A la mañana siguiente, Happosai despierta de un chapuzón a Ranma-h. Happosai la acusa de haber convertido su ropa interior robada en papel con forma de sujetadores y bragas, y le cuenta que anoche cuando regresó estaba en perfectas condiciones y que debe ser ella quien la lleva. Al abrazarse a su pecho, Ranma-m lo tira por los aires.
A la semana siguiente, Akane y Ranma-h comentan entre sí lo desgastado que parece estar Happosai, y lo confirman al verlo revolcarse entre los papeles con forma de lencería. Akane y Ranma-h le expresan su preocupación, aunque el viejo sólo se interesa por la ropa interior de Akane. Pero entonces uno de los papeles en forma de sujetador empieza a flotar y moverse hacia afuera; Happosai lo sigue, y Ranma-h y Akane hacen lo propio hasta que llegan al hostal abandonado. Allí, el balcón está lleno de lencería y el viejo da buena cuenta de ella, excepto de unos pantys de talla enorme.
Al irse el viejo, los pantys parecen cobrar vida y se lanzan hacia Akane y Ranma-h. Ranma-h se encara a ellos y pide al fantasma que se muestre... y aparece el espíritu de una vieja gorda que le pide que los coja. Ranma-h se niega, y el espíritu cuenta su historia: era la gobernanta del hostal y cada semana toda la ropa interior de las chicas desaparecía excepto sus pantys, y así hasta el día de su muerte. Akane concluye que no descansará en paz hasta que alguien los robe, pero Ranma-h vuelve a rechazar el ofrecimiento de la mujer.
La mujer comenta que ha lanzado un hechizo sobre la ropa interior para que sus pantys sean robados y que la vida de Happosai acabará esta noche. El hechizo hace que los pedazos de papel parezcan lencería, pero desaparece al llegar el día y eso le quita la energía al viejo. Así que sólo hay una forma de salvar su vida.
Pero cuando Ranma-h pone a Happosai ante los pantys enormes, el viejo dice que se olvide, y que si tanto le interesa que los robe él. Ranma-h insiste en que debe ser el viejo pero el fantasma aparece y dice que no importa quien sea. Ranma-h empieza a pelear con el viejo para ver quien lo roba; el viejo huye lanzando happollamaradas, y Ranma-h le persigue. Happosai le dice que le deja abandonar este mundo en paz... es decir, robando ropa interior. Ranma-h le quita su botín y se dirige al hostal, seguido por el furioso Happosai.
Allí está tendida toda la ropa interior, con los pantys gigantes camuflados. Está casi amaneciendo y el viejo coge la ropa... pero se detiene ante los pantys camuflados y los descubre, evitando cogerlos. Ranma-h le da un golpe, pero la mujer fantasma se da por rendida y dice que ella se irá al cielo pero que Happosai seguirá condenado a robar lencería noche tras noche. Ante la perspectiva, Ranma-h coge al viejo y lo mete dentro de los pantys, y al soltarse de ellos se los lleva consigo.
La mujer lo ve y se siente feliz: al fin alguien ha robado sus pantys, y se va feliz al cielo mientras Happosai se queda catatónico.
Anterior historia: La doble joya. |
Índice |
Siguiente historia: El retorno de Pantyhose Taro. |