Lo urgente y lo importante

Por Raquel Melgar

En estos tiempos que nos toca vivir, cargados de prisas, ya sin tiempo para disfrutar de las cosas simples, nos hemos acostumbrado a confundir lo urgente con lo importante. De este modo, vamos transcurriendo los días llevados por un entorno que siempre parece confabular para que no nos tomemos el tiempo que necesitamos para hacer "aquello que tanto nos gusta y que hemos dejado para otro momento".

Nos dejamos llevar por las presiones de las circunstancias; Dejamos que sean ellas las que tomen el control de nuestras vidas y, luego, nos sorprendemos al vernos enfermos o sentirnos desdichados, cuando ello es solo una consecuencia de posponer las cosas que nos podrían dar satisfacciones que trascienden lo material.

Nuestra felicidad está determinada por el logro de objetivos y olvidamos disfrutar las acciones que nos llevan a conseguirlos. ¿No es acaso más importante el proceso que el resultado?. ¿No nos evitaríamos muchos malos ratos si nos centrásemos en disfrutar del proceso que seguimos en busca de nuestros deseos, en lugar de permitir que nuestra felicidad sea determinada por el alcanzar las "expectativas" fijadas?.

La diferencia entre una expectativa y un deseo está precisamente en el hecho de que mientras en la primera están depositadas "causales determinísticas" que de no ocurrir nos llevan a la frustración, en el segundo se prioriza la intención, poniendo todo de nosotros mismos para lograrlo, disfrutando del momento y dejando los resultados como parte de un "azar" que nos sorprenda y maraville.

Es lógico pensar que las expectativas responden a lo urgente y los deseos a lo importante. En tanto nos concentramos en las primeras, poco a poco, olvidamos las últimas y, al hacer un recuento, vemos que nos pasamos la vida buscando resultados, que muchas veces no alcanzamos, en lugar de gozar del proceso de los mismos.

Una de las leyes de "causalidad" de la vida nos ha demostrado, por miles de años, que cuando se pone el "corazón" al trabajar en las cosas y se realizan las acciones con buenas intenciones para con los demás, siempre el resultado será positivo aunque no responda a nuestros planes y en ese momento no logremos entender el por qué de las cosas.

Dediquémonos entonces a las cosas importantes. Atendiendo a las urgentes, no depositemos expectativas. Llenemos nuestras "arcas" de deseos y pongamos todo nuestro esfuerzo en convertirlos en realidad; Trabajemos con ahínco, honestidad, transparencia y dignidad. Seguro, nos veremos beneficiados con resultados que superarán cualquier predicción posible.

Pasemos a tomar control de nuestras circunstancias y no permitamos que sean ellas las que nos controlen a nosotros. Porque la vida es demasiado seria como para tomársela en serio y lo único que no podemos permitirnos es ser infelices en ella.

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Última revisión: 04/08/99