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Yver no se duerme, su pelea con Fresa le parece una estupidez, quizás es que las cosas están empezando a estropearse entre ellos. Le hace gracia haberse vuelto tan sensible de pronto. De pronto, nota como la chica se echa en la cama a su lado. Él continua de espaldas a ella. No abre los ojos, pero desea sentir su contacto, solo necesita un gesto por su parte para olvidar lo que ha pasado y ser suyo incondicionalmente. Fresa se acuesta procurando no molestar. No piensa pasar toda la noche sentada en una silla plegable. Se encuentra completamente agotada, le están pasando demasiadas cosas en muy poco tiempo. Colocada de espaldas a Yver se queda dormida casi al momento. Mejor no pensar. Después de unos minutos Yver se levanta y se echa a dormir en la silla envuelto en su gabardina. Para no pensar. Cuando se despierta Fresa esta manipulando el terminal de gestión de la vivienda. Yver ha conseguido un par de tarjetas puenteadas, para acceder de forma anónima e ilegal a los créditos de las tías, los servicios de compra y las comunicaciones locales. De todas formas es muy peligroso usarlas porque podrían localizarlos en cualquier momento, hay que ser muy rápido y cuidadoso. De un salto se acerca a ver que demonios hace la chica, Fresa esta consultando el directorio de correo de sus tías. Le gustaría hacerles saber que esta bien, pero se tendrá que conformar con que ellas hayan dejado algún mensaje para su sobrina. Yver, fastidiado por la obstinación de la chica, trata de impedir que siga usando el terminal, cuando Fresa encuentra un aviso con su clave personal. Un mensaje de Fauva, con fecha del día anterior. Arresto domiciliario bajo sospecha de colaborar en su fuga. Necesitan ayuda lo más pronto posible. La quieren mucho, saben que no las abandonará. Fresa pierde los nervios, tienen que ir a ayudarlas enseguida, las pobres tías están así por su culpa.. También hay que sacarlas de Domo. Así de fácil..., Yver no puede creer que sea tan ingenua. Todo el asunto le parece raro e intenta que la chica lo comprenda. Es muy sospechoso que le hayan dejado un mensaje de ese tipo. Sus tías son las últimas personas que la pondrían en peligro, haciéndola arriesgar su vida, y menos por ellas. Fresa argumenta que solo ellas cuatro conocen su clave secreta. El joven se ríe, cualquiera que trabaje para el gobierno puede saber todas sus claves secretas en un segundo. Insiste en que su idea es una locura, deben seguir con lo que tenían planeado o perderán la oportunidad de escapar de Domo. No cree que pase mucho tiempo antes de que alguno de los dos cometa un error y los cacen. Están a un paso de la libertad y lo va a estropear todo ¿no se da cuenta?. Es inútil, la princesa tiene la cabeza muy dura. No se ira sin sus tías. A duras penas consigue convencerla de que, para intentar ganar tiempo, primero conseguirán los papeles en la Cúpula y después se acercaran a casa de su familia, por si hay alguna posibilidad de ayudarlas. Fresa acepta de mala gana. Algo es algo. Llega la noche. La macrofiesta es increíble, pero Fresa no esta muy hecha a ese tipo de ambiente desenfrenado, lo suyo era mas elitista y tranquilo. Una multitud de gente rarísima llena la Cúpula, se ponen a tono con cualquier cosa que quieran tomar. La música hipnótica, a toda potencia, hace vibrar el suelo y salvo por las luces de efecto todo esta oscuro. Alucinante. Si no estuviera tan preocupada lo pasaría como nunca. Yver la lleva de la mano, pero sigue tan frío como la noche anterior. Hay demasiada gente y le va a costar trabajo encontrar al camarero, además es difícil moverse arrastrando a la chica por allí. Irá mas rápido solo, así que la deja en una de las plataformas de observación, ordenándole que lo espere. Volverá enseguida. Fresa, molesta, se queda sola. De pronto alguien conocido la saluda, su deportista cachas, que oportuno. Debe ser el único que no se ha enterado de que es una prófuga, tan colgado como siempre. Esta solo, buscando marcha y piensa que ha tenido suerte, aquella nena se enrolla bien. La muchacha le sigue la corriente, mientras trata no perder de vista a Yver. Se ha puesto a hablar con unas chicas en la pista. Que éxito y para no varíar, no solamente esta hablando, deben ser otras de sus antiguas "amigas". Fresa observa con disgusto que son extremadamente cariñosas y él no parece que tenga tanta prisa como