La crisis de la pareja y las parejas en crisis

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Artículo del guía: Antoni Bolinches
Comunidad de: La pareja
Fecha de publicacion: 29/06/2001

La idea de que la pareja está en crisis se ha extendido tanto que ya se acepta como un apriorismo incuestionable, cuando lo que realmente está en crisis no es la pareja como institución básica de convivencia, sino el modelo tradicional de articularla.


Modelos de convivencia

De todos los modelos conocidos de convivencia, el menos malo es el de la pareja. Las comunas son utópicas, los harenes son injustos y los tríos, conflictivos. Nada funciona mejor que la pareja aunque la pareja no funcione.

No debe buscarse una alternativa a la pareja porque cualquier otra formulación todavía funcionaría peor. Más de dos personas implica mayor posibilidad de conflicto y menos de dos personas es soledad. Por consiguiente, es imposible encontrar un número distinto al dos que suponga a la vez convivencia e implique menor riesgo de conflicto.

En función de la evidencia del razonamiento, lo que procede encontrar no es una nueva forma de articular la sociedad, sino la manera de hacer que funcione la pareja. Esto cual plantea un problema muy distinto. El primero es filosófico, ideológico, político y social. Pero el segundo es única y exclusivamente personal y psicológico.

Si aceptamos que la pareja no tiene alternativas, si aceptamos que no puede haber otra forma mejor de articular la sociedad, entonces reduciremos el problema a sus justas proporciones y podremos empezar a resolverlo. Que algunas o muchas parejas no funcionen no cuestiona la validez del modelo, sino el acierto de la elección y por tanto los criterios a través de los cuales el individuo elige a su compañero sentimental.


La elección de pareja

La verdadera crisis de la pareja reside en las motivaciones por las cuales hacemos la elección. Hay motivaciones maduras e inmaduras y cuanto más inmaduras son, más nos equivocamos. Cuando se decide convivir con alguien para tener compañía, en lugar de decidir convivir porque se encuentra la compañía adecuada, se está abriendo la llave de paso del fracaso de la pareja.

La soledad, la necesidad afectiva o sexual nunca son buenas consejeras sentimentales. Y cuanto más se necesita la compañía más errores se producen en la elección.


De la persona a la pareja

La única fórmula que puede garantizar el éxito afectivo es realizar la elección de pareja desde la ponderación y la madurez, lo cual quiere decir tres cosas:

Primero; tener más de una opción real de elección.

Segundo; tener criterio suficiente para valorar las posibles compatibilidades y coincidencias.
Tercero; aceptar que te puedes equivocar y tener capacidad para aprender del error.

Por eso una buena elección de pareja debe empezar por un trabajo interno de autocrítica, maduración y perfeccionamiento. Quien elige desde la inmadurez siempre se equivoca y quien elige desde la madurez siempre acierta, porque aunque no funcione la pareja aprende del fracaso y se prepara para una futura mejor elección.


Conclusión

Son muchas, casi infinitas, las causas y motivaciones que pueden hacer fracasar a la pareja, pero sólo hay un factor que puede hacerla funcionar: "la madurez personal".

Quien desee garantizar su éxito afectivo no debe buscar a la pareja ideal, sino buscar la manera de mejorar como persona, seguro que de esa forma al superar las crisis personales estará evitando muchas de las que suelen producirse en la pareja.



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