Ranma 1/2. Tomo 19

Parte 1 Parte 2 Parte 3 Parte 4 Parte 5 Parte 6
Parte 7 Parte 8 Parte 9 Parte 10 Parte 11

Parte 1. El ataque del chico sandía.


En la playa, Nabiki pregunta a Akane por Ranma-h; "Ha ido a un duelo. Recibió una carta de desafío de Kunô.", le contesta. Mientras, Ranma-h espera impaciente en la rocosa orilla; "Me reta y llega tarde.", piensa con enfado mientras recuerda el texto de la carta: "Quiero enseñarte el resultado de mi duro entrenamiento. Vas a saborearlo en tus propias carnes.". De repente, el agua comienza a borbotear y sale rápidamente una figura con una espada en posición de ataque y una sandía por cabeza; Ranma-h casi se muere del susto, pero la figura cae inerte, y al romperse la sandía deja a la vista un rostro conocido: "¡Pero si es Kunô!".

En la posada, Kunô yace inconsciente, rodeado por Kasumi, Akane y Ranma-h. De repente despierta; "¿Estás bien, Kunô?"; Kunô se incorpora, coge a Akane de la mano y la levanta en brazos: "¿Quieres compartir una nueva historia de amor conmigo?". Un oportuno golpe de Ranma-h y Akane a la vez hacen que Kunô se encare a Ranma-h; "¿No me habías retado?", le pregunta éste malhumorado. Kunô empieza a pensar, y pregunta sorprendentemente: "¿Quién soy?".

Todos se sorprenden por la amnesia de Kunô; "¿No te acuerdas de mí?", le pregunta Ranma-h, y así le pasa a Kunô. Y Akane moja a Ranma-h; "¿Te acuerdas de esta chica?", le pregunta a Kunô señalando a la molesta Ranma-m. Kunô empieza a llevarse las manos a la cabeza: "Sí... me acuerdo... cuando me diste tu carta de amor, nuestra primera cita, nuestro primer beso..."; y Ranma-m ya no aguanta y le da un puñetazo mientras Kasumi comenta el extraño comportamiento de Kunô; "Ya era así antes.", le corrige Akane.

En la playa, Nabiki pregunta a Kunô: "¿No te acuerdas de mí? ¡Voy a tu clase! ¿Y de los 5.000 yens que te presté?"; Kunô los paga prestamente, mientras Kasumi recrimina a su hermana; "Cierto, tenía que haber dicho diez mil.", dice Nabiki. Y Kunô sigue mirando su espada y preguntándose quién es, hasta que una sandía cae junto a él, asustándole. Ranma-h arrastra un carro de sandías y le sonríe: "Llevabas una de estas en la cabeza."; Kunô parece asustado; "¿Consigues recordar algo?"; Kunô sólo grita: "¡No te acerques!", y sale huyendo, pero Ranma-h y Akane con las sandías le persiguen: "¡Está reaccionando!". Pero Ranma-h tropieza y las sandías caen en avalancha hacia el pobre Kunô, que grita aterrorizado, cuando de repente...

Kunô empieza a girar sobre sí mismo, como en trance, repartiendo mandobles con su espada. Su remolino provoca que a la gente se le rasgue la ropa y se le rompan los vasos de refresco; Ranma-h trata de atacarlo para hacerle parar, pero apenas si puede acercarse y su ropa queda desgarrada. Y Kunô para, cayendo todas las sandías cortadas en magistrales rodajas exactas. "¡Kunô se ha vuelto más fuerte!", piensa Akane; "¿Cómo puedo hacer yo esto? ¿Quién soy?" grita Kuno arrodillándose sobre la arena.

Ranma-h se da cuenta de que Kunô ha llegado tan lejos para poder vencerle y se acerca para consolarle: "¿No me digas que has hecho esto por mí?". Y una inoportuna ola cae sobre Ranma-h, y cuando Kunô alza la vista y ve a Ranma-m, con las ropas desgarradas, se abraza a ella: "¡Claro que lo he hecho por ti!". Y Ranma-m comienza a patearle mientras le dice que le va a hacer recuperarse de un mamporro y el resto de la gente mira mientras devora las sandías.

Parte 2. Ligón playero.


La playa está llena de chicas bonitas que alguien recorre con su mirada; "Kunô, me enviaste esta carta de desafío... ¿Qué estás mirando?", protesta Ranma-h. Kunô lo mira: "¿Qué?"; "¿No estabas amnésico?", y Kunô comienza a llorar: "¡Ya lo recuerdo! ¡Estoy amnésico!". "¿Cómo está Kunô?", pregunta Akane que acaba de llegar, y Kunô inmediatamente la coge de las manos: "Disculpa, me gustaría acordarme aunque fuera sólo de ti."; "No, si me da igual.", responde Akane.

Y Ranma-h, hasta las narices, se lanza hacia su cabeza con una sandía: "¡Basta de cháchara!". Pero Kunô se revuelve con celeridad y corta la sandía con precisión, dejando la punta de la espada a un centímetro de la nariz de Ranma-h. "Da gracias a que me he contenido.", replica el orgulloso chico, ante la mirada admirada de Akane y Nabiki. Y el griterío adolescente llega de la playa: "¡Guaaauuu! ¡Qué guapo! ¿Es verdad que estás amnésico? ¡Qué romántico!", dicen las chicas de la playa. "¡Qué atractivo está Kunô!", comenta Nabiki sin disimular su guasa; y Ranma-h está que se muere de envidia: "Me han venido unas ganas de luchar contra él...", murmura; "Si acabas de perder." le dice Nabiki mientras Ranma-h le dice que cierre el pico y se larga.

Ranma-m llega corriendo llamando a Kunô, quien la recibe con los brazos abiertos... pero recibe una patada; "Has bajado la guardia.", ríe Ranma-m; "Lucharemos de verdad cuando recuperes la memoria. Te causaré un shock equivalente.", y le clava una sandía en la cabeza. Kunô grita asustado, tratando de sacarse la sandía, pero Ranma-m le insiste en que mire por dentro y recuerde. "¡Lo tengo!", grita Kunô, "Estaba entrenando, y mi objetivo era...", y comienza a dudar... pero rompe la sandía: "¡Mi objetivo era...!"; "¡Te acuerdas!", le grita Ranma-m; y Kuno se abraza a ella: "¡... ligar contigo!".

Ranma-m se lo aparta enfadada y le muestra la carta de desafío: "¡No! ¡Mira esto!"; Kunô la lee; "Es una carta de amor.", sonríe; "¡Es un desafío!", insiste Ranma-m, y Akane le lanza una tetera para que se transforme y convenza a Kunô. Pero Kunô parte la tetera con su espada: "Creo que si accedes a salir conmigo recobraré la memoria...", le amenaza, y sale tras ella dando espadazos mientras Ranma-m corre desesperada buscando agua caliente.

