Eloy Alberto Tejera
POEMAS
© 2001
SUSPENDIDO EN EL DERROCHE
Suspendido en una saga de derroches
Un saxo que se desmaya,
Como componiendo el engranaje de alguna
Desgracia, una fatiga que debe asociarse a la
Inmutable esperanza afiebrada en los hombros.
Pasa toda proeza con la apariencia del pillaje:
Paso lacrado, tan antiguo, tan voluminoso
Como algunas encías.
ME LLEGA EL REGOCIJO
Me llega el regocijo del viento, tomo el enjambre de
Su altura. El único metal de la niebla se enciende: la
Tierra tiene su propia sombra, la retirada que rompe
El cortejo de lo que pienso. Saco el plural de los
Niños, multiplico la admirable sonrisa de nudillos
Sofocados por el amigo.
En el lapizlazuli delira el
Silencio. Otoño: estación que se pudre de golpe
En lo espinoso cuando la hierba tiene su resplandor
Oculto.
Se hinca el prado, surtido de mi indiferencia.
EXTRA-OS FESTINES
Extraño festín de la tristeza, llevo su camisa,
Extraño festín del viento,
cargo la sordomuda nostalgia,
Extraña soledad, un visitante me ha colmado
de sus imposibles,
Extraño jazz, elixir soleado, Merlín del Imprevisto.
En una semana donde el amarillo domingo viste el vacío
Y la casa queda a distancia,
y aúlla a su azucarada carabela.
La música entra, la congelada ira es la profecía
de un diente maldito.
La música sale, el acetato canta
y concede otro choque,
Otra ausencia, otra parálisis, en definitiva, otra salida
Propia de sibarita o sepulturero bostezando
la tumba que recuerda.
Tropiezo: de fondo mi discurso, mi pieza favorita,
La hostia o el brebaje, empecinados en la lengua o en cualquier
Metamorfosis.
NOTA ACLARADA
Levemente aclarada la música
por la orquesta,
Contempla silenciosa la garganta la nota
preferida, metida en el misal ha quedado
con ímpetu de arpegio
O de un triste final
o de una injuria iluminada.
Suena bien, suena a piel machacada
de alegría o a postura que gana el orgasmo
o que huye de la palidez.
Suena como si Armstrong se obstinara
En alimentarse de
Lo sedoso, y yo escuchara como un niño
soñador y nada dominante.
Aquí está, la fiera se venga de lo absoluto,
Aquí el hombre, jurador, embustero a la
carta, acarrea política y promesa a
quinceañeras. Nota aclarada.
Pie dispuesto
Al baile, y alma desmayada
ante el horizonte silencioso.
ARMSTRONG EN EL ACETATO
El pasado en rampa de fantasmas,
en orquesta de viajero cuyo
Amanecer es la moraleja de la vida.
Alguien dijo: se debe Pintarrajear una veta,
abrir un hocico en el hueco, coronar
De cielo el techo de la viuda, romper el azur
y hablarse del cero.
Una voz decía: ensarta todo (especialmente
la lumbre),
filma y sigue la voz de Louis Armstrong,
baraja los cartílagos del baile
que están en el sueño.
En medio de la travesía dolorosa,
rueda la luna, una menta, una infancia
untada en el calibre de lo ingrato
y de la infeliz maniobra.
Y qué dijo el cantante?
Por la breve nota me iré.
Por el saxo soplado hará falta un labio
Que coincida con los fósiles.
Si por las planicies pasa un tigre
lo salpicará de rabiosas líneas.
Y la voz final dijo:
crecerá veloz mi tendón de futuro
Y de finas fementidas esquizofrenias.
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