dijo. Esta en su salsa. Una mano aparece ante su cara. El deportista le esta ofreciendo algo, Fresa lo mira sin mucho interés, es una sustancia blanda que forma una pelota amorfa. Nada fuerte ni peligroso, le asegura el chico, solo un euforizante, felicidad instantánea. Fresa no hubiera aceptado en cualquier otro momento, pero esta noche necesita un poco de felicidad. Bueno, de todas formas es un deportista de élite y se cuida, no es lógico que tome cosas que lo quemen. Coge un pellizquito de la sustancia que se estira hasta romperse. Esta dulce, un poco correosa. Hay que mascarla un rato para que haga efecto, cosquillitas y un calorcillo agradable. Se siente un poco rara, algo mareada. Su acompañante le hace una demostración curiosa. Soplando aquella pelotita elástica se pueden hacer globos, muy divertido. Fresa resulta una experta, el brillante globo, semitransparente, va cogiendo volumen cristalizándose en contacto con el aire. Su acompañante, que ya esta bastante alegre, se ríe con expresión estúpida. ¡PLOF!. Repentinamente, un cigarrillo acaba con la exhibición, llenando su cara de arenilla pegajosa. Con los brazos en jarras, la chica se vuelve dispuesta a enfrentarse con su atacante. Yver esta fumando, a saber que. La mira tranquilamente con un ligero aire de burla. Ha conseguido encontrar al camarero (que observa "hambriento" a la muchacha) y van a subir unos minutos a la cabina de control para cerrar el trato. No tardará mucho. Fresa gruñe, intentando limpiarse con una servilleta. Tarda lo que quieras. Su atlético ligue los observa con los ojos a medio cerrar, esta un poco dormido, tiene la nariz roja y sonrisa boba. Amablemente le ofrece un poco más de euforizante. Ella coge otro pellizco algo mayor y se lo mete en la boca, después (con la mayor desfachatez) le arrebata el resto de la masa y la guarda en un compartimento de su brazalete. Muchas gracias. Cuando Yver vuelve lo tiene un poco crudo, el gigante con cara de idiota tiene una mano en el trasero de Fresa y con la otra le sujeta una muñeca, mientras la chica trata de esquivarlo con poca decisión. La violencia no funcionaria con ese gorila, así que Yver se acerca por detrás al musculitos y le dice muy cariñoso, susurrándole en una oreja, que su novia y él están muy contentos de que se una a ellos, que cuerpazo. Acierta. El tipo pasa de rollos raros, mirando de reojo al chico pone cara de susto y disculpándose torpemente se quita de en medio dando traspiés. Suerte que estaba lo bastante colgado. Fresa lo mira divertida, muy bonito, le quita a sus conquistas, ...buitre. Se ríe demasiado, tiene las mejillas rojas y los ojos muy brillantes. ¡Oops!, de improviso tropieza, cayendo encima de Yver que la sujeta para impedir el batacazo. Rápidamente, tras echarle los brazos al cuello, lo besa con fuerza hasta que él separa la cara (para no ahogarse). Se siente llena de energía, ¡va a rescatar a sus tías!. Esta borracha. Con un ímpetu fuera de lo normal, se pierde con agilidad entre el personal de la Cúpula, Yver tiene que correr para seguirla. A duras penas consigue alcanzarla en el exterior, cuando ella se mete en un aeromóvil descubierto y lo arranca bruscamente. El chico, renegando, lucha por recuperar el equilibrio en el asiento de detrás donde se ha tenido que lanzar, antes de que la loca acelerase. No es muy buena conductora, debe ser hereditario. El ex-sirviente se acuerda de su primer viajecito con las tías. Un poco antes de llegar a su destino Yver ha conseguido, mas o menos, hacerse con el control de la situación. Le ha explicado a la chica, que tienen pasajes para salir de Domo al amanecer, como auxiliares de navegación en un carguero de residuos. No hay mucho tiempo. Solo entrará en casa de las tres señoras para ver como están las cosas, por si hay suerte. Duda que Fresa entienda mucho de lo que le esta diciendo, lo mira con cara de mala y dice que si a todo con la cabeza. Preguntándose mil veces por que será tan imbécil como para dejarse convencer por una niña mimada y meterse en esta locura, el chico esconde el aeromóvil en la calle de atrás. Ella debe quedarse allí ¿de acuerdo?. Lo hará mejor solo. Mmdeacuerdoamorcito, Fresa es la obediencia en persona. Yver se acerca a la casa con cuidado, esta seguro de que es una trampa. Pero no hay otra forma de evitar que la princesa se meta en problemas. Todo parece tranquilo. No hay ningún guarda, el vigilante