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Antes de que los evols conquistasen los tres planetas centrales
el sistema solar estaba gobernado por el consejo. La familia real de Domo,
el mayor de los mundos, se valía de ellos para regir los siete planetas
desde hacia generaciones. Cada siete ciclos, tanto el rey o la reina,
como sus consejeros (cuatro por cada mundo) pasaban la prueba de
la justicia, debían demostrar a su pueblo que seguían
siendo gobernantes capaces, honrados y sabios. Si alguno no lo lograba
era destituido y entonces un nuevo aspirante, ocupaba su puesto.
Cuando los evols con su poderosa e invencible maquinaria de guerra llegaron abolieron este sistema, y todo resto de pensamiento libre desapareció o fue condenado al olvido. La capital de Domo es Ciudad Industria , donde la clase dominante, los evols, controlan todo. Los que se oponen a dicho control son detenidos y convertidos en "sirvientes" mediante el implante de un collar, controlado por un diminuto mando a distancia que poseen sus amos. El dispositivo les impide hablar y les mata instantaneamente si se rebelan o intentan escapar. Los sirvientes hacen todo el trabajo de forma que los privilegiados no tienen que trabajar y se dedican al ocio, al arte , ... a cualquier cosa que no implique ningún tipo de intrusión en el gobierno de los evols. Fresa pertenece a la clase alta, es una pijita, se dedica a hacer esculturas de luz y tiene bastante éxito como artista, se ha "independizado" y vive sola. Tiene pocas amistades, ninguna auténtica, y se le considera un poco rara porque no es muy sociable. Apenas frecuenta las constantes fiestas y celebraciones que son la vida normal para la gente de su entorno. La han criado sus tres tías Fauva (señorita), Flera (viuda) y Privima (divorciada). Ultimamente andan preocupadas por lo sola que esta su sobrina, por "suerte" a Privima se le ocurre una idea. Comprarle, para el día de su ventitrés cumpleaños, un sirviente joven y guapo a su sobrina. Así no vivirá tan sola, estará cuidada y se divertirá algo, que para eso se tiene la juventud. Que cosas se le ocurren... ¡Como puede decir algo así!. Las otras dos hermanas se escandalizan un poco pero la menor las convence y por fin se dirigen al "Centro de Reubicación", que es el sitio donde los sirvientes son vendidos. Un mercado laberíntico en el que los prisioneros del gobierno son asignados a un amo, por un precio razonable, o bien son devueltos, rechazados por sus dueños. Aquí solo están los que no son lo bastante fuertes para trabajar en las minas subterráneas de maná. Fauva esta asustada, como casi siempre. Flera se siente indignada por la penosa situación de los sirvientes ( aunque se guarda mucho de hacer cualquier demostración de desacuerdo, lo bastante evidente como para que los vigilantes se den cuenta). Sin embargo Privima estudia atentamente a todos los posibles candidatos. Han ido derechas al tercer nivel, donde se vende lo mejor y más caro, son jóvenes, tienen buen aspecto y están sanos. Incluso algunos han recibido una educación. |
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Después de buscar durante varias horas acaban un poco
decepcionadas,
Flera no para de insistir en que deberían
marcharse, entonces Fauva hace su descubrimiento.
Yver es alto, fuerte, y muy delgado, tiene las pupilas de color rojo lo que indica que pertenece a uno de los planetas menores, no tiene cicatrices visibles y parece muy digno. Quizás es demasiado pálido y ese terrible corte de pelo trasquilado, que suelen llevar los siervos, no le favorece mucho. Pero cuando la anciana con cara asustada lo ha mirado el le ha respondido con su sonrisa mas dulce,... sabe que inspira tanta compasión. Las otras dos señoras se han acercado a mirarlo también, y parecen bastante interesadas. Yver espera que se queden con él. Es lo mejor que se ha presentado en todo el día. |
Parece que son de clase alta y lo bastante viejas como
para no exigir mucho. Siempre serán preferibles a trabajar en una
granja industrial, en la macrococina de un comedor para sirvientes durante
veinte horas al día, o en un laboratorio gene-químico expuesto
sustancias mortales y sirviendo de materia prima para experimentos.
