REGALO DE CUMPLEAÑOS
CAP.6.- CAE LA VENDA
 

Urraco ha estado toda la tarde lanzándole indirectas, Fresa le ha dejado muy claro que no siente interés por el en varias ocasiones, pero el agente, no se cansa de insistir. Si hay algo que ella no soporta es la gente pesada.

Es un hombre de mediana edad, no muy alto, de aspecto delicado y elegante, con una barba semi-cana en forma de media luna y el pelo planchado hacia atrás. Por suerte el pelma se toma en serio su trabajo, así que tras acordar un par de ventas, Fresa se libra de una cena romántica con la excusa de un malestar repentino.

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Cuando llega a casa Yver actúa con rapidez, lo primero es lavar la ropa que esta manchada de sangre. Le cuesta un poco quitársela porque se le ha pegado a la piel, pero queda lista en cinco minutos. La cinta la esconde bajo el sofá, luego pensara algo para impedir que Fresa la vea, sin que la bruja de su amiga  lo descubra.

Lo de su cuerpo es mas difícil, tras ducharse un par de veces, ha desinfectado las heridas, y gracias a los biocoagulantes ha dejado de sangrar. Se mira al espejo con disgusto, las marcas rojas y las quemaduras se ven a distancia sobre su piel pálida. Necesita algún analgésico para calmar el dolor, eso es otro problema, se han acabado. Fresa  se los toma como si fueran caramelos.

Decide salir , los puede comprar en cualquier máquina expendedora antes de que la chica llegue. En ese momento oye la puerta de la calle (maldita su suerte) y  rápidamente  cierra la puerta del baño. 

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Fresa llega un poco después que su sirviente, el vigilante del edificio (en todos hay uno que vela por la "seguridad" y espía a los vecinos) le ha dado el control remoto del collar de Yver, con una nota de agradecimiento de Belladona, según pone la tarjetita, " Tu sirviente resultó ser de gran utilidad. Te envío un pequeño detalle en agradecimiento ". Increíble , le envía un regalo. 

Entra el ático a toda velocidad, necesita ir al baño con U-R-G-E-N-C-I-A, pero parece que Yver esta duchándose, que bien, el momento perfecto para atacar y ella haciéndose pipí. ¿Entra sin llamar?, ...sería un poco inapropiado, no puede. Arrepintiéndose de ser tan educada, la chica da un par de golpecitos en la puerta y avisando de que va a entrar tira del picaporte. 

Su gozo en un pozo, esta cerrada. Fresa se extraña, él  nunca se encierra.

Aporrea la puerta con fuerza, dando saltitos y grita que tiene que entrar. Casi se cae dentro cuando Yver abre de golpe, esta envuelto en un albornoz y tiene el pelo mojado , le sonrie y se aparta a un lado para dejarla pasar mientras le hace una reverencia con la mano. 


Cuando Fresa sale su sirviente esta en la cocina, preparando una ensalada y un par de bocadillos, tiene los auriculares puestos y no la ha oído entrar. Fresa se sienta y lo mira, la chica piensa en lo bien que se encuentra junto a él. Va a preguntarle por el regalo que Belladona le ha mandado, cuando le observa una extraña mancha en el jersey, se acerca por detrás e instintivamente le rasca un poco con el dedo para ver si se quita.

La fuente de ensalada se cae al suelo, Yver salta cuando Fresa rasca una de las quemaduras de su espalda, ha reventado la ampolla y un liquido sanguinoleto sale de dentro haciendo una mancha mayor. Se vuelve alarmado, mirándola angustiado, porque Fresa se ha dado cuenta de que pasa algo raro.
 

El chico intenta agacharse a recoger lo que ha tirado, pero rápidamente Fresa le levanta el jersey hacia arriba, dejando sus heridas al descubierto. Se queda aterrorizada. Le pregunta que ha pasado, Yver no quiere escribir nada. Ella insiste, tiene que saberlo, y  aunque siente hacerlo, le recuerda que debe obedecer sus ordenes.

 B  E  L L  A  D  O  N A

Alguna vez su amiga había alardeado de sus jueguecitos masoquistas con  los sirvientes.  A Fresa el tema no le interesaba en absoluto y la escuchaba por educación, creía que exageraba para hacerse la interesante. Una estupida que quería dárselas de  mujer fatal. 

Aún esta agarrada al jersey cuando Yver le aparta la mano con suavidad y se tapa de nuevo. Luego le enseña el cuaderno electrónico.

N E C E S I T O  A N A L G E S I C O S

Lo mejor es avisar a sus tías, ordena a Yver que se acueste en su cama.  Le duele, prefiere estar sentado. El muchacho hace una mueca de disgusto, lleva tanto tiempo esperando que ella le diga algo así y precisamente hoy... decididamente su maldita suerte.

En unos minutos, las tres señoras llegan con suficientes medicamentos para abastecer una ciudad, Fauva es una buena enfermera y le hace una cura vendando sus heridas, un calmante le permite quedarse dormido. 

