A la mañana siguiente, Ranma-h se da cuenta de la presencia del viejo mientras se lava los dientes, y trata de quitárselo. El viejo lo moja y se abraza bien a Ranma-m. En el desayuno, Happosai le cuenta lo de las píldoras a Soun, que lee el prospecto y concluye que es la fuerza magnética de las píldoras la que los mantiene pegados. Ahora Happosai depende de Ranma-h, y le pide que le dé de comer, pero Ranma-h le quita la comida de la boca y el viejo le lanza una happollamarada.
En el Furinkan, Ranma-h debe aguantar al viejo pegado a su cuerpo, pero éste comienza a moverse por todos lados de su anatomía y finalmente descubre que puede arrastrar a Ranma-h... y lo arrastra al vestuario femenino, donde las tías les dan una paliza. Ranma-h trata de arrancarse al viejo, provoca a Kuno y aguanta sus mandobles con el cuerpo de Happosai, y éste se enfada y vuelve a lanzarle una happollamarada.
Pero el problema se agranda: Soun ha descubierto que tras un día pegados el efecto se vuelve permanente. Akane corre a por ellos, y al llegar Happosai le levanta la falda; ella responde con una patada que también afecta a Ranma-h, que le recrimina. Soun explica cómo efectuar la separación: el alumno debe vencer al maestro. Happosai acepta, Ranma-h va a golpearlo... y el viejo se aparta. Ranma-h trata de quitárselo, y como no puede entran Akane, Soun y el panda, que machacan al pobre muchacho.
Happosai parece aceptar estar juntos para siempre, y Ranma-h parece también resignarse, y le propone algo sorprendente: se transforma en chica y deciden ir al vestuario femenino. Pero al entrar se lanza al suelo e impide al viejo ver a las chicas; corre hasta estrellarse en la pared, aún tapando los ojos del viejo, y entonces se los destapa... y están viendo el vestuario masculino. Al viejo le da tal patatús que Ranma-m lo golpea y vence con facilidad. Happosai se separa de Ranma-m, aunque no dejará de recriminar a Ranma-h, completamente vendado, por ser tan mal discípulo.
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