REGALO DE CUMPLEAÑOS
CAP.2.-UN NUEVO DESTINO
 

Yver sigue a la su nueva dueña al aeromóvil y se sienta en el asiento de atrás, ella no quiere chofer. No necesita a nadie que la lleve de paseo, en realidad no necesita un sirviente; la chica esta un poco de mala leche. Esto preocupa a su regalo, en principio no ha caído de pie, habrá que hacerse algo más imprescindible, porque le gustaría quedarse con ella, joven, guapa, buenas piernas, algo protestona, pero comparada con los otros, el paraíso. 

Cuando llegan al ático  esta hecha un lío, Yver  permanece de pie con los brazos cruzados a la espalda y la mira tranquilo, entonces, de forma algo brusca, Fresa le dice que no la mire tan fijamente. Es molesto.

Inmediatamente Yver agacha la cabeza. La chica se siente mal cuando ve la reacción que provoca, habrá que tener un poco mas de tacto, no le gusta esta situación.  Se siente la mala de la historia. 

De pronto tiene una idea, comunicación. Le ofrece un pequeño cuaderno electrónico al chico, pidiéndole por favor que le escriba su nombre. 

Él se queda perplejo, desde que es un sirviente nadie se ha interesado por su nombre. Usa el cuaderno electrónico con dificultad, hace tanto tiempo que no escribe que le cuesta trabajo manejar el puntero. Cuando lo entrega, solo ha escrito una palabra. 

Y V E R

Ella se lo devuelve, quiere que se lo quede , así cuando necesite decir algo puede escribirlo. 

La situación se hace menos violenta, Fresa se organiza un poco de forma provisional. Empieza por hacer  una lista de tareas (hay que aprovechar el regalo). 1º Limpieza de todo, ¡mucho cuidado con las esculturas de luz y con sus herramientas!; 2º Arreglo del microondas; 3º Compras en el  macroeconomato, el congelador esta casi  vacío; 4º Preparar la cena. De momento nada más.

Fresa se guarda el mando en el bolso y le dice que volverá por la noche, tiene una comida con sus amigos porque es su cumpleaños.

 F E L I C I D A D E S 

La chica se corta un poco. Vaya, que bien educado esta, ...no le va a costar trabajo convivir, con alguien así. 

Claro que aquello no es convivir precisamente.

Cuando Yver se queda solo se pregunta que diablos va a cocinar, no tiene ni idea y no le apetece mucho limpiar, aunque hace falta. 

Sin prisas, da un vistazo por el ático, no está mal, espacioso y bien iluminado, de lujo. En una gran terraza invernadero están las esculturas de luz, Yver se admira, la chica es una artista. Estupendo, a lo mejor es igual de habilidosa para todo. Le llaman la atención las herramientas, por lo menos podrá arreglar el microondas,  es un  buen  técnico.

La reparación no le da problemas, segundo punto listo.

Cuando acaba, se sienta en un extraño sillón hinchable. ¿Qué podría hacer ahora?... Junto a él hay un archivador de grabaciones, bien, bien. Su dueña tiene una discoteca medianamente pasable,  hace mucho tiempo que no disfrutaba de la música, la verdad es que lo echaba de menos, ya no esta al día.

Antes de que lo apresaran le gustaba bailar. Modestia aparte, las chicas alucinaban con él. Todas las noches se  iba pasarlo bien a alguna fiesta, de juerga con sus "amigos", o a la Cúpula del Ocio (  donde hay de todo para los que se lo pueden permitir).

Pero eso se ha acabado.

Encuentra  algo de beber  en el congelador (no estaba tan vacío), cierra los ojos y  poniéndose unos auriculares trata de evadirse un poco con su música. El tiempo pasa volando. 

 _________ . _________ 
Varias horas después Fresa regresa a su "dulce hogar", la comida de cumpleaños ha sido horrorosa, el  precio disparatado, y para colmo de males sus amistades han estado especialmente insoportables.

El creído de Urraco, que es su agente, tirándole los tejos con su pesadez habitual, su "amiga" Belladona haciendo comentarios maliciosos y  todos sus conocidos, superficiales y snobs, haciendo chistes idiotas y gastándole bromitas que la exasperan. Al final cuando todos estaban lo bastante cargaditos Fresa pudo escabullirse y marcharse a su casa. 

La verdad es que no quiere romper el contacto con esta gente, teme perder su estatus social, quedarse aislada. Además, gracias a todos ellos vende sus esculturas y se le reconoce cierto prestigio como artista, lo cual le permite  vivir de forma independiente.