Realmente, una maravilla, comparadas con uno de esos tipos babosos a los
que tiene que disuadir de su capricho dándole una patada en las
pelotas, ante la desesperación del tasador ( si lo hace aquí,
no recibe ninguna descarga neuronal del collar, porque un genero de calidad
como él, podría estropearse).
A pesar de que el aspecto del sirviente es mucho mejor que el de otros pobres desgraciados, nadie se queda con él. El tasador no esta muy contento con su mercancía y no se atreve a castigarlo, por si pierde la oportunidad de conseguir un buen precio ( un día más sin ventas y tendrá que malvenderlo a cualquier tasador de segundo nivel ). Cuando llegó, penso que enseguida haría una buena venta, un chico tan guapo y tan refinado llamaría la atención a cualquiera de sus habituales compradores. Pero en dos semanas le ha hecho perder a tres de sus mejores clientes a los que ese monstruo ha pateado, que gran disgusto, y ha sido rechazado una vez. Así que se quita un peso de encima cuando las tres altas señoras lo compran ...y tiene mucho cuidado de que no se acerquen demasiado al muchacho, hasta que le pagan el último crédito. Nunca se sabe, una de estas viejecitas puede palmar de una agresión de ese animal. Pero el sirviente no opone resistencia alguna y sigue a las tres hermanas, que lo acompañan con un poco de recelo. Flera, muy prudente, lee las indicaciones que el tasador les ha entregado con su nueva adquisición. Son una breve explicación sobre el mecanismo del collar y el traje especial que lleva el sirviente. En realidad es un mono negro parecido a un traje de submarinista, con un extraño cinturón que tiene unas placas metálicas, unidas por unos cables que las rodean, así como un arnés que pasa por debajo de los brazos y alrededor de las ingles. Por último una especie de taparrabos, de un material semejante al del mono, se enlaza por detrás a un pequeño dispositivo sobre el cinturón, en la base de la columna. No se le debe quitar (salvo que sea necesario...ajem ), sonrojo de las tres, ya que potencia el efecto del collar de represión. Fauva conduce, mientras que vuelven a su casa en el aeromóvil. Cuando se pone nerviosa, si va al volante, tiene cierta tendencia a cerrar los ojos. Un fastidio. Privima, acostumbrada a la forma de conducir de su hermana, examina tranquilamente el pequeño mando a distancia del collar. Con forma de galleta, tiene varios botones y un display para comprobar la intensidad del efecto. De repente Fauva gira bruscamente hacia arriba, para evitar chocar con un transporte de comida a domicilio, y en ese momento Privima aprieta el mando sin querer. El resultado deja espantadas a las tres mujeres. Yver había recibido descargas del collar en anteriores ocasiones, sobre todo cuando estuvo en la prisión esperando ser destinado como sirviente. Pero esta no se la esperaba, relajado por completo mientras miraba por la ventana. Parece como si los ojos le hubieran estallado dentro de la cabeza. La descarga neuronal, principalmente, provoca dolor, incluso quemaduras profundas (si es muy fuerte), pero por pequeña que sea siempre queda el peligro de que afecte al cerebro y la víctima quede convertida en un vegetal. Al chico la descarga le provocó una especie de temblor incontrolado y la sensación de estar envuelto en llamas. Cuando los espasmos cesaron tenía los ojos llenos de lágrimas y un hilillo de saliva caía por la comisura de su boca, oía a las tres mujeres pero no podía ver nada aunque tenía los ojos abiertos. Cada movimiento era como si estuviera nadando en una piscina de cristales rotos. Las tres tías de Fresa están horrorizadas, Fauva y Privima discuten echándose las culpas la una a la otra de lo que ha pasado, mientras que Flera, mas práctica, toma el volante y conduce hasta la casa lo mas rápidamente posible. El resto del servicio que tienen las tres señoras son dos androides 351-XIX y una unidad de defensa ToH, su famila siempre ha estado en contra del servilismo. Son algo anticuados y por supuesto no tan útiles, ni funcionales como los seres humanos, de hecho, ya solo quedan unos pocos