Hasta que encuentra un baño público para arrojarse al agua caliente... pero de la bañera vuelve a salir Kunô amenazando "¡Sal conmigo!". Ranma-m cae asustada, pero se le ocurre la estratagema: "¡Abrázame!", grita lanzándose, y al contacto con el agua caliente se transforma y despista a Kunô. Ranma-h sale tranquilo; "Idiota. Paso de este pervertido.", piensa mientras sale.

Pero fuera le espera una inoportuna lluvia fría que provoca que la persecución vuelva a iniciarse. Ranma-m se lanza al agua y comienza a nadar, perseguida por Kunô. "¡Ranma!", llama preocupada Akane; y entonces los lugareños se dan cuenta: "Van hacia Isla Sandía, aquella isla desierta que se ve. Es un sitio terrorífico lleno de sandías."; y Akane se da cuenta de que Ranma-m no va a poder volver a su forma masculina en aquella isla.

Y mientras, en la isla Kunô busca a Ranma-m: "No te escondas... Seremos los nuevos Adán y Eva de esta isla.", ríe. "¡Maldito imbécil!", piensa la aterrorizada y oculta Ranma-m.

Escenas inolvidables: Los celos de Ranma-h ante la popularidad de Kuno con las chicas.

Parte 3. A ver si me pillas en el campo de sandías.


Akane va en una moto acuática, con teteras, hacia Isla Sandía, mientras recuerda las palabras de los lugareños: "Es un lugar de entrenamiento. Dicen que el duro entrenamiento puede provocar la pérdida de la memoria."; Akane ya no tiene dudas: "Kunô fue a entrenarse allí y perdió la memoria a cambio de aprender una técnica mortal. "¡Ranma está en peligro!".

Y así es, pues Kunô ha encontrado a Ranma-m e inicia su ataque: "¡Si quieres salvar tu vida, sal conmigo!". Ranma-m se defiende a sandiazos, que Kunô corta sin problemas, pero lanza una piedra gigante entre las sandías y tumba a Kunô. "¡Te está bien empleado!", ríe Ranma-m, pero una sandía le cae en la cabeza y la deja inconsciente; Kunô se levanta y la observa: "Una chica inconsciente y yo a solas en una isla desierta... lo que significa...".

"¡Papá, la comida está!", grita Ranma-m llamando a Kunô mientras sus niños la rodean. Kunô llega y se abrazan: "¡Somos un matrimonio feliz!", sonríen.

Ranma-m grita de horror y se encuentra a Kunô cara a cara, al que abofetea sin piedad. "¡Sólo era un sueño!", dice aliviada, mientras Kunô se queja. "¿Dónde estamos?", se pregunta al verse en un local; "En una cafetería abandonada.", le responde Kunô. Ranma-m dice que se larga, y Kunô protesta: "Estamos en una cita. ¡Cuidado! Por allí hay una cascada."; y efectivamente, Ranma-m se encuentra con una cascada; "¿Cómo lo sabías? ¿Estás recobrando la memoria?", le pregunta Ranma-m. Y Kunô la mira... y la abraza. "¡Sé más serio, leches!", grita Ranma-m dándole un mamporro. "Esto me suena de antes.", reconoce Kunô.

Mientras, Akane va tetera en mano por la isla. De repente, llega a un río y ve una red que retiene un montón de sandías impidiendo que bajen con la corriente. Un cartelito cuelga de una cuerda: "Señores usuarios, tiren de esta cuerda", y Akane tira de ella y ve como la red se levanta y las sandías se ven arrastradas por la corriente.

Mientras, Kunô y Ranma-m discuten en la cascada. "Estuve aquí, entrenándome con unas sandías.", recuerda Kunô; "¡Claro, preparando el duelo!", grita Ranma-m. Pero Kunô parece caer abatido; "¿Qué ocurre?"; "Debería haber escrito un diario de nuestra relación.", le dice Kunô, y Ranma-m se enfada. Pero Kunô se vuelve amenazante: "Soy más fuerte que tú y estamos en una isla desierta... si no quieres por las buenas...", y Ranma-m sale corriendo mientras Kunô la persigue a espadazos. Y justo entonces comienzan a caer sandías de la cascada.

Ranma-m empieza a esquivarlas y Kunô a cortarlas mientras las maldice. Ranma-m las aprovecha para atacar, pero Kunô las corta y esquiva sin problemas: "¡Ja, ja! ¡Es inútil!". Ranma-m se da cuenta: "Corta hasta las sandías que esquiva. Me lo jugaré.", y se lanza hacia él con los brazos abiertos; "¡Al fin!", dice Kunô bajando la guardia... y Ranma-m aprovecha para ponerle una sandía en la cabeza que al instante Kunô intenta cortar...

Justo entonces llega Akane, y ve a la satisfecha Ranma-m y a Kunô inconsciente con la sandía en la cabeza; "Ranma...", suspira aliviada.

"¿Que golpeó la sandía sobre su cabeza?", pregunta Akane. "Sí, son reflejos inducidos.", contesta Ranma-h; "Posiblemente perdiera la memoria por lo mismo.". Y entonces se incorpora Kunô y los mira: "Ranma Saotome... Akane Tendô..."; "¡Ha recobrado la memoria!", dice alegre Akane. Kunô recuerda su desmayo en el entrenamiento, y Ranma-h le habla: "Has progresado mucho, pero no pudiste conmigo."; "¿De qué hablas?", pregunta asombrado Kunô, y Ranma-h le enseña la carta de desafío. "¡Imbécil, es una carta para la chica de la trenza!", le grita Kunô; "Quería que probase mi nueva habilidad para partir sandías...", dice entusiasmado mientras parte unas cuantas y Akane y Ranma-h las devoran. "¿Y por qué no te transformas por él?", le dice Akane; "¡Ni hablar!", replica Ranma-h.

Escenas inolvidables: La feliz pareja formada por Ranma-m y Kunô en el sueño/pesadilla de Ranma-m.

Parte 4. La salsa de diez años.


En "Bei U-Chan", Ukyô saca una jarra del suelo;: "He esperado esto tanto tiempo. La salsa de okonomiyaki secreta, en su punto tras diez años de maceración.", dice abriendo la tapa; "¿Habrá quedado bien?", se pregunta mientras prueba una poca... y su cara es todo un poema.

"¿Qué le habrá pasado a Ukyô?", pregunta Akane a Ranma-h tras la salida del Fûrinkan; "No ha venido a clase.", comenta extrañado Ranma-h. Y pasan por "Bei U-Chan", encontrándolo cerrado y a Ukyô en cama. "¿Estás deprimida porque una salsa te ha salido mal?", se sorprende Akane; y Ukyô les da a probar la salsa, casi provoc&aacunte;ndoles un cólico. "Un fallo así es imperdonable.", murmura Ukyô mientras recuerda cómo le quitó la receta secreta a su padre e hizo la salsa acompañada de Ranma-h, y como la tapó bien para dejarla macerar por diez años.