Las tías quieren saber que ha pasado, Fresa miente diciéndoles que cuando llegó se lo encontró así, no sabe nada. Si descubre algo serán las primeras en enterarse. Tras una pequeña discusión consigue que sus tías se vayan a casa, ya han hecho bastante y Fauva le ha enseñado como hacer la cura.

Cuando se queda sola se siente fatal, menos mal que Yver descansa en su cuarto. Fresa camina nerviosa dando mil vueltas de un lado a otro del salón, esta indignada por lo que ha pasado, se siente responsable y le duele mucho verlo así. No sabe que hacer por mejorar su situación porque para la mayoría de los privilegiados, los sirvientes  son meros objetos. Antes nunca se había parado a pensar en estas cosas. 

Se esta dando cuenta de que no puede vivir  ignorando  lo que pasa.

Cansada de pasear, la chica se arroja sobre el sofá. ¡Ouch!, una cosa se le clava en el trasero, hay algo bajo el cojín. Sorprendida, saca la cinta, dice :  "Para mi querida amiga". El regalo. Solo por curiosidad, la mete en el reproductor, sin imaginar lo que hay grabado.

No puede acabar de verla, siente nauseas y tiene los ojos llenos de lágrimas, esa asquerosa tiene que pagar lo que ha hecho, es una provocación descarada. Pisotea la cinta hasta que la destroza, y después se derrumba en el sillón llorando. No es justo, nadie culpara a  Belladona por lo que ha hecho. Él es solamente un sirviente, están para eso.

No es justo.

Esto de tener un sirviente  no le esta facilitando la vida en absoluto. Deprimida, como nunca había estado, la chica se queda toda la noche en el sofá, sin conseguir descansar apenas nada.

En contra de lo que acostumbra se despierta temprano, tiene que cambiar el vendaje de Yver. Cuando entra en su habitación, el chico duerme profundamente y hay que despertarlo.

Fresa esta un poco insegura, le da un par de golpecitos en un hombro con la punta del dedo, no acostumbra a ser ella la que sirva a otra persona. 

Yver abre los ojos, media sonrisa, tiene que levantarse para que pueda cambiarle el vendaje. Se sienta en el filo de la cama y Fresa se sitúa a su espalda. Aún duele bastante.

Le ha traído su desayuno y parece tan preocupada... , solo con mirarla se siente mejor.

La chica retira el vendaje con mucho cuidado y empieza a poner uno nuevo. No es difícil, lo aprendió de sus tías. Procura no demostrar que esta bastante nerviosa, aunque las manos le tiemblan un poco. Nunca había tenido un contacto físico tan cercano con Yver.  Puede notar el calor de su cuerpo. 

Él  se queda quieto  para facilitar la tarea de su enfermera que lo rodea con sus bracitos manipulando los vendajes, tiene una piel muy suave y huele tan bien . Yver la siente respirando junto a su cuello mientras lo atiende con la mayor delicadeza.
 

Ya ha terminado, Fresa se vuelve  para sentarse en el otro lado de la cama, recogiendo lo que ha usado para la cura. Se oye a si misma, respira como si hubiera subido las escaleras a saltos y no es cansancio, precisamente, lo que la acelera. Que vergüenza. Le sorprende no poder controlarse, se va a volver loca. 

Unos labios calidos depositan un beso en su nuca. 

Con los ojos como platos vuelve la cabeza sorprendida. Yver la mira con cariño, muy  tranquilo . La chica esta paralizada, pero él coge su cara con las manos y le da otro beso, dulce y profundo. A Fresa el corazón de se le va a salir del pecho.


Yver esta actuando con mucho cuidado, no sabe muy bien como va a reaccionar  Fresa, pero la necesita cada día más. Ya se ha cansado de pensarlo y ha decidido arriesgarse. La besa con toda la pasión que ha contenido a lo largo de estos meses,  rezando para que no se asuste. Fresa se deja conducir,  sube en la cama y respondiendo a sus besos, se abandona poco a poco. El  mete las manos bajo su ropa, sus dedos la acarician con ternura y la hacen suspirar débilmente. Nunca ha sido tan feliz en su vida,  lo deseaba tanto.

En un segundo, todo se estropea. 

De repente Yver da un quejido y la aparta de su lado con brusquedad.

Sin querer, se ha revuelto cuando ha sentido el agudo dolor que Fresa ha provocado al apoyarse sobre su pecho, no había pensado en las heridas. Otra vez su mala suerte, ha sido un imbécil. La chica lo mira aturrullada, parece que se ha despertado de un sueño. Ya no puede detenerla.

Parece molesta y avergonzada. Lo siente mucho, de verdad. Sin dejar de disculparse, rápidamente Fresa se baja de la cama y sale de la habitación, corriendo a esconderse en su invernadero. Se ha entregado sin dudarlo un segundo y no le gusta lo que siente.  Se esta enamorando como una cría.

Todo esto es un error.
 

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