de la colonia debe estar durmiendo. El chico logra entrar abriendo una ventana del primer piso, los cierres son un juego de niños. Está en la cocina. No hay nadie, quizás se las hayan llevado a otro sitio. Casi le da un ataque al corazón cuando siente un golpecito en el hombro. Fresa esta allí, agachada junto a él. Se pone un dedo en los labios, shhhh. También quiere investigar, son sus titas. Parece que esta mas serena, un poquito. Yver la mira furioso, quiere que se largue inmediatamente o la arrastrará a la fuerza hasta el carguero. No bromea. Fresa, "obediente", va a salir por donde ha entrado pero en su estado no tiene mucho sentido de la orientación. Gatea hasta el salón, mientras el chico maldice para sus adentros, lo que sea que haya tomado la hace moverse con mucha rapidez. Cada vez más nervioso, Yver va detrás de ella. La otra habitación también esta a oscuras, ni siquiera han aparecido los androides, esta claro que la casa esta vacía. Casi se siente aliviado, no hay mas que hacer salvo marcharse, pero antes tiene que encontrar a la princesita colocada. Intentando hacer el menor ruido posible, el chico la llama en voz baja. La luz se enciende. Yver se levanta alarmado, delante suyo Ciskos y Urraco lo miran triunfantes, el primero sujeta a Fresa mientras le tapa la boca con la mano. Se encuentra muy satisfecho consigo mismo. Los dos han caído en su trampa. Tenía sus dudas, no por la chica, sino por él. Pero ha habido suerte. Su hermano, por una vez, le ha sido muy útil. Ha engañado
a las viejas para que fueran a una ciudad periférica donde supuestamente
había aparecido el cadáver de Fresa, no iban
a volver antes de cuatro días. Tiempo suficiente para que su plan
funcionase.
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Fresa usa su cabeza, esta vez contra la nariz de
Ciskos
que empieza a sangrar. Viéndose libre, corre hacia la puerta, mientras
que Yver se lanza sobre el vigilante, para darle tiempo a
escapar. Le grita que vaya al aeromóvil. No hace falta, la
chica solo piensa en huir, se acuerda de su último encuentro con
los hermanitos y no quiere repetir la experiencia.
No llega a salir, es mejor ocultarse. Urraco la persigue con
un arma y corriendo por la calle vacía será un blanco fácil.
En la entrada de la vivienda hay un arcón aparentemente macizo,
pero con un doble fondo, Fresa se escondía allí
cuando era niña. Rápidamente abre la puertecilla y se tira
dentro. Tumbada a rás del suelo, ve los pies de Urraco pasar de
largo a través de una pequeña abertura.
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Ha salido fuera a buscarla.
Oye gritos en el salón, Ciskos llama a su hermano pidiéndole ayuda, esta perdiendo los papeles. Yver ha conseguido reducirlo (le ha atizado bien) y lo tiene contra el suelo. Tras desarmarlo, apunta al hombre con su propia pistola, esta vez no piensa hacer prisioneros. Entonces algo lo golpea en la cabeza con fuerza, Yver siente como se le nubla la vista. Seminconsciente se vuelve para intentar defenderse de quien lo ataca por la espalda y otro golpe en la sien lo deja fuera de combate, haciéndole caer sobre Ciskos que se lo quita de encima con un codazo. Urraco esta dando saltitos, emocionado por su actuación. Ha golpeado al chico con una escultura de luz, con tanta violencia que incluso la ha roto. Un profundo corte en la cabeza de Yver da fé de ello. Ciskos comprueba con asco que aquel tipo aun vive. Sin embargo al estúpido de su hermano se le ha escapado la chica, no pueden matarlo hasta que les diga donde esta. Después de todo el plan no ha funcionado tan bien. La borrachera se ha esfumado, Fresa se muerde los nudillos para no gritar. Los dos hombres salen de la casa, pasan junto a ella sin verla, arrastrando el cuerpo de su chico por los brazos. Lo entrevé por la pequeña grieta del arcón, tiene la cabeza llena de sangre y está inconsciente ...o algo peor. Todo por culpa de ella, se siente aun peor que el herido. Antes de irse, dicen algo de trasladarlo a la mansión de Urraco y después se marchan dando un portazo. Una trampa, se lo dijo pero no le escuchó. Estúpida, estúpida, estupida... Transcurre más de media hora antes de que se atreva a salir.
Ahora esta sola, aún tiene los papeles, pero no piensa marcharse
sin Yver. Esta vez va a tener que enfrentarse con un problema
sin nadie que la proteja, para variar.
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