"Recuerdo haberla tapado bien, ¿no es así, Ran-Chan?", pregunta Ukyô; "¿Es esta la salsa?", sonríe Ranma-h, mientras Ukyô vuelve a hundirse entre las sábanas. Y Ranma-h comienza a recordar cómo al poco de taparla Ukyô fue él a probarla y la desparramó la jarra por entero, volviendo a llenarla luego con el insalubre mejunje actual. "Tienes que comer.", le dice Akane a Ukyô; "Te he hecho arroz hervido.", y le ofrece. "Gracias.", murmura Ukyô mientras lo prueba... y casi le da un pasmo.

Esa noche, Ukyô se hospeda en casa de los Tendô. "Puedes quedarte hasta que te recuperes.", le dice Sôun; "Gracias, aunque no estoy muy enferma.", agradece Ukyô. "Vamos, te estás recuperando del golpe de probar algo cocinado por Akane.", le dice Ranma-h, provocando el enfado de su prometida. "No te preocupes, Akane.", insiste Ukyô. "Haré lo que pueda por ti.", le vuelve a decir Ranma-h, y Ukyô se ruboriza: "¿Por qué eres tan amable?"; y Ranma-h, recordando lo de la salsa, sale por la tangente: "No seas tonta. ¿No somos amigos, Ut-Chan?", dice cogiendo de las manos a una emocionada Ukyô.

Y ella se lo toma al pie de la letra y empieza a repartir sus bártulos por la habitación de Ranma-h. "Ukyô, ¿piensas instalarte en la habitación de Ranma?", pregunta una sorprendida Akane; "No, sólo quiero que me cuide hasta que se me pase la decepción.", y Ranma-h casi se cae de la impresión.

En el jardín, Akane pregunta a Ranma-h que está sobre la pajarera: "¿Desde cuando eres así de amable?"; "De nacimiento.", responde el chico; "¿No habrá algún motivo oculto?", le pregunta Akane; "Eso no viene a cuento.", responde Ranma-h, pero caído ya de la pajarera; "Lo sabía.", dice Akane convencida. Pero Ranma-h suelta otro discurso: "Es imposible que conozcas mi relación con Ukyô. Hace diez años que nos conocemos..."; y Akane piensa luego en su cuarto que no puede formar parte del lazo de amistad entre Ukyô y Ranma.

Ranma-h está tomando un baño mientras piensa el lío que se ha montado; "Tengo que encontrar un modo de salir de esta...", piensa mientras sale de la bañera... para encontrarse cara a cara con Ukyô y volverse a hundir en el agua: "Ran-Chan, ¿te froto la espalda? No puedo pasarme el día tumbada."; "No, da igual.", dice con aspavientos el chico desde la bañera; "¡No te cortes! Somos amigos de la infancia.", le sonríe Ukyô, momento en el que aparece una furiosa Akane con la vara de disciplina en la mano.

Un magullado Ranma-h va hacia su cuarto y al abrir la puerta... "¡Ran-Chaaan!", le sonríe Ukyô, "¿Te acuerdas de cuando dormíamos juntos?", le llama. Y Ranma-h comienza a retroceder asustado, pero Akane le da un martillazo en la cabeza. "¿Qué he hecho?", le grita Ranma-h; "¡Algo ibas a hacer!", le recrimina Akane. Y entonces llega Sôun: "Estás viviendo en casa de tu prometida... ¡gusano infiel!", y lo lanza a través del tejado. "¡Qué casa tan alborotada!", piensa Ukyô; "Yo sólo sé que Ran-Chan es muy amable y dejaré que me cuide hasta ponerme bien.".

La noche acaba con Ranma-h muriéndose de frío en el tejado, Akane llamando idiota a su prometido en su cama y Ukyô durmiendo a pierna suelta.

Escenas inolvidables: Los compromisos en los que pone Ukyô a Ranma-h, el cual encima es el que recibe todos los golpes.

Parte 5. Ponle salsa a tu vida.


Akane comienza su entreno matinal recordando la noche pasada: "Por muy amigos de la infancia que sean, dejar que se instale en su habitación...", y patea el árbol: "¡Ese Ranma es un idiota!". Y su prometido cae del árbol. "¿Has dormido aquí?", pregunta Akane; "Hasta que Ut-Chan se recupere...", responde Ranma-h; "¿Cuándo?", y Ranma-h calla.

De repente, un tufo enorme invade el jardín; Ukyô está cocinando un okonomiyaki y untándole la salsa ante la estupefacta mirada de los Tendô. "Por más que sea un fracaso de la infancia, ¡debo redimirlo comiéndome este okonomiyaki!". Pero Ranma-h llega corriendo, se lo arrebata y se lo come, ante la mirada sorprendida de todos los presentes. Y la cara se le queda como un mal garabato.

En el Fûrinkan, Ranma-h está al borde de la muerte, mientras Ukyô se pregunta por qué Ranma-h ha sido tan amable de comerse el okonomiyaki. Ranma-h piensa mientras que ahora ya no puede decirle que él fue el responsable de la salsa. Y Akane piensa que Ukyô ha encontrado un punto débil de Ranma.

En la azotea, Akane habla con Ukyô: "¿No crees que Ranma está raro últimamente?"; "Sí, lo creo.", le responde Ukyô. "¿Por qué podría ser?", pregunta Akane. Y Ukyô se pone a recordar algo: "Ese día... ¡me hizo una promesa!"; y recuerda cómo le dijo a Ranma-h que se la dejaría probar el primero a cambio de que, si estuviera buena, cuidaría de ella toda la vida. "¡Entonces Ranma se acordaba de la promesa!", grita Ukyô; "¡Pero la salsa estás asquerosa!", se lamenta y cae de rodillas. "Otra de las alegres promesas de Ranma.", piensa Akane con vergüenza ajena.

En la clase 1-F se escucha un barullo; Ukyo arrastra su plancha hasta la clase y se pone a cocinar otro okonomiyaki con su salsa, atufando a todos. "Cada vez me odio más a mi misma, ¡pero debo comerlo!", grita Ukyô. Pero de nuevo Ranma-h se lanza hacia ella y se lo quita, devorándolo. Esta vez el pobre Ranma-h resiste poco y hasta se tiene que recomponer la cara. "Perdona que me haya salido tan horrible.", le llora Ukyô; Ranma-h consigue incorporarse: "A ti no hay plato que te salga mal, Ut-Chan.". Ukyô le mira entre agradecida y despectiva: "Agradezco tus palabras, ¡pero antes que mujer soy profesional del okonomiyaki! ¡No te compadezcas de mí!", y lo aparta de un manotazo mientras sale corriendo. Y Ranma-h cae inconsciente (no se sabe si del golpe o del okonomiyaki).

