Las sondas y los sensores remotos exploran de manera rutinaria áreas distantes, inaccesibles y peligrosas en toda la galaxia, pero sus habilidades son limitadas. Como mucho registran impresiones superficiales y transmiten información a su base de origen. No tienen funciones cognitivas y no pueden ni analizar ni sacar conclusiones de sus investigaciones. Con la tecnología droide, sin embargo, se desarrolló una nueva clase de sondas. Los droides sonda totalmente inteligentes, llamados "robot-sondas", son mucho más capaces y fiables que los simples sensores emisores remotos. Incluso cuando se programan para misiones específicas, los robot-sondas pueden actuar de manera inteligente e independiente para seguir pistas, detectar y evitar daños inesperados, minimizar los riesgos y evaluar la información para determinar su relevancia. Además son capaces de protegerse a ellos mismos y su información escondiéndose, huyendo o luchando. En pocas palabras, los robot-sondas reaccionan ante lo que les rodea y aprenden por experiencia.
Los robots-sondas fueron desarrollados inicialmente mucho antes de las Guerras Clonicas por Industrias Galalloy para buscar metales en planetas y asteroides con los que alimentar el desarrollo industrial de las aleaciones, que en aquel momento estaba experimentando un boom. Posteriormente, cuando la Antigua República se expandía rápidamente en todas las fronteras, se utilizaron los robot-sondas para estudiar y cartografiar nuevos sistemas, rutas espaciales y localizaciones de colonias. Actualmente, la mayoría de robot-sondas sirven en funciones militares para el Imperio.
Aunque las misiones robot-sonda sólo cuestan una fracción de lo que cuestan las misiones con personal, los robot-sondas son prohibitivamente caros para todos excepto para las compañías más grandes y las fuerzas imperiales. Todavía se utilizan algunos en servicio comercial y científico, la mayoría en compañías mineras y forestales. Corre el rumor que algunos cazarrecompensas utilizan robot-sondas de manera limitada. No se tiene conocimiento que la Alianza Rebelde posea o utilice robot-sondas... pero si lo hiciesen sería con toda seguridad un secreto bien guardado.
Han habido muchas variedades de robot-sondas, pero sólo los mejores modelos (los que muestran la fortaleza necesaria para sobrevivir los rigores de la exploración espacial y las más recientes misiones militares y de espionaje) siguen fabricándose en grandes cantidades. Muchos de éstos son ahora modificados para misiones especiales y las unidades comerciales difieren en algunos aspectos de los robot-sondas militares. Sin embargo, todos los robot-sondas llevan un equipamiento básico similar.
Todos los robot-sondas están equipados con un amplio despliegue de sensores para examinar lo que les rodea. Funcionan mejor a corta distancia, pero son posibles los barridos de largo alcance. Los despliegues básicos de sensores controlan fenómenos acústicos, electromagnéticos, motrices, sísmicos y olfativos, barriendo constantemente miles de frecuencias a lo largo del espectro. Las cámaras ópticas, los ampliadores zoom, las miras infrarrojas, los creadores de imagen magnéticos, los radares, los sonares y los medidores de radiación suelen ser comunes. Los robot-sondas, barriendo aleatoriamente o en estructuras enfocadas, rara vez dejan de percibir cualquier emisión energética a cualquier alcance. Incluso detectan débiles transmisiones con comunicadores y movimientos a gran profundidad.
Estos droides altamente especializados analizan toda la información que les llega, buscando estructuras y anomalías, y comparando la información almacenada en memoria con el input sensorial. Programados para una curiosidad insaciable, persiguen descubrimientos sospechosos o inexplicables y registran toda la información para su posterior análisis, bien por parte del propio robot-sonda o por grandes computadores en la base del robot-sonda.
Los robot-sondas son de muchas formas y tamaños, pero el modelo imperial estándar tiene sobre un metro y medio de altura, es esférico o curvado para desviar los barridos sensoriales, con capacidades motrices y muchas extremidades articuladas para aumentar su versatilidad. Estas numerosas extremidades mecánicas capturan especímenes, recogen muestras, anclan el robot-sonda, exponen y examinan artefactos y manipulan herramientas y dispositivos. El movimiento se consigue mediante rodadores con cadenas o elevadores de repulsión, según la misión y el destino. Cuando están en misión militar, los robot-sondas suelen ir equipados con armamento ofensivo y defensivo así como pantallas limitadas.
Los sistemas energéticos están construidos para un funcionamiento extenso, lo que permite que un robot-sonda funciones durante años sin mantenimiento y sin recargarlo. Sus salidas energéticas varían, pero muchos almacenan energía adicional en capacitadores o baterías para cosas de demanda repentina.
La mayoría de robot-sondas se lanzan en cápsulas desde naves en el espacio profundo. Si se utilizan para aplicaciones militares, las cápsulas están diseñadas para parecer meteoritos cuando llegan a la atmósfera del planeta. Tales cápsulas se utilizan en misiones con destinos específicos que no requieran el regreso físico del robot-sonda. Cuando la cápsula aterriza, el droide está solo: completará su misión de la mejor manera posible, transmitirá sus descubrimientos y conclusiones a su punto de emisión y luego completará cualquier nueva orden que reciba.
Los robot-sondas científicos o los que están en servicio comercial normalmente continúan controlando su planeta de destino, realizando pruebas u ocupándose de otras actividades hasta que eventualmente llegue un equipo con personal. Los robot-sondas militares pueden llevar a cabo misiones similares, pero en la mayor parte de casos sus órdenes secundarias son de autodestruirse.
A otros tipos de robot-sonda se les proporciona naves orbitales independientes desde las cuales realizar sus misiones. Estas "naves" son poco más que cápsulas glorificadas que volverán a su base cuando completen la tarea asignada. Los robot-sondas orbitales no pueden investigar la superficie del planeta excepto mediante sensores de largo alcance. Las naves no tienen energía suficiente para escapar de la atracción gravitacional del planeta desde más cerca de casi el espacio exterior. Sin embargo, si una misión específica requiere esa habilidad, puede ser diseñada incorporada al sistema.
Determinados robot-sondas militares, llamados "cazadores", están envueltos por cápsulas hiperespaciales. Estos containers incluyen un sofisticado tándem de despliegue de sensores/computador de navegación que puede detectar una nave cuando realiza el salto hiperespacial y calcular las rutas posibles. Una vez calculadas, el cazador puede duplicar el salto hiperespacial y, con algo de suerte, seguir la presa a su destino. Algunos cazadores pueden llegar a realizar hasta tres saltos antes de agotar sus motores.
Todos los robot-sondas retransmiten de manera rutinaria información codificada. Los robot-sondas imperiales generalmente funcionan secretamente sin querer que se detecte su presencia; en años recientes, incluso las firmas comerciales quieren evitar que la competencia sepa qué se proponen. Los scramblers y otros dispositivos de codificación hacen que sus comunicaciones sean tan seguras como sea posible, tanto que incluso los droides de protocolo tienen dificultades para descifrar un código de robot-sonda.
Los robot-sondas comerciales generalmente no van armados. De hecho, las leyes imperiales prohiben que dentro de los límites del Imperio funcionen droides sonda comerciales armados. Por otro lado, la mayoría de los robot-sondas imperiales llevan al menos un cañón bláster y, según se necesite, otras armas.