El
alfabeto árabe tiene su origen en el semítico y quizá surgiera en torno al siglo IV de nuestra era. Lo emplearon las lenguas persa y
urdu, a su vez es la escritura que emplea todo el mundo islámico. El árabe se
escribe con dos modalidades, la cúfica, de tipos más rígidos, delineados y
fijos de la que hay muestras desde finales del siglo VII, y la násquica, forma
cursiva, antecedente de la escritura árabe moderna. Prácticamente carece de
vocales, como el alfabeto hebreo: de las 28 letras que posee, únicamente tres
se emplean para las vocales largas, las demás vocales se representan por medio
de marcas diacríticas. En la Alhambra encontramos inscripciones
tanto en caracteres cúficos como en cursiva násquica o árabe
africano. |