En la enfermería, Ranma-h trata de recuperarse junto a Akane. "¿Qué pretendes?", le pregunta su novia; "¿Por qué no le dices que está malo?". "¿A qué te refieres?", inquiere Ranma-h; "Ya sabes... a algo de cuando erais niños.", comenta Akane pensando en la promesa, mientras Ranma-h piensa en su estropicio. "¿Se ha dado cuenta?", le pregunta Ranma-h; "Sí. ¿Y tú te acuerdas?", pregunta Akane sorprendida; "Nunca lo podré olvidar.", responde Ranma-h; "Pero pensabas que Ukyô era un chico...", comenta Akane ya desconcertada; "¿Y qué tiene que ver? Aunque fuéramos niños, no puedo herir su sensibilidad."; y Akane se queda más que sorprendida.

Un okonomiyaki aterriza sobre la mano de Ranma-h, y esparce su apestoso olor. Ukyô mira desde la puerta: "Es el último; pienso tirar la salsa. ¿Reconocerás que salió mal?"; "El último...", piensa Ranma-h cogiendo fuerzas, mientras Ukyô piensa que está dispuesta a abandonarlo todo. Y Ranma-h se traga la funesta comida; con rostro desencajado y casi llorando consigue hablar: "Estaba bastante bueno.".

Ambas chicas se quedan de piedra; "¿Hasta tal punto me...?", murmura emocionada Ukyô, y se abraza a Ranma-h. Akane le golpea a Ranma-h con la jarra en la cabeza: "¿Así que vas a cuidar de Ukyô toda la vida?"; "¿Ehhh?", alcanza a responder un sorprendido Ranma-h. "Al fin y al cabo soy mujer antes que profesional del okonomiyaki.", llora emocionada Ukyô; "¿De qué habláis?", dice un estupefacto Ranma-h; "¡Ya es tarde!", le grita Akane.

Escenas inolvidables: Los caretos de Ranma-h tras comer los envenenados okonomiyakis y la que se monta en la enfermería, donde cada uno piensa en una cosa distinta.

Parte 6. La pura verdad.


Ukyô le cuenta la promesa a Ranma-h: "Si me sale buena, ¿me cuidarás toda la vida?", "¡Vale!". Ranma-h está realmente apurado; "No soy muy competente, pero espero que tengas paciencia.", le dice Ukyô; "¿Yo dije eso?", pregunta sudando Ranma-h; "¿No te acuerdas?", le sonríe Ukyô. Y aparece Sôun en forma de monstruo: "¿Es essssoooo verdad, Raaaanmaaaaa?", pero Ukyô pone en marcha su salsa y Sôun desaparece; "Te comiste este asqueroso okonomiyaki y me dijiste que estaba bueno. ¡Eso es amor ciego!", canta Ukyô mientras Sôun persigue a Ranma-h y Kasumi y Nabiki comentan lo enrevesado del asunto.

Mientras, Akane parte ladrillos en el jardín gritando "¡Ranma es un idiota!". Se pone a pensar: "Cuidar de Ukyô toda su vida... no creo que vaya en serio, pero recuerda la promesa...", y se imagina la escena, ella diciéndoles que den rienda suelta a su amor, Ukyô y Ranma-h despidiéndose de ella, Akane pidiendo disculpas ante la escena de boda... Y vuelve a la realidad: "¿Pero por qué soy yo quien debe disculparse?". Entonces cae Ranma-h ante ella, aún gritando: "¡Es un error, perdón, perdón..."; y se da cuenta de que está ante Akane; "¿Y por qué debo disculparme ante Akane?".

Esa noche, Ranma-h se lo cuenta a Akane: "¿Que tú hiciste la salsa?"; "Un error de la infancia.", reconoce Ranma-h; "¿Y la promesa?", insiste Akane; "La olvidé.", responde Ranma-h. "¡Qué asqueroso!", le recrimina Akane. Ranma-h ha tomado la decisión: "Debo decirle la verdad y disculparme."; así, va a su habitación y al entrar...

"¡Ran-Chan! ¡La comida esta lista!", le recibe Ukyô sonriente; lo coge del brazo; "¡Al fin solos!", murmura, "¡Soy tan feliz como una recién casada!"; Ranma-h hace vanos intentos por hablar, pero Ukyô es más rápida; "Voy a ser una bella esposa.", le sonríe, y Ranma-h se queda tieso y sólo puede aceptar la comida que le acerca Ukyô. Hasta que Akane aparece furiosa y coge a su novio por las solapas: "¿¡No ibas a decirle la verdad!?"; "¿La verdad?", se sorprende Ukyô.

Y así le cuentan la historia. "Fui yo quien destrozó la salsa.", confiesa Ranma-h; "Por eso se mostraba amable.", concluye Akane. Ranma-h se arrodilla ante Ukyô: "¡Perdóname, Ut-Chan! ¡Puedes pegarme!"; pero Ukyô sólo se acerca y le dice: "Pobre Ran-Chan, Akane te ha obligado a inventarte esa historia, ¿verdad?", y ambos se quedan de piedra. Ukyô se encara a Akane: "¡Yo también soy su prometida, y no me lo quitarás con una mentira tan absurda!"; "¡Que no es mentira!", insiste Ranma-h; "¡Yo no quiero...!", protesta Akane.

Pero la voz de Nabiki llega del pasillo: "Lo he oído. ¿Por qué no le decís la auténtica verdad?"; Akane y Ranma-h se sorprenden, pero Nabiki continúa su actuacción mientras aparecen el panda y Sôun. "Ukyô, dicen que son prometidos, pero en realidad... ¡ya están casados!".

Las reacciones no se hacen esperar. "No puede ser...", murmura Ukyô; "¡Mentira, mentira, mentira!", grita Ranma-h; "¡Nabiki!", exclama Akane ruborizada, pero su hermana le susurra al oído: "Ut-Chan no se rendirá fácilmente..."; y Akane toma la decisión: "Ukyô, así son las cosas...", y para callar a Ranma-h que no para de gritar "¡No es cierto, no es cierto!" se abraza a él ante la sorpresa de todos: "¡No podemos esconderlo más tiempo, amor mío!".

Akane arrastra a Ranma-h por el pasillo hasta un rincón apartado: "¿Piensas abandonar el dojo Tendô?", le dice mirándole fijamente. Akane aparta la mirada y sigue hablando: "¿Te gustaría?". Ranma-h mira sorprendido a Akane, mientras siente sus corazones latir; "Estoy metido hasta el cuello.", murmura, "así que te ayudaré."; "¡Si soy yo quien te ayuda!", le grita Akane.

