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ELOY ALBERTO TEJERA

Eloy Alberto Tejera es un poeta que desde muy temprano nos sorprendió con unos poemas de naturaleza nerviosa, es decir, concéntrica y pluridimensional.

Dueño de un lenguaje sobrio, sagaz, que tiende a revelar zonas inéditas del habla humana, pues su poesía se mueve hacia dentro, bebe de lo que está en el fondo y se llena de todo lo que viene de allí para elevarlo, dotarlo de una nueva fragancia e imaginación.

Este libro de Eloy Tejera es una muestra de verdadera magnitud de lo que representa para nosotros el acto de pensar poéticamente.

José Alejandro Peña


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 Estamos ante el surgimiento de un "autor-perseguidor" de grandes
apasionamientos y preocupaciones ontológicas. En la novísima poesía de Eloy Alberto Tejera (1968) convergen como entusiasmada influencia lo mejor de las vanguardias latinoamericanas: Paz, Vallejo, Neruda, Huidobro, Del Cabral, junto a parte de lo más emblemático y significativo de la poesía y el pensamiento inglés, europeo y norteamericano: Lautreamont, Poe, y Eliot, por un lado, y por el otro Krisnamurti, Whitman y William Carlos Williams, entre muchos otros. Esto, por supuesto, entraña un respiro auspicioso para  nosotros los lectores, frente al  enmarañamiento teorético en que ha devenido la poesía dominicana más reciente..

Adrián Javier

©

 (.) Hacia esas dunas camina la magia de este hondo poemario donde su
creador recuerda "la infancia desvirtuada por oficios presentes" y se
introduce resuelto en la "diáspora esencial que trae la noche". Eloy Aberto
Tejera construye un poemario de indudables aciertos, pleno de riquezas
íntimas que se arrojan sobre la gravedad del tiempo para hacer la
celebración de lo perdurable.

José Rafael Lantigua, Ultima Hora





DATOS DEL AUTOR

ELOY ALBERTO TEJERA, Nació en Santo Domingo, República Dominicana,
Agosto, 1966. Ha ganado premios literarios nacionales e internacionales.

Entre sus libros publicados figuran, El Día que Balaguer Muera (2001),
Celebración de lo Efímero (1994), Elevación de la Nada (1990).
Es corresponsal del periódico El Siglo desde New York, además es columnista
del diario neoyorquino Hoy. Numerosos ensayos críticos y literarios suyos
han sido publicados en diarios y revistas.
Lea cualquiera de estos títulos y compruebe la magnitud humana
de estas obras de Eloy Alberto Tejera.





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Eloy Alberto Tejera
POEMAS
© 2001

SUSPENDIDO EN EL DERROCHE


Suspendido en una saga de derroches
Un saxo que se desmaya,
Como componiendo el engranaje de alguna
Desgracia, una fatiga que debe asociarse a la
Inmutable esperanza afiebrada en los hombros.

Pasa toda proeza con la apariencia del pillaje:
Paso lacrado, tan antiguo, tan voluminoso
Como algunas encías.




  ME LLEGA EL REGOCIJO


Me llega el regocijo del viento, tomo el enjambre de
Su altura. El único metal de la niebla se enciende: la

Tierra tiene su propia sombra, la retirada que rompe
El cortejo de lo que pienso. Saco el plural de los
Niños, multiplico la admirable sonrisa de nudillos
Sofocados por el amigo.

En el lapizlazuli delira el
Silencio. Otoño: estación que se pudre de golpe
En lo espinoso cuando la hierba tiene su resplandor
Oculto.

Se hinca el prado, surtido de mi indiferencia.




 EXTRA-OS FESTINES


Extraño festín de la tristeza, llevo su camisa,

Extraño festín del viento,
cargo la sordomuda nostalgia,
Extraña soledad, un visitante me ha colmado
de sus imposibles,
Extraño jazz,  elixir soleado, Merlín del Imprevisto.

En una semana donde el amarillo domingo viste el vacío
Y la casa queda a distancia,
y aúlla a su azucarada carabela.

La música entra, la congelada ira es la profecía
 de un diente maldito.
La música sale, el acetato canta
y concede otro choque,

Otra ausencia, otra parálisis, en definitiva,  otra salida
Propia de sibarita o sepulturero bostezando
la tumba que recuerda.

Tropiezo: de fondo mi discurso, mi pieza favorita,
La hostia o el brebaje, empecinados en la lengua o en cualquier
              Metamorfosis.




NOTA ACLARADA


 Levemente aclarada la música
 por la orquesta,
 Contempla silenciosa la garganta la nota
 preferida, metida en el misal ha quedado
 con ímpetu de arpegio
 O de un triste final
 o de una injuria iluminada.

Suena bien, suena a piel machacada
de alegría o a postura que gana el orgasmo
o que huye de la palidez.

Suena como si Armstrong se obstinara
En  alimentarse de
Lo sedoso, y yo escuchara como un niño
soñador y nada dominante.

 Aquí está, la fiera se venga de lo absoluto,
 Aquí el hombre, jurador, embustero a la
 carta, acarrea política y promesa a
 quinceañeras. Nota aclarada.

Pie dispuesto
Al baile, y alma desmayada
ante el horizonte silencioso.




ARMSTRONG EN EL ACETATO


El pasado en rampa de fantasmas,
en orquesta de viajero cuyo
Amanecer es la moraleja de la vida.
Alguien dijo: se debe  Pintarrajear una veta,
abrir un hocico en el hueco, coronar
De cielo el techo de la viuda, romper el azur
 y hablarse del cero.

Una voz decía: ensarta todo (especialmente
la lumbre),
filma y sigue la voz de Louis Armstrong,
baraja los cartílagos del baile
que están en el sueño.

En medio de la travesía dolorosa,
rueda la luna, una menta, una infancia
untada en el calibre de lo ingrato
y de la infeliz maniobra.
Y qué dijo el cantante?

Por la breve nota me iré.
Por el saxo soplado hará falta un labio
Que coincida con los fósiles.

Si por las planicies pasa un tigre
lo salpicará de rabiosas líneas.

Y la voz final dijo:
crecerá veloz mi tendón de futuro
Y de finas fementidas esquizofrenias.


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