Grácil se lanza a devorar sin esperar un minuto. - Al menos podrias decir gracias ¿no?. ¡Tsk !... no sé,... no sé,... . - Ni caso al pelmazo del rubio, en otro momento quizas le hubiese
contestado pero ahora una idea bloquea el karma de la Pequeña Dama.
¡¡DESAYUNO!!.
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