Y al son de la discusión aparece Ukyô: "¿Qué estáis murmurando?"; "Nada, una disputa matrimonial; nos reconciliábamos.", disimula Ranma-h, mientras Akane disimula también abrazándole. Ukyô los mira aviesamente: "Interesante. Me quedaré hasta que se les vea el plumero.", piensa, mientras Sôun llora emocionado, el panda les felicita y Nabiki se burla de la pareja.

Parte 7. El falso matrimonio.


Hora del almuerzo en el Fûrinkan; Akane corre hacia Ranma-h: "Ranma, compartamos la fiambrera."; "Estoy contento de que me invites.", responde Ranma-h, provocando los rumores de la clase; "Lo he preparado yo.", le dice Akane... y Ranma-h sale huyendo. Akane lo detiene de un sillazo y lo coge de las solapas: "Te recuerdo que somos un matrimonio feliz.". Y así, Ranma-h prueba el primer bocado de manos de Akane; "Asqueroso.", murmura llorando; "¿Has dicho algo, cariño?", le pregunta Akane; "¡Muy bueno, tocinito de cielo!", disimula Ranma-h. Y Ukyô observa toda la escena muy divertida, mientras el resto de los compañeros murmura sobre Ranma-h y Akane; "Ran-Chan debe estar cohibido por estar en casa de los Tendô, pero lucharé.", piensa Ukyô.

Y la lucha comienza por enterrar sus enseres de okonomiyaki en el jardín de los Tendô. "¿Dejas los okonomiyaki?", pregunta incrédulo Ranma-h; "Esto es una pelea entre mujeres, y para conseguir ganar debo dejar los okonomiyaki.", proclama Ukyô. Y así tanto Akane como Ukyô alimentan a Ranma-h durante la cena, ante la extrañeza del resto de comensales.

Pero llega la hora de dormir, y Nabiki habla con la pareja: "Sois un matrimonio, así que debéis dormir juntos."; tanto Ranma-h como Akane se sonrojan; "¡No voy a dormir con este tipo ni borracha!", proclama Akane; "¿Crees que me hace gracia estar con una chica tan poco...?", se encara Ranma-h. Pero entonces aparece Ukyô: "¿Qué? ¿Hablando del divorcio?", y Ranma-h coge a Akane en brazos y se introduce con ella en su habitación disimulando como pueden. Ukyô se queda mirando la puerta cerrada: "¿Será cachondeo?", se pregunta; "Puedes saberlo por mil yenes.", le dice Nabiki.

Dentro del cuarto, Ranma-h está abriendo la ventana para dormir fuera; "Supongo que te molestará que me quede aquí.", dice Ranma-h; "Bueno, no es para tanto.", murmura Akane, y Ranma-h se vuelve hacia ella: "¿Es que esperabas algo?"; "¡Y un jamón!", grita Akane enfadada. Entonces aparece Nabiki por la ventana; "Ya sabía yo que pasaría algo así. Os vendo esto por quinientos yenes.", dice entregándoles un cubo de agua fría. Ranma-h lo coge decidido pensando que es una buena solución, pero entonces Ukyô asoma su cabecita por la ventana: "Ya sabía que era una farsa.", comenta. Ranma-h, asustado, se bebe el cubo para disimular, y Akane se encara a su hermana: "¿Pero de parte de quién estás?"; "Soy esclava del dinero.", concluye Nabiki.

Los minutos pasan tensos; Ranma-h está pensativo en un rincón; Akane hojea una revista en otro rincón. La familia Tendô escucha tras la puerta... hasta que Akane y Ranma-h abren y los descubren, dándoles una paliza. De nuevo dentro, deciden dormir; "Tranquila, no tengo intención de hacerle nada a una chica tan poco sexy.", comenta Ranma-h; "No me dan miedo los gallinas como tú.", replica Akane. Y ambos casi se ponen de nuevo a la gresca.

El tiempo pasa; Akane está en su cama y Ranma-h en el suelo. Ninguno de los dos duerme. Sigue pasando el tiempo. Ranma-h no se duerme, y se da cuenta de que Akane ronca. "¡Qué jeta! Durmiendo a pierna suelta. ¡Le quitaré la almohada!", piensa Ranma-h acercándose a Akane. Pero las manos de Akane se lanzan hacia él y lo abrazan contra su pecho. "¡Hola, P-Chan!", murmura Akane en sueños, mientras Ranma-h suda de lo lindo. Al final, consigue librarse del abrazo de su prometida, pero pasa la noche en vela; "No puedo seguir así. Tengo que hablar con Ut-Chan y pedirle que se marche.", piensa.

Y así se dirige a la habitación de Ukyô esa mañana. Ukyô le recibe arrodillada: "Hola, el desayuno está listo.", le sonríe; "Tengo algo que decirte.", le dice Ranma-h. "Si es por lo de anoche, no te preocupes. Puedo tolerar tus infidelidades.", le responde Ukyô; "¡No! Es por..."; "¡No pienso escucharte!", le corta Ukyô, que empieza a sollozar; "Yo también llevo mi cruz.", y comienza a llorar a lágrima viva: "¡Tanto me odias!". Y Ranma-h cae en la trampa: "¡No, no!", grita alarmado. Mientras, Akane se despierta y ve a su novio ausente. Ukyô sigue su actuacción: "Llegué a dejar el okonomiyaki por ti. Tendré paciencia hasta que me quieras."; y entonces a Ranma-h le llega la idea: "¡Claro! Esta es la manera.", y coge a Ukyô de las manos: "¡Ut-Chan, cumpliré mi promesa de cuidar de ti!"; "¿En serio?", sonríe Ukyô. Y entonces una enorme furia aparece a espaldas de Ranma-h: Akane.

Ukyô abraza a Ranma-h pensando que ningún arma como las lágrimas; "Pronto se acabará todo.", piensa el magullado Ranma-h, y Akane aún tiembla de rabia: "¡Eres un ogro!".

Escenas inolvidables: La palpable tensión en el cuarto de Akane cuando ambos tratan de dormir juntos.

Parte 8. Ódiame.


En el tejado de los Tendô, Ranma-h repasa su plan: "Es perfecto: le digo a Ukyô que cuidaré de ella, me convertiré en un marido de lo más cabrón, y ella huirá.", piensa imaginando las escenas. Mientras, Nabiki habla con Akane en su habitación; "¿No piensas detener a Ranma?"; "¡No me importa ese desgraciado!", responde molesta Akane; "Te puedes arrepentir.", prosigue Nabiki, "Cierto, Ranma es descuidado y torpe, negligente, insensible, idiota, hortera...", y se calla; se acerca a su hermana y le da una palmadita en el hombro: "Haces bien en dejarle.".