Al entrar en casa se encuentra el mismo desorden que al salir, en todo caso bastante  más, porque Yver se ha permitido el lujo de dejarse llevar por la música trance (un par de pasos, para comprobar que aún sigue en forma) y con el bailecito ha dejado caer algunas cosillas, entre ellas una de las esculturas de luz. Fresa rechina los dientes. 

El cuadro no es muy alentador, el  chico se ha dormido en su sillón flotante , se ha tomado la bebida que guarda para cuando llega cansada, exactamente como ahora, y ha desperdigado todos sus discos por la casa. Por supuesto no hay cena, ni comida en el congelador. Es demasiado.

La chica despierta a su sirviente dándole un bolsazo en la cabeza, no es comparable con una descarga del collar, pero tal como lo llena, el bolso de Fresa es un arma peligrosa.

Ya venia irritada de la fiesta y ahora lo tiene muy fácil. Esta furiosa con este imbécil, le amenaza con el mando en la mano ( la verdad es que nunca lo utilizaría y seguro que él lo sabe).  ¿Qué se ha creído?, puede castigarlo con algo que seguramente le hará tener un poco más de respeto. Sin dejar de apuntarle con el control del collar, Fresa le asegura que va a rechazarlo y devolvérselo de nuevo al tasador, nunca ha querido un sirviente y le resulta más una carga que otra cosa.

El discurso supera el efecto deseado, la idea de volver al Centro de Reubicación asusta de verdad a Yver. No quiere entrar otra vez en ese infierno  y no sabe como hacer comprender a Fresa que hará todo lo que ella quiere si no lo echa. Garabatea una disculpa en el cuaderno electrónico y se lo da mientras la mira suplicante.

Fresa no necesita leer lo que pone, de momento se quedará. Se ha impresionado un poco cuando ha visto la cara de angustia que el pobre chico ponía al oír su discurso.

Yver intenta remediar la situación por todos los medios ...bueno por lo menos el microondas si lo ha arreglado. Recoge todo y trata de preparar la cena mientras Fresa se cambia. Normalmente ella anda por casa en ropa interior, pero no se fía del nuevo inquilino y decide ponerse una camiseta amorfa que le llega a la altura de las rodillas, por si acaso. 

Parece un barril, su tía Privima se reiría de ella durante meses si se enterase. Seguramente ya se estará riendo, pensando en como se las apañará la cursi de su sobrina con el "regalo".
 

Cuando la chica entra en su pequeña cocina no la reconoce. En medio de un caos absoluto, el muchacho intenta  preparar algo comestible. 

Al oírla entrar, se vuelve y la mira con cara de desesperación, esta muy nervioso porque teme enfurecerla de nuevo y sin querer deja caer una pila de cacharros al suelo. Adiós a los platos de cristal rojo, además algo se esta quemando. 

A Fresa se le ha pasado el aburrimiento y de paso el enfado. De pronto empieza a reírse, Yver parece tan desvalido y  toda la cocina esta hecha un desastre. Afortunadamente los platos, regalo de tía Fauva, eran horrorosos. 
 

El chico sonríe tímidamente, sin saber porqué. Está extrañadísimo ante la actitud de Fresa,  cree  que está igual de loca que sus tías.

De todas formas le parece la chica más increíble que ha conocido jamás y conoce a muchas. Tiene una risa preciosa, por no hablar de lo evidente, además se va a ocupar de la cena.

Más tarde, cuando se sientan a comer (tras encargar algo de comida a tele-cocina) Fresa se alegra de haberse quedado con su sirviente. Estaba demasiado sola, y si a las tías les ha gustado tanto no puede ser tan malo. 

Lo mira de arriba abajo, mientras Yver esta ocupado comiendo a dos carrillos. Lo cierto es que físicamente esta bastante bien, cuando Belladona lo vea se va a morir de envidia.

Como, a pesar de todo,  el chico sigue tenso (parece tenerle algo de miedo desde que se enfureció con él) , antes de irse a dormir Fresa  se disculpa por la forma en que lo trató. Le da permiso para que escuche música siempre que quiera, pero la casa no debe estar más desordenada de lo que ella la deja y si rompe otra escultura no responde.

D A M E  E L M A N D O  Y  M E  D A R É  U N A  D E S C A R G A

Fresa se ríe, le da las buenas noches y lo deja en el salón. Le gustaría saber como ha llegado a ser un sirviente, no lo parece, pero podría ser un asesino o algo así. De todas maneras, se nota que lo ha pasado bastante mal donde quiera que estuviese antes de acabar en su casa.

Yver mira el sofá-cama donde va a dormir y se siente un poco decepcionado. Esperaba que la propaganda que habían hecho las títas, sobre su "faceta lúdica", diera algún fruto. ...Que forma de desaprovechar a un buen sirviente. 

En fin, no todo va a ser buena suerte. 
 

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