mecánicos que sepan repararlos y mantenerlos. Aunque han oído que en los planetas menores, donde aún no gobiernan los evols, se siguen fabricando y hacen unos modelos increíbles. Ellas ,mas que nada, los usan para realizar labores que requieren gran fuerza o resistencia, de lo que carecen a su edad. Un 351-XIX coge en brazos a Yver y lo mete en la casa. Desoladas, las tres hermanas se esmeran al máximo para que el chico este cómodo y se reponga lo antes posible. Antes de que estudiar medicina estuviera vetado y solo se permitiera el aprender cualquier ciencia o recibir una educación superior a una minoría (los privilegiados) totalmente controlada por los evols, el abuelo de Fresa era uno de los mejores doctores del planeta, y aunque estaba prohibido, había enseñado todo lo que pudo a sus hijas para que no se perdieran sus valiosos conocimientos. Por eso, consiguen que su sirviente se restablezca en varios días y que sus ojos se recuperen totalmente. Han pasado un susto de muerte, tan grande como el del chico. Yver esta alucinado, no sabe porque aquellas locas le han dado una descarga que casi le fríe la cabeza, y después se han desecho en disculpas. Le han cedido la habitación de invitados. Le cuidan, puede estar todo el día sin hacer nada, ( ni trabajos duros, ni trabajitos "especiales") y come muy bien. Parece que le han adoptado, no le va a costar nada acostumbrarse a esto, ( en los más de tres años que han pasado desde que lo capturaron es la primera vez que puede descansar de verdad ). Privima y Flera entran en el cuarto de invitados
muy nerviosas, Yver lleva dos semanas en la casa y ya esta
perfectamente. Le dicen, misteriosas, que por fin va saber porque
lo han comprado, y Privima entre risitas le explica
que es una sorpresa, mientras lo empuja para que salga de la habitación.
El chico arruga la frente, ya se acabo lo bueno. Esta situación
le da muy mala espina, a saber que van ha hacer estas tres tías,
...¿no querrán ningún rollo raro?. De todas formas
se deja llevar escaleras abajo, no vaya a ser que a la bajita se le vaya
la mano con el control remoto, otra vez.
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Fresa esta un poco mosca, su tía Fauva
ha ido a buscarla a su ático haciéndola levantarse tempranísimo
en el día de su cumpleaños, le ha dicho que tienen una gran
sorpresa para ella, y las tres parecen muy contentas y emocionadas. Como
ya conoce a sus tías, sabe que algo que les parece tan fantástico,
a ella probablemente le parecerá horrible.
La chica cierra los ojos a petición de la mayor de sus tías. ¡ahora!.... Se queda muda de asombro, la cara de tonta que pone es equiparable a la de Yver que la mira fijamente con los ojos como platos. Fresa haciendo honor a su nombre se pone mas roja que
nunca, un sirviente, ¡ un ser humano como regalo!. Espera que sea
una broma de las tías. Fauva pone el pequeño
mando en su mano mientras le cuchichea que no lo use nunca, solo para asustar,
en realidad no es necesario porque el chico es estupendo, un codazo y que
guapo eh?.
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Mira el mando y después a Yver
que
la observa muy serio, incrédulo con su suerte. Las tres hermanas
no paran de hablar, aconsejando a su sobrina que hacer con el sirviente.
Cantan sus virtudes (grandes mentiras del tasador).Por lo visto el chico
es la panacea universal, buen cocinero, se ocupa de todas las tareas de
la casa, sabe conducir y arregla cosas estropeadas porque sabe tecnología,
educación de élite. Fresa levanta las
cejas, que calidad, han tirado la casa por la ventana. Además la
puede defender de cualquier peligro... (ya veremos). Incluso parece
muy buen amante le dice Privima dandole otro codazo.
Este último comentario hace sonreir a Yver por primera vez, sin dejar de mirar a Fresa, que protesta avergonzada. Vaya tonteria, no necesita ningun amante, si hay cientos de hombres locos por ella ( mentira cochina), pero ninguna de sus tías le presta la menor atención. La chica se rinde, de todos modos... probar no cuesta nada.
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