Esa noche, Ranma-h pone en práctica su plan. "Vaya, la cena la ha hecho Ukyô.", murmura ante toda la familia Tendô; y lanza la mesa por los aires: "¡Esto está incomible!". Pero todos los comensales han conseguido coger un plato. "No sé que mosca te ha picado...", murmura Sôun, "¡Pero en casa de los Tendô no se echan a perder los alimentos!", y lanza a Ranma-h por el tejado. Ranma-h insiste; compra sake caliente y se lo derrama por encima, pensando hacer de marido maltratador borracho; y así llega a casa: "¡Hic! ¡Ya ha vuelto tu marido!"; y Ukyô le lanza un cubo de agua; "¿Se te pasó?"; "Sí.", dice Ranma-m con cara de circunstancias.

Ranma-m aprovecha su forma femenina para pintarse los labios y mancharse de carmín para provocar los celos de Ukyô, pero Ukyô la pilla y la transforma: "¿Pero qué haces, Ran-Chan?". Lo siguiente: "Esta noche no vendré a dormir.", le dice Ranma-h; "¿A dónde vas?", inquiere Ukyô; "¡Pues a ver a mi amante!", responde Ranma-h. Pero esta vez es Akane quien le escucha: "¿¡Quién es tu amante!?", le grita mientras le golpea en su habitación, mientras Ranma-h trata de explicarse.

Finalmente, Ranma-h se lo cuenta a Akane; "¿Quieres que Ukyô llegue a odiarte?", se sorprende Akane; "Pensaba que era un plan perfecto.", murmura Ranma-h. "¡Burro! ¡Si es muy fácil! Trátala a ella como si me trataras a mí.", le dice Akane. Y Ranma-h la mira, recordando cómo la insulta siempre, y se acerca a ella: "Akane, ¿a ti te afectaba?"; Akane retrocede sorprendida; "¿Y llegaste a odiarme mucho?", insiste Ranma-h; Akane aparta la mirada azorada: "Sólo era un ejemplo. La verdad es que no me afectaba tan...", pero Ranma-h la corta antes de acabar: "¡Lo sabía! Una chica tan insensible como tú...", y Akane agarra la vara de disciplina y lanza a Ranma-h a través de la ventana: "¡Pues ves a ver a Ut-Chan y muéstrale toda tu mezquindad!". Pero Ukyô lo ha escuchado todo tras la puerta; "Pues va a sudar tinta.", piensa, "¡Dejé el okonomiyaki por él y no le dejaré escapar!".

Ranma-h va a la habitación de Ukyô; "Basta con pensar que estoy ante Akane y listo.", piensa. Pero una sorpresa le espera al abrir la puerta: Ukyo yace inconsciente junto a la jarra de la salsa; Ranma-h la coge: "¿Qué ha pasado? ¿Por qué está aquí la salsa?"; Ukyô logra murmurar: "La salsa nos unió. No podría tirarla nunca."; "¿No la habrás probado? ¡Si la hice yo al tun-tun!", le recrimina Ranma-h; "Sabe a felicidad...", llega a murmurar Ukyô; "¡Tanto me...!", exclama Ranma-h, pero Akane llega y le da una patada: "¡No aguanto más, estúpido!".

Ambas chicas se encaran a él: "Debes definir tus sentimientos."; y Ranma-h se da cuenta de que ya no hay salida: "Entendido, podré los puntos sobre las íes. Todo empezó por la salsa, y la única solución es...", y coge la tinaja ante la sorpresa de Akane y Ukyô y se bebe todo su contenido. El resto de la familia llega a tiempo de ver cómo Ranma-h cae casi muerto.

Pero Ukyô sufre una transformación; unos fideos fritos le salen de la nada, y unta con ellos a Ranma-h; a continuación esparce alga y bonito en polvo y revuelve a Ranma-h sobre la plancha. "¿Pero no habías enterrado los utensilios de okonomiyaki?", le dice Akane, y de repente Ukyô parece despertar de su trance; "¡Reflejos inducidos!", exclama Nabiki; "¡Claro! Ranma está repleto de salsa, ¡es como si fuera un okonomiyaki!", piensa Akane.

Ukyô aún está confusa: "¿Qué es esta largo tiempo olvidada satisfacción?", se pregunta. Ranma-h se gira hacia ella sobre la plancha y le sonríe: "Cuando preparas okonomiyaki estás radiante, Ut-Chan.". Ukyô llora, pensando que no ha podido ser mujer antes que cocinera.

Y así Ut-Chan volvió a su negocio a practicar, prometiendo volver al reconciliarse sus facetas de mujer y profesional. Pero Ranma-h tardó más en recuperarse de la horrible salsa...

Parte 9. Pesadilla en el balneario.


Ranma-h, Genma y Sôun pasean por la ciudad. "¿Una trampa para pulpos?", pregunta Ranma-h. "Aún no sabemos que es.", contesta Sôun. De repente, un vocerío les llama la atención: "¡La trampa para pulpos! ¡Atrapadla!". Una jarra de las que se usan para capturar pulpos va botando por las calles, y bota sobre sus tres cabezas.

El jefe de los balnearios les explica la situación: "Esa trampa se dedica a robar comida, a burlarse de las parejas. Cada vez vienen menos clientes..."; Sôun se muestra seguro: "Es una tarea de profesionales. ¡Vamos a darle una lección!". Pero es Ranma-m quien queda sola en un balneario. "Sólo a ellos se les ocurre hacerse el chulo, emborracharse y echarse a dormir. Tengo un mal presentimiento.", murmura, mientras recuerda las palabras de los de los balnearios: "Esa trampa tiene predilección por las chicas."; Ranma-m tiene una sospecha: "¿No será...?".

Pero sus pensamientos se ven interrumpidos por un lascivo lengüetazo en su espalda. Ranma-m se revuelve y ataca a la trampa de pulpo, pero queda paralizada al ver unos ojos en su interior. La trampa se le pone en la cabeza, le da unos golpes y la abandona, dejando que caiga inconsciente en el agua caliente. La entrada de un grupo de chicas, que se encuentran a Ranma-h flotando en el agua caliente, provoca que le den una paliza de espanto.

"Había alguien dentro.", comenta el magullado Ranma-h a Genma y Sôun, que comen y beben sin moderación. "¡Nadie puede caber ahí dentro!", afirma Genma; "Alguien sí.", comenta Ranma-h, y a Sôun y Genma les viene el mismo pensamiento a la vez. "Exacto.", confirma Ranma-h pensando en el monstruo de los pantis y en quien se llevó. "Bien, pues es hora de marcharnos.", dicen Sôun y Genma empaquetando y saliendo por la puerta.

Pero se encuentran cara a cara con una figura familiar: "¡Hey, chicos! ¿Habéis venido a por mí?", les ríe Happôsai ante el terror de sus viejos discípulos, que se esconden tras Ranma-h. "¿Sigues vivo?", pregunta Ranma-h, mientras el viejo les pregunta si se alegran de verle. Pero el vocerío del pasillo les interrumpe: "¡La trampa nos ha robado el sashimi y ha entrado ahí!". Sôun y Genma se miran y piensan lo mismo: "Si nos descubren, será la vergüenza del estilo Musabetsu Kakutô.", y lanzan a Happôsai al infinito cuando entran los hombres de los balnearios.

"¿No ha entrado aquí?", pregunta el jefe mientras Genma y Sôun se hacen los suecos; pero el sashimi está presente y pone "Regalo de la trampa de pulpos". Genma se hace el indignado: "¡Tendô! ¡Hay que cazarla!". Y salen por la ciudad, mirando siempre en dirección opuesta a donde está Happôsai, ante la incredulidad de los hombres, y lanzando al viejo al mar tras la "persecución". "¡Se nos escapó!", disimula Sôun.

Pero el viejo está indignado: "¿Qué les pasa a Sôun y Genma? ¿¡Por qué actúan como si no me conocieran!?", y se lanza a la caza de ropa interior dentro de su trampa. Ranma-h lo para de una patada; "¿¡Qué te he hecho!?", le reprocha Happôsai, y antes de que pueda contestar, Ranma-h se ve arrastrado por su padre y Sôun. Ranma-h protesta: "¿Pero vamos a dejar al viejo aquí?"; "No conocemos a ese viejo.", disimula Sôun.

Ahora, Happôsai se ha enfadado de verdad; "¿Que no me conocen de nada?", y lanza contra ellos un Happôcírculo vicioso, pero el trío huye ignorándole. Entonces, al abuelo se le llenan los ojos de lágrimas y Ranma-h se sorprende de que el viejo no siga atacando. Consigue zafarse y llega hasta Happôsai; "¿Qué pasa?", pregunta Ranma-h. El viejo habla entre sollozos: "Pensaba que si armaba un escándalo vendríais a buscarme."; y se abraza a Ranma-h llorando a moco tendido: "¡Os echaba de menos!". Ante la perspectiva, Sôun se ablanda: "Bueno, podemos dejarle...", y Happôsai llora agradecido: "¡Puedo volver a casa!".

Pero antes empieza a cargar con un montón de cosas que pone en el carro. "Son regalos.", les dice, pero entonces aparece la furibunda multitud de los hombres de negocios, armados con objetos contundentes: "Así que estabais compinchados...". Y es Happôsai quien acaba arrastrando el carro con los apaleados Ranma-h, Genma y Sôun, mientras se queja: "Estos tipos sólo me dan trabajo.".

Happôsai es recibido con una sonrisa por Kasumi, mientras Akane pregunta a Ranma-h por la lucha; "No conseguimos echarle.", murmura Ranma-h con sorna.

Parte 10. Los muñecos de papel.


Akane corre por las calles de Tokio. "Todas las mañanas a las 6:30, Akane Tendô sale a correr y pasa por este punto.", piensa alguien "Soy Hikaru Gosunkugi y voy a su clase."; y Gosunkugi sale cuando pasa Akane: "¡Buenos días! ¿También corres, Akane?"; "¡Hola! Sí, y siempre paso por aquí.", contesta ella...

Naturalmente, esto sólo pasa en la imaginación de Hikaru que se ruboriza pensándolo mientras un perro le muerde la ropa y el dueño del jardín le pregunta qué está haciendo. Akane pasa corriendo, y Gosunkugi sale tras ella y la llama, pero Akane no le oye, y Gosunkugi es débil y no puede correr tan deprisa tras ella. "¡Gírateeee!", alcanza a gritar; Akane se vuelve... y el panda y Ranma-h, peleando, corren sobre Hikaru. "¿No hemos pisado algo?", pregunta Ranma-h; "Te lo habrá parecido.", contesta el panda en un cartel. Akane les pregunta si la han llamado, y ante la respuesta negativa lo achaca a su imaginación y sigue su carrera.

Gosunkugi queda en el suelo. Deprimido, se incorpora y se va a marchar. Pero alguien le llama: "¡Hey! Te he visto y lamento tu situación. Tengo tu remedio para tu mal de amores.". Es un vendedor ambulante, que le enseña el contenido de su maleta; le muestra unos muñecos de papel: "Son doce. Se escribe en ellos una orden y se ponen a la espalda de quien se quiera que la cumpla."; Gosunkugi se pone a escribir en uno: "Dámelos gratis". Trata de pegárselo al vendedor, pero éste lo esquiva y contraataca con uno de "Cómpralos por 10.000 yenes". Y ambos prosiguen la curiosa pelea hasta que Gosunkugi los compra por 5.000 yenes.

En clase de gimnasia, Gosunkugi se pregunta si funcionan, y decide hacer una prueba. Escribe "Pégatela" en uno de los muñecos y se lo pega a Ranma-h, dándole ánimos. Ranma-h comienza a hacer piruetas en la barra, sale volando... y se da de cabeza contra la arena y Gosunkugi. Los compañeros comentan con Ranma-h lo raro de su caída, pero Gosunkugi está más que satisfecho. Se acerca a Akane; "A partir de ahora serás mi marioneta.", piensa mientras le aproxima el muñeco que pone "Me gustaría que salieras conmigo, por favor".

Pero Akane lo descubre y se vuelve amablemente: "¿Querías algo?". Y Gosunkugi queda extasiado... lo suficiente para que los colegas de Ranma-h le descubran: "Mira, esto fue lo que te pegó antes en la espalda.", y arrastrando al chico, pegan el muñeco sobre la espalda de Ranma-h. A Ranma-h se le ilumina el rostro y coge a Gosunkugi de la mano: "¡Pues claro que saldremos juntos!". Y así van juntos a una heladería, a una feria, por el parque... hasta que Hikaru le pone un "Basta ya" en la espalda, momento en el que Ranma-h le suelta un puñetazo: "¡Cerdo asqueroso!".

Gosunkugi hace un nuevo intento en la biblioteca con "Escribamos un diario juntos"; se acerca a Akane... pero Ranma-h se le adelanta llevándose a Akane. "¿Qué pasa?", pregunta Akane; "No des la espalda a Gosunkugi.", responde Ranma-h. Hikaru maldice a Ranma-h... y se da cuenta de que ha pegado el muñeco sobre la espalda de Kunô, que se vuelve entusiasmado: "¡Escribamos un diario juntos!".

Tras el penoso trance, Hikaru hace otro intento en clase, con "Peléate con Akane"; pero Ranma-h lo coge antes: "¿Qué pretendes?", le espeta. Pero Akane se mete por medio: "Deja de meterte con los débiles."; y Gosunkugi se extasia de nuevo mientras Akane y Ranma-h comienzan su discusión, y trata de intervenir: "¡No os peleéis, que aún no se lo he pegado!", pero ambos se lo quitan de encima con un manotazo.

"Maldito Saotome.", llora Gosunkugi, ahora poniendo "Lesiónate" en otro muñeco. Y al tratar de ponérselo, Ranma-h lo esquiva una y otra vez hasta que lo tumba: "No me cogerás la espalda.". Pero Hikaru juega otra baza: "Siéntame detrás de Saotome", le pone en la espalda al profesor. Y así quedan, ante el mosqueo de Ranma-h; "Ya no puedes huir.", piensa Gosunkugi; pero la casualidad hace que Akane quede al lado de Ranma-h; "¡Maldito seas!", piensa Gosunkugi, "¡Te lanzaré una maldición!".

Pero se desespera al ver que le queda sólo un muñeco y reacciona haciendo "El grito"; "Gosunkugi está muy raro.", comenta Akane a Ranma-h, y al oirla, Hikaru escribe un "No me odies" en el muñeco que queda y alcanza a ponérselo a Akane. Ella se vuelve con una sonrisa: "Yo no te odio para nada.".

Y Gosunkugi llora de alivio y satisfacción... y sólo minutos más tarde se dio cuenta de que debía haber puesto: "Enamórate de mí".

Escenas inolvidables: La cita entre Ranma-h y Gosunkugi.

Parte 11. La píldora secreta de la obediencia.


Happôsai corre con un saco de ropa interior a la espalda, perseguido por furiosas chicas. Ranma-h le cae encima y lo deja a disposición de la multitud, que apalea al viejo sin piedad. "¡Maldito seas, Ranma! Esto no puede seguir así. ¡Soy su maestro!".

Aquella noche, Happôsai entra a la habitación del durmiente Ranma-h. Lleva una píldora en la mano y recuerda sus propiedades: "Si el maestro toma la píldora roja y el discípulo la blanca, hasta el más rebelde de los discípulos se dedicará a complacer a su maestro.". Acto seguido, se traga la píldora roja y hace que Ranma-h se trague la blanca... y a instante, Happôsai se ve pegado a Ranma-h, y sin posibilidad de despegarse.

A la mañana siguiente, mientras se lava los dientes, Ranma-h ve al viejo pegado a su vientre. "¿De qué vas? ¡Tan temprano y ya tocando las narices!", dice Ranma-h tratando de quitárselo de encima. Pero Happôsai aprovecha el grifo abierto para mojar a Ranma-h y empieza a manosear a Ranma-m: "Ya que no puedo soltarme, mejor si eres chica.".

En el desayuno, el achichonado Happôsai habla a Sôun y al panda. "¿La píldora de la obediencia?", se extraña Sôun. El viejo le pasa el prospecto y Sôun lee: "Cualquier discípulo rebelde quedará obligado a obedecer a su maestro."; "Pero la incógnita es por qué no puedo separarme.", comenta Happôsai, y Sôun acaba de leer: "Ambas píldoras poseen un poder magnético muy fuerte. Una vez tomadas no se pueden separar.". "¡Sólo lees lo que te interesa.", le recrimina Ranma-h al viejo. "Igual da, ahora quiero comer.", le dice a Ranma-h, pero éste pasa de dar de comer al viejo, el cual se enfada y saca una de sus bombas...

En el Fûrinkan, Akane mira a los chamuscados Ranma-h y Happôsai. "Será mejor que os llevéis bien hasta que papá encuentre la forma de separaros.", les comenta Akane. El viejo entonces comienza a deslizarse por el cuerpo de Ranma-h, que, harto ya, le lanza un puñetazo que impacta sobre su propio rostro. "Bien, ya puedo moverme.", dice el viejo, "¡Vamos allá!", y sale corriendo arrastrando al pobre Ranma-h. Su destino es, cómo no, el vestuario de las chicas, y a pesar de los intentos de Ranma-h de resistir, el abuelo le arrastra y las sorprendidas chicas se toman la justicia por su mano.

Cubiertos de golpes, ambos se miran con odio en el jardín. "¡Toma, toma!", grita Happôsai golpeando a Ranma-h; y el chico lo trata de aplastar contra un árbol. En la esquiva del viejo, Ranma-h consigue cogerlo en su mano y aprovecha para plantarse en la cabeza de Kunô, el cual ataca espada en mano mientras Ranma-h usa al viejo como escudo. "¡Maldito Ranma!", exclama Happôsai, y le lanza un Happôcírculo vicioso que estalla en sus narices. "¡Estás expulsado!", le grita Happôsai pegado a su frente; "¡Pues muchas gracias!", reponde el furibundo Ranma-h.

Mientras, Sôun se lo está contando a su hija: "¿Que si no se sueltan hoy estarán unidos toda la vida?". Akane, Sôun y el panda salen a la búsqueda de la pareja, que siguen a la gresca; en cuanto llega Akane, Happôsai le levanta la falda y Akane responde con una patada al viejo, que impacta igualmente a Ranma-h. "¡No es el momento de hacer el burro!", le recrimina a Ranma-h; "¡Si no he hecho nada!".

Sôun les cuenta el descubrimiento: "Hay una manera sencilla de separaros: que el discípulo, Ranma, derrote al maestro."; el viejo parece asumirlo: "Si es lo único posible... Ranma, no te cortes.", y Ranma-h va a sacudirle un golpe de espanto... que el viejo esquiva e impacta sobre el propio Ranma-h; "Ibas a pegarme de verdad.", le recrimina el viejo, y Ranma-h continúa atacando furioso, pero el viejo sigue esquivando. Entonces se presentan como voluntarios Akane, Sôun y el panda, pero todos los golpes dirigidos a Happôsai acaban sobre Ranma-h, que queda hecho unos zorros.

Entonces Happôsai hace una proposición: "Me queda poca vida. Quizás sea mejor que la pase con mi discípulo."; "¡Vaya cara! ¿Y Ranma qué?", le recrimina Akane. Pero Ranma-h les sorprende: "Bueno, pues así está bien. Vivamos juntos para siempre.", le dice al viejo. Y tras transformarse y vestirse de gimnasta sale a la carrera con él: "¡Vayamos al vestuario de las chicas!", grita ante la sorpresa de todos.

Pero al entrar al vestuario, se echa al suelo y oculta a Happôsai; "¡No veo nada!", se queja el viejo; "Si quieres ver, deja que te sacuda.", sonríe Ranma-m. El viejo se muere de ansiedad ante la disyuntiva, y comienza a saltar, haciendo que ambos impacten contra la pared. "¡Puedo ver!", grita satisfecho cuando las manos de Ranma-m se le resbalan... pero ahora están en el vestuario de hombres, y Happôsai se queda de piedra, momento que Ranma-m aprovecha para darle un golpe; "El maestro ha sido derrotado.", sonríe satisfecha.

Y así, Happôsai, vendado en plan momia, trata de recuperarse mientras grita a su discípulo: "¡Debes cuidar de tu maestro!"; "¿No me habías expulsado?", responde Ranma-h